El Levante no perdona al peor Barcelona
Los azulgrana caen en el Ciutat de València y solo les alivia un penalti transformado a última hora por Coutinho
Denis Suárez, un solista repescado a última hora, ya puesto en el escaparate del mercado de invierno, dispuesto a dejar mañana mismo el Barça, evitó el jaque mate al Rey de Copas en campo del Levante. Apareció el gallego cuando desfallecía el Barcelona y se gustaba el Levante, y forzó el penalti después de una jugada preciosa que supuso el 2-1. No perdonó Coutinho en su única acción de mérito a pesar del esfuerzo de Aitor Fernández.
La representación de la Masia y de los suplentes dejó en muy mal lugar al Barcelona. No acierta el club con los jugadores que elige de la cantera o no hay promesa que valga para el Camp Nou: tanto Miranda como Chumi fueron sustituidos por Valverde. Más reprobable resultó todavía la actuación de figuras como Coutinho y Malcom. Nadie hubiera dicho ayer que Coutinho costó 160 millones, el fichaje más caro en la historia del Barcelona, y aún no se sabe muy bien qué pinta Malcom en la plantilla de Messi. Ambos cotizaron muy a la baja en la Copa después de ser ya relegados en LaLiga.
LEVANTE, 2; BARCELONA, 1
Levante: Aitor; Cabaco, Postigo, Chema (Jason, m. 69); Coke, Prcic, Campaña, Simón; Rochina (Doujouré, m. 75); Boateng (Morales, m. 62) y Borja Mayoral. No utilizados: Koke Vegas; Toño, Pedro López y Raphael.
Barcelona: Cillesen; Semedo, Chumi (Lenglet, m. 58), Murillo, Miranda (Sergi Roberto, m. 46); Aleñá, Busquets, Arturo Vidal; Malcom (Denis Suárez, m. 67), Dembélé y Coutinho. No utilizados: Ter Stegen, Wagué, Arthur y R. Puig.
Goles: 1-0. M. 4. Cabaco. 2-0. M. 18. Borja Mayoral. 2-1. M. 85. Coutinho, de penalti.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Mostró tarjeta amarillo a Murillo, Aleñá, Prcic, Chumi Cabaco, Busquets y Mayoral. VAR: González Fuertes.
Ciutat de València. 17.614 spectadores.
Aunque el Barça se ha ganado el derecho a gestionar la Copa como le parezca por su condición de campeón las últimas cuatro ediciones, ocho veces finalista en diez años, ganador de 30 títulos y vencedor de 21 eliminatorias consecutivas, Valverde presentó una alineación de mucho riesgo en el Ciutat de València. Jugaron los azulgrana sin su columna vertebral (Ter Stegen, Piqué, Jordi Alba, Messi y Luis Suárez) ni delantero centro (el club no cuenta con Munir porque se niega a renovar) y con una defensa inédita por la presencia de dos futbolistas del B (Chumi y Miranda) y de Murillo, recién fichado del Valencia.
Tantas novedades afectaron a la estabilidad del equipo, a rebufo desde el inicio, cuando Aleñá concedió una falta lateral muy tonta que Cabaco cabeceó a la red después que la pelota fuera muy bien templada por Rafinha. Las llegadas del Levante se sucedían con tanta frecuencia que a nadie le extrañó el segundo tanto marcado por Borja Mayoral después de un buen pase de Boateng. El delantero ghanés funcionaba mejor como asistente que como rematador, doblemente reducido por Cillessen, el único que supo coger el sitio en un equipo perdido, descosido y peleado con la pelota, porque Miranda no es Jordi Alba y Coutinho tampoco se parece a Messi.
Muy tímido, quizá espantado, el lateral del filial no cerraba bien y perdió además el cuero en el 2-0. Tampoco el brasileño conseguía tomar la bola y armar el juego del Barça. Coutinho es ahora mismo un futbolista insustancial, extraviado en la cancha, sin confianza, víctima de un ataque de pánico para desespero de Valverde. No había línea de pase en el Barcelona. Vivían los azulgrana exclusivamente de la energía de Arturo Vidal. A partir de las sacudidas del chileno, los barcelonistas equilibraron la contienda después de la concesión de los dos goles y alcanzaron posiciones fáciles para el remate, especialmente por parte de Malcom y Dembélé.
No acertaron entonces los delanteros azulgrana con el tiro, bien defendidos por Aitor Fernández, el portero del equipo de Paco López. A pesar de las rotaciones, sin Bardhi, Roger ni Pier, el Levante siempre tuvo más sentido de equipo que el Barcelona. La falta de efectividad de los muchachos de Valverde animó las transiciones del Levante y el encuentro se convirtió en un ida y vuelta entretenido para la hinchada del Ciutat de València.
Al entrenador no le quedó más remedio que intervenir en el descanso porque la defensa no era fiable y Dembéle no tiraba desmarques, incapaz de asimilar la función de 9. El señalado fue Miranda, sustituido por Sergi Roberto. El diestro pasó a ejercer de lateral zurdo para certificar que no hay recambio para el internacional Jordi Alba. A efectos barcelonistas, ya no se trataba de jugar para ganar el partido sino para salvar al menos la eliminatoria con vistas al encuentro de vuelta del próximo jueves en el Camp Nou.
A pesar de ganar intensidad, al Barcelona le perdía la impaciencia, reiterativo en las pérdidas de balón para suerte del Levante. Aguardaban en su campo los granota, siempre bien dispuestos a desplegarse a la contra, mientras seguía corrigiéndose Valverde. El segundo cambio fue la entrada de Lenglet por Chumi, el segundo jugador del filial que había formado en el once titular del Barcelona.
Necesitaban un gol los barcelonistas y el entrenador entendía que el equipo precisaba recuperar antes la posición, el equilibrio y la autoridad frente a un adversario reanimado por la aparición del excelente Morales. Nada más pisar la hierba, el delantero quedó mano a mano con Cillessen. El balón, sin embargo, saló por encima del larguero, tocado por el meta del Barcelona. El encuentro apuntaba más hacia el 3-0 que al 2-1 cuando compareció Denis Suárez por Malcom y se buscó la vida, consciente de su soledad, necesitado de aire, como si fuera un espíritu ya libre, inalcanzable hasta que fue abatido en el punto de penalti y provocó el 2-1. Un alivio para el gallego y sobre todo para el Barça.
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