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La ‘kriptonita’ del 3-5-2

Los cuatro partidos que ha perdido el Barcelona esta temporada se han producido ante rivales que aplican este esquema táctico, como se supone hará el Girona

Los jugadores del Barça, tras recibir un tanto del Sevilla.Foto: atlas | Vídeo: MIGUEL MORENATTI (AP) / ATLAS
Jordi Quixano

Las derrotas de Valverde desde que llegó al Barcelona se pueden contar con los dedos de las manos. Son nueve —cinco en el curso anterior por cuatro en este— y dos de ellas se encuadran en su estreno oficial, en la Supercopa ante el Madrid cuando el Barça, por entonces tembloroso, estaba por hacer y cuajar, sobre todo porque Neymar había hecho mutis por el foro en busca de El Dorado parisino. De las siete caídas restantes hay un patrón que se repite, pues en seis de ellas los rivales se plantaron con tres centrales y dos carrileros [la disposición de los medios sí que varía, pues los hay que jugaron con dos mediocentros o dos volantes, incluso con un único punta], una medida de kriptonita para este Barça. Algo con lo que no está del todo de acuerdo el técnico azulgrana: “Hay muchos equipos que juegan de esa manera. Cuesta, pero hay rivales a los que hemos ganado saliendo con ese sistema. No creo que sea más complicado a la hora de atacar o defender”.

Ocurre, sin embargo, que este año el Barça ha disputado 10 encuentros contra adversarios que pusieron en práctica el esquema táctico y si bien ha ganado cinco y empatado otro (ante el Girona, en LaLiga), también se ha dado de bruces en cuatro: contra el Leganés y el Betis en LaLiga; frente al Levante y el Sevilla en Copa. Ahora se batirá con el Girona (16.15 h. beIN LaLiga), quizá el precursor de esta nueva moda.

Una moda ya vista

La defensa de tres se le atribuye, principalmente, a Herbert Chapman, técnico del Arsenal (1925-1934) que se adelantó a su tiempo con la célebre WM, con el 3-5-2. En España cogió fuerza unos años más tarde, cuando Benito Díaz lo implantó en la Real Sociedad al inicio de los años 40. También lo aplicó y con éxito John Benjamin Toshack en la Real y en el Madrid cuatro décadas más tarde. Moda pasajera —no tanto en Italia, donde casi todos juegan con tres centrales y dos carrileros—, que recobró fuerza hace un par de años en LaLiga. “Es una moda del que gana y la trajo el Girona con Machín, capaz de subir a Primera y asentarse en la zona media al curso siguiente”, cuenta el entrenador Víctor Muñoz. “El Girona y también algunas selecciones en los torneos”, precisa el preparador Lucas Alcaraz. “Es un sistema que se está adoptando ahora porque compensa mucho el reparto de funciones y del campo”, explica el técnico Míchel González. “Por lo que ya solo por número de equipos que lo ponen en práctica, es normal que el Barça haya caído contra rivales con tres centrales y dos carrileros”, se suma su homólogo Pepe Mel.

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En cualquier caso, no todos los entrenadores ven causa-efecto en las derrotas del Barcelona, como defendiera Valverde. “Puede que sea un argumento, pero también han ganado a equipos con ese sistema. No lo veo tan obvio”, expone Míchel. “Yo le gané con el Dépor con un 4-4-2. No es solo la disposición táctica”, se significa Mel. Pero la estadística no deja lugar a dudas porque solo con ese sistema han sido capaces de batirle al Barça en este curso. “Seguro que una casualidad total no es”, aceptan desde la ciudad deportiva azulgrana; “porque ya sabemos que al equipo le encaran de dos maneras: o como el Inter de Mourinho, con todos atrás y las líneas muy juntas para la contra; o acumulando mucha gente por dentro porque como solo jugamos con laterales profundos y abiertos…”. Interviene Muñoz: “Es un sistema para un equipo más débil que el rival porque quitas un delantero para reforzar el medio o la zaga”. Le sigue Alcaraz: “Así se protege mucho más el centro, que es por donde caen Messi, Coutinho, Luis Suárez…, y se deja más aire en los costados porque el Barcelona no llega a la línea de fondo para sacar centros”. Míchel agrega: “Cuando un rival domina el balón suele tener laterales adelantados, y con el 3-5-2 contrarrestas mejor porque restas espacios y líneas de pase por dentro”. Alcaraz añade: “Así les restas potencial a una de sus fortalezas”.

Jugar con carrileros, en cualquier caso, también sirve para darle disgustos al Barça. Así lo explican los goles que le han hecho los cuatro equipos que le han vencido este año: el Leganés (2-1) le hizo dos tantos tras aprovechar los espacios a las espaldas de Sergi Roberto y Alba; el Betis (3-4) encontró en Junior un filón y Tello, que repartieron dos tantos cada uno de la misma guisa; no ocurrió lo mismo con el Levante (2-1), que se remitió al balón parado; y el Sevilla (2-0) buscó el hueco tras Sergi Roberto en dos ocasiones para lanzar centros que acabaron en gol. “Es que el Barça no es bueno corriendo hacia atrás y no tiene gente en el área para despejar”, explica Alcaraz. “Es una forma de hacerles daño”, desliza Míchel; “porque no hay muchas ayudas defensivas en las bandas. La clave está en salir de esa primera línea de presión. A partir de ahí, los defensas del Barça tiene que defender contra su portería y no de cara al balón porque corren hacia atrás. Ahí no hay sistema que valga”. Así lo ve Muñoz: “Si hay un jugador en el 3-5-2 que puede desprenderse es el carrilero porque siempre se quedarán con cuatro atrás”. Mel replica: “También podría hacer lo mismo el Barça, que juega con laterales profundos y extremos”. Aunque todos coindicen: “Prefieren atacar por dentro, que es por donde está Messi”.

Con el 10 no hay discordia: “Le da igual lo que le pongas delante porque domina todos los registros”, conviene Muñoz. “Si Messi tiene el día ya puedes poner cinco o seis o jugar sin centrales. Si tiene energía y la pone en el terreno de juego, da igual lo que hagas”, ahonda Alcaraz. “Messi juega a otra cosa”, sentencia Míchel. “Por eso el mejor entrenador del mundo es el que tiene Messi; con él puedes solucionar muchos entuertos”, apostilla Mel. Pero no todos y el que más se repite en el Barça es el sarpullido del 3-5-2.

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