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LaLiga Santander jornada 13
Sevilla
Sevilla
André Silva 29'
1 0
Finalizado
Real Valladolid
Real Valladolid

El Sevilla es el líder

Un gol de André Silva le da un sufrido triunfo al cuadro andaluz ante un buen Valladolid

Sarabia supera a Fernando Calero. En vídeo, las declaraciones de Pablo Machín, entrenador del Sevilla, y Sergio González, técnico del Valladolid.Foto: atlas | Vídeo: CRISTINA QUICLER (AFP) | ATLAS
Rafael Pineda

La fiesta fue importante en Nervión. Transcurridas 13 jornadas, el Sevilla es líder en solitario de LaLiga. Un triunfo de enorme trascendencia porque un liderato a estas alturas de la competición no puede ser fruto de la casualidad. El Sevilla ganó con un gran sufrimiento ante un magnífico Valladolid, al que se le anularon dos goles de forma justa por fuera de juego. Un equipo que apretó una barbaridad y que vendió muy cara su derrota. Son las cosas de esta competición tan igualada. El Sevilla sumó su quinta victoria seguida en casa y buena parte de su éxito se debe a esta fortaleza ante su gente, donde se muestra casi imbatible. También gracias a un portero, Vaclik, que ha encajado a la perfección y que con sus paradas proporciona puntos a su equipo. La intervención en el minuto 92 a disparo de Unal fue toda una muestra. A partir de ahí, una sonrisa de satisfacción y de orgullo inundó el rostro de los aficionados del Sevilla, líder de LaLiga gracias al buen trabajo de Machín y sus jugadores. Ahora solo es cuestión de que la fiesta continúe. El Sevilla quizás no enamore, pero tiene suficientes armas de seducción para ser primero en esta igualada Liga. Se demostró ante el Valladolid.

El equipo dirigido por Sergio González tiene la virtud de ser desagradable. Trabajado y ordenado, responde al arquetipo del grupo disciplinado y con las ideas claras. Capaz de presentarse en un estadio tan complicado como el Sánchez Pizjuán para ponerle las cosas complicadas a un Sevilla que intentaba, nada más y nada menos, que el asalto al liderato. El equipo de Machín también tiene sus armas. No jugó el futbolista que siempre le da una salida, Jesús Navas, y el técnico decidió darle descanso a Franco Vázquez para colocar a Roque Mesa en su lugar. Eso provocó el adelantamiento de Banega y, de añadido, cierta confusión a la hora de sacar el balón. Entre el orden del Valladolid, que pobló su centro del campo, y la indefinición de un Sevilla sin las ideas claras, se fue gestando un partido aburrido, de escaso ritmo y pocas llegadas.

El Sevilla, no obstante, tiene algo que vale mucho en el fútbol. Es un equipo que no dice nada y donde, de repente, saltan a la escena jugadores que cambian el sino de los partidos. La jugada de Sarabia en el área fue un claro ejemplo. Su medido pase al segundo palo fue rematado por André Silva para hacer el 1-0. Un tanto que no fue producto de un magnífico juego colectivo y sí de dos buenas acciones individuales. Impecable el centro. De libro el salto y el remate del portugués, que sumó su octavo gol. El Valladolid, curiosamente, se había estirado en un disparo de Plano que detuvo Vaclik poco antes del gol del jugador luso.

Esa jugada definió la diferencia entre ambos equipos. Pero un tanto es escasa ventaja. Y más cuando las sensaciones que ofrece el Sevilla no corresponden a un dominio incontestable de los partidos. Y el Valladolid sabe lo que hace en el campo. El segundo tiempo fue más movido. El conjunto castellano estiró las líneas y se acercó en busca del gol. Probablemente perdió efectividad atrás, pero ganó en llegada. El Sevilla se salvó de milagro después de que Toni Villa no saliera a tiempo del fuera de juego en un remate de Borja. El delantero del Valladolid realizó un leve movimiento y el árbitro, Del Cerro Grande, estimó influencia sobre Vaclik para que el balón entrara en la portería andaluza.

El Sevilla solo existía entonces gracias a las conducciones de Ben Yedder, que cada día se parece más a Agüero. Banega y Sarabia estaban asfixiados y su equipo desperdició algunas llegadas con mucho peligro. Mucho más claro fue el fuera de juego de Unal en la acción del segundo gol anulado al Valladolid. Machín atisbaba el peligro y metió a Amadou para reforzar el centro del campo. Respiró el Sevilla, incapaz de hacer el segundo para que todo acabara. Tuvo que ser Vaclik el que volara para taponar el disparo de Unal en el alargue. El vuelo traía como regalo un merecido liderato para un equipo que, sin grande alardes, es el mejor de LaLiga. Quizás por Vaclik; también por Banega; puede que por André Silva o Ben Yedder… Quizás porque se ha hecho grande en un siglo magnífico.

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