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CARTAS DEPORTIVAS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Doncic, más baloncesto y menos matemáticas

“Luka ha tenido ventaja con respecto a los otros chicos de su edad que han entrado este año a la NBA. No tenía que ir a clase. Se ha centrado en el baloncesto desde que tenía 14 años…”, espetó Durant

Curry y Doncic se saludan tras el Dallas-Golden State
Curry y Doncic se saludan tras el Dallas-Golden StateGlenn James (Getty)

Dejábamos el pasado verano a Luka Doncic en manos de los directores de scouting de la NBA, con la responsabilidad de transmitir a sus jefes las bondades de un raro ejemplar de animal baloncestístico que estaba dominando Europa con 19 años; mezclábamos su juego en diciembre con el de Ben Simmons, para imaginar un jugador de época, y lo recuperamos en esta carta como aparente titular del All Star Game, ya en boca de todo el mundo. La biografía de estos deportistas suele ser así; mientras sus compañeros van tentando la sopa, a ver si quema, ellos andan pidiendo el segundo plato.

En la última semana han hablado de él varios referentes de la competición, y algunas de las opiniones merecen una especial atención. Gregg Popovich, entrenador de San Antonio Spurs, lo resumió en una frase: “¿Luka? El chaval es simplemente fenomenal. Su ritmo, su habilidad… tiene el pack completo”. El exjugador Tracy McGrady (“¡Pero qué bueno eres, McGrady!” ¿Se imaginan a Andrés Montes, por cierto, adjetivando las bondades de Doncic? Dejen volar la imaginación…) ha hecho de malo definiendo como “absolutamente irrespetuoso” el hecho de que Luka haya tenido más votos que Curry, Harden o Durant para jugar de titular el partido de las estrellas. El cabreo de McGrady tiene esa mezcla de guardián de las jerarquías con “a ver si este chaval nos va a dejar obsoletos a unos cuantos…”. Y lo entendemos perfectamente.

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Sin embargo, nos interesa centrarnos más en las figuras de Steve Kerr y Kevin Durant. El entrenador de los Warriors nos ha dejado sorprendidos. “En realidad nunca lo había visto jugar en un partido hasta que nos enfrentamos a él, solamente me habían enseñado algunos clips…”, confesó antes de remarcar la importancia y el valor que tiene para los americanos la incorporación de los mejores talentos internacionales. Y sabemos que no se les escapa ninguno en casi ninguna industria. La reflexión de Durant ha tenido mucho más recorrido, sobre todo porque ha sido muy fácil sacarla de contexto: “Luka ha tenido ventaja con respecto a los otros chicos de su edad que han entrado este año a la NBA. Él estaba compitiendo en Europa, en la segunda mejor liga profesional del mundo. No tenía que ir a clase. Probablemente ha podido centrarse fundamentalmente en el baloncesto desde que tenía 14 años…”.

El debate sobre la mejor manera de desarrollar el talento deportivo de cara a un futuro profesional siempre es apasionante. Durant lo tiene claro; más horas en la pista, y menos clases de matemáticas. El sueño de cualquier niño. Sin embargo, volviendo a Steve Kerr, el hoy imbatible entrenador dejó un artículo escrito en el año 2012, cuando trabajaba como analista, que merece ser comentado (busquen The Case for the 20 year-old Age Limit in the NBA). Algunos pasajes alimentan la discusión: “Nos hemos vuelto una cultura especialista en saltarnos pasos. Muchos jugadores jóvenes llegan aquí sin la madurez necesaria (…) Quizá suene como un tipo de otra época. Pero yo sé lo que la Universidad significó para mí y para muchos de mis excompañeros. Y creo que la NBA sería más fuerte si sus jugadores se quedaran más tiempo en ella”.

¿Cambiaría de opinión un tipo de la vieja escuela americana, como se define Kerr, aceptando la formación europea de Doncic como una mejor rampa al mundo profesional? Remarcando lo atractivo de la comparación entre los dos modelos (sistema de canteras europeas y sistema universitario norteamericano), uno tiene la sensación de que a talentos naturales tan evidentes como Durant y Doncic les hubiera servido cualquiera modelo para triunfar en la NBA. Me queda la duda de si Kerr se refería solamente a ese objetivo vital cuando hablaba de la importancia que para él habían tenido sus años como jugador y estudiante de la Universidad de Arizona.

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