Raúl de Tomás ahonda en la depresión del Celta
Tres goles del ariete del Rayo deciden un partido sin dueño y certifican la tercera victoria consecutiva del conjunto vallecano
Lo mejor para Raúl de Tomás es que de las cinco ocasiones claras de gol que tuvo (le anularon uno y falló un mano a mano de manera grosera) convirtió tres, más de la mitad. Un Celta en depresión constante concedió al nueve del Rayo un surtido de oportunidades que este no dejó escapar, lo que derivó en una nueva derrota gallega justificada a partir de que su defensa sigue siendo una de las líneas más blandas de toda LaLiga. No es que los vallecanos no entregasen las llaves de su casa, que lo hicieron en dos ocasiones, pero sí lograron defender mejor el local cuando tocaba y aprovechar tanta candidez.
RAYO VALLECANO, 4 - CELTA, 2
Rayo Vallecano: Dimitrievski; Advíncula, Velázquez, Ba, Amat, Moreno; Imbula (Medrán, m. 74), Comesaña, Trejo (Bebé, m. 73), Embarba (Álvaro, m. 61); De Tomás. No utilizados: Alberto, Tito, Gálvez, Pozo.
Celta: Rubén; Mallo, Cabral, Araujo, Juncà; Beltrán (Lobotka, m. 78), Yokuslu, Jozabed (Eckert, m. 81); Brais Méndez, Boufal (Sisto, m. 81), Maxi Gómez. No utilizados: Sergio, Roncaglia, Vázquez, Mor.
Goles: 1-0. M. 4. De Tomás. 1-1. M. 13. Araujo. 1-2. M. 18. Maxi Gómez, de penalti. 2-2. M. 37. De Tomás. 3-2. M. 76. De Tomás. 4-2. M. 91. Bebé.
Árbitro: Alberola Rojas. Amonestó a Ba, Brais Méndez, Advíncula, Velázquez, Bebé. Árbitro VAR. Álvarez Izquierdo.
Estadio de Vallecas. 11.465 espectadores.
La prestancia defensiva de ambos equipos resultó invisible al ojo futbolístico. Toda jugada suponía un riesgo en ambas partes. Una circunstancia tan atractiva para el espectador, como desquiciante para todo técnico con ansias de organización. Tan peligrosas resultaron, ya desde el inicio, las carreras de Advíncula para el Rayo por la banda derecha, como cualquier balón medianamente domesticado que llegaba hasta Maxi Gómez. Sin embargo, el primer envite a la victoria llegó con la pelota parada, expectante al suave golpeo de falta de Raúl de Tomás que la envió al fondo de la portería de Rubén en el primer suspiro del partido. Pero los mimbres sobre el césped impedían que el guion del partido se limitase a un solo acto de pasión, y mucho menos en el Estadio de Vallecas, uno de los teatros con mayor margen para la sorpresa.
Molesto por el sopapo y recuperado del susto tras no alcanzar de nuevo De Tomás un centro de Moreno de esos que no necesitan precinto, el Celta reaccionó tras el mal trago y devolvió el golpe por medio de Araujo, que empalmó a la red un despeje mal resuelto en el área del Rayo. Sin tiempo para autocompadecerse los gallegos agrietaron aún más la autoestima vallecana con el tanto de penalti de Maxi Gómez tras una mano de Ba. El uruguayo no engañó a Dimitrievski, pero su golpeo superó la estirada del macedonio.
Cuando no existen fronteras el fútbol destapa su efervescencia. Todo puede pasar sin que nada sea lo que parece. El Celta intentó demostrarse a sí mismo que es capaz de mantener la calma si tiene la pelota, pero no es capaz de sobrevivir sin ella. Raúl de Tomás cazó el enésimo centro al área de Advíncula primero que el VAR validó por no estar, esta vez, en posición adelantada, y empalmó con la pierna izquierda después un balón perdido dentro del área para voltear el marcador.
El tanto de Bebé en el tiempo añadido completó un nuevo horror del Celta, que suma su tercera derrota consecutiva, que no sabe lo que es ganar en Vallecas desde 1996, mientras que los vallecanos suman su tercera victoria consecutiva y toman impulso para tratar de abandonar los puestos de descenso.
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