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El síntoma Antetokounmpo

Los extranjeros, con el griego, el serbio Jokic y el esloveno Doncic a la cabeza, abren brecha entre los grandes de la NBA

Robert Álvarez
Antetokunmpo, en un duelo entre Bucks y Nets.
Antetokunmpo, en un duelo entre Bucks y Nets.Benny Sieu (USA TODAY Sports)

En inglés se pronuncia ah-deh-toh-KOON-boh, le apodan The Greek Freak y su nombre y apellido, tras muchas canastas y rebotes, se lo han acabado memorizando los aficionados a la NBA. Es Giannis Antetokounmpo, hijo de padres nigerianos residentes en Grecia, y se ha convertido en el síntoma de la irrupción de más extranjeros que nunca entre los mejores de la NBA.

El selecto grupo, sobre todo de jóvenes europeos, está adquiriendo voz y mando. Se atiende a una y otra de las clasificaciones de las Conferencias y se encuentra en cabeza a equipos comandados por jugadores de este lado del Atlántico. Denver, con el serbio de 23 años Nikola Jokic al frente, lidera en el Oeste. Milwaukee, con el susodicho griego de 24 años recién cumplidos, manda en el Este. Son las dos puntas del iceberg de jugadores internacionales —así denominan allí a los no estadounidenses—, en las que también despunta el esloveno Luka Doncic, a sus 19 años, que está causando sensación, y es el heredero por derecho propio del liderazgo del alemán Dirk Nowitzki al frente de los Dallas Mavericks.

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El pívot bosnio de 24 años, Jusuf Nurkic, acaba también de establecer con Portland un récord estadístico con una combinación que nunca había registrado un jugador de la NBA: 24 puntos, 23 rebotes, siete asistencias, cinco robos de balón y cinco tapones. Y otro jugador de 24 años, el camerunés Joel Embiid, superadas ya las lesiones que tanto le perturbaron, se asienta como líder de los pujantes Philadelphia Sixers.

Los casos de Nikola Vucevic, estrella de Orlando Magic, y Embiid, formados en las universidades de California del Sur y de Kansas, son diferentes, pero los de Doncic, que dio el salto desde el Real Madrid, el de Antetokounmpo, que lo hizo en 2013 también cuando tenía 19 años tras jugar en la Segunda División griega con el Filathlitikos y después de que sus derechos federativos fueran adquiridos por el CAI Zaragoza, y el de Jokic, que cambió el Mega Vizura serbio por los Nuggets en 2015 cuando tenía 20 años, tienen el denominador común de haber llegado muy jóvenes a la NBA y de haber causado un impacto súbito.

“Creo que los jugadores europeos se desarrollan más rápido que los estadounidenses”, afirma LeBron James. “Doncic lleva cuatro años ya jugando como profesional, desde que tenía 15, y por eso no le intimida la NBA. Es algo que ya pude observar la pasada temporada con Cedi”, afirma en referencia a Osman, el jugador turco de 23 años, excompañero de Lebron en Cleveland. Kobe Bryant ya había ahondado en el debate en 2015, durante su última temporada en la NBA. “Simplemente, los jugadores europeos son mucho más hábiles”, dijo ya entonces. “Se les enseña a jugar de la manera correcta a una edad temprana. Es algo que tenemos que afrontar y arreglar. Tenemos que enseñar a nuestros niños a jugar de la manera correcta”.

Porzingis y 24 que promedian más de 15 puntos

El letón Kristaps Porzingis, lesionado, no ha podido debutar esta temporada, pero es uno de los extranjeros que se han convertido en poco tiempo en jugador franquicia de su equipo, los Knicks, a los que llegó en 2015, con 20 años, tras un draft en el que varios aficionados abuchearon cuando fue elegido en la cuarta posición. Goran Dragic lidera a Miami, y Marc Gasol, junto a Mike Conley, a Memphis. Y esta temporada hasta 24 jugadores extranjeros promedian al menos 15 puntos. Además de Antetokounmpo, Jokic, Doncic y los ya citados, destacan Ben Simmons, Gobert, Capela, Vucevic, Ricky Rubio, Gallinari, Hield, Bogdanovic, Mirotic, Ibaka, Murray, Pau Gasol, Adams, Siakam, Valanciunas, Kanter, Horford, Barea, los hermanos Willy y Juancho Hernangómez y Marjanovic. La temporada empezó con 108 jugadores extranjeros que representan a 42 países. Es la quinta que la NBA empieza con más de 100 internacionales, con un récord de 113 establecido en las dos temporadas anteriores.

Entonces acusó a la AAU, organización dedicada al desarrollo del deporte en Estados Unidos, de no estar enseñando correctamente a los niños los fundamentos del baloncesto. Y llegó a especular con la posibilidad de que él no hubiera podido jugar tan bien con la izquierda ni contar con un buen juego de pies de no haber pasado su niñez y parte de su adolescencia en Italia, donde jugaba su padre Joe desde 1984 a 1991.

Los europeos siempre han tenido fama de ser jugadores softs (blandos), una etiqueta que persiguió a Pau Gasol incluso cuando compitió en las finales de la NBA contra algunos de los mejores y más temibles pívots de entonces como Dwight Howard (Orlando) o Kevin Garnett y Kendrick Perkins (Boston). El propio Pau, opina sobre Doncic: “Es un jugador muy especial. Tiene un talento único y su nivel de madurez es fuera de lo común desde hace años. Tuvo un papel importante con uno de los mejores equipos, si no el mejor en la Euroliga, y también fue clave con la selección eslovena que ganó el Eurobasket. Eso ayuda a tener confianza y madurez”. Ginóbili, escribió en el diario La Nación: “Es un niño con cuerpo de hombre y tiene la experiencia de haber jugado muchos partidos muy importantes. Eso te da una ventaja sobre otros jugadores y también sobre aquellos que vienen de las universidades estadounidenses. Ellos juegan 30 partidos al año, mientras que Doncic jugó casi 80”.

En la temporada 2016-2017, Antetokounmpo, con 22 años, se convirtió en el jugador más joven en la historia de la NBA en liderar su equipo en puntos (22,9), rebotes (8,8) y asistencias (5,4). La explosión del jugador griego no cogió de sorpresa al director deportivo de Estudiantes, Willy Villar, que cuando ocupaba el mismo cargo en el CAI Zaragoza, lo fichó tras observarlo in situ en un partido en Grecia: “Nunca había visto nada parecido en mi vida. La botaba como los ángeles y hacía cosas increíbles: tiraba, estaba coordinado, jugaba al poste bajo, tenía enormes condiciones atléticas. Me temblaban las piernas”. No se equivocó.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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