Las reprimendas en el Madrid y el Barça
Laso y Pesic analizaron con similar dureza los tropiezos ante el Andorra y el Fuenlabrada para alertar a los suyos ante un calendario que fomenta la saturación mental de los jugadores
Después de seis jornadas imponiendo su potencial y caminando invictos, Real Madrid y Barcelona sincronizaron dos tropiezos inesperados en el último fin de semana de la Liga Endesa, ante Fuenlabrada y Andorra respectivamente, que fueron explicados por sus entrenadores recurriendo al mismo argumentario autocrítico. “Nos ha faltado respeto al partido desde el primer minuto. Los 60 puntos encajados en el primer tiempo son inadmisibles. Hemos permitido 74 tiros a canasta y eso significa que no hemos defendido nada y que nos han reboteado fácil”, señaló Laso tras el partido en el WiZink Center (una derrota con guarismos de NBA, 105-107). “No nos preparamos bien para este encuentro. No bastaba con jugar y defender un rato. El rival nos superó en agresividad en ambos lados de la pista. Está bien haber perdido por cómo jugamos”, afirmó Pesic el sábado en la sala de prensa del Fernando Martín (79-73). La saturación del calendario y la púrpura de la competición europea han acabado por convertir la competición doméstica para los dos grandes en banco de pruebas, rotaciones y rodajes y también en escenario de sofocones imprevistos. Ambos conjuntos afrontan una secuencia competitiva que les llevará a disputar en torno a los 80 partidos en ocho meses de competición.
El Madrid, que sumaba 13 victorias sin fallo desde el comienzo de la temporada, no perdía un partido de liga regular como local desde hace casi un año, cuando cayó precisamente ante el Barça en la 8ª jornada liguera (80-84). El Barça llegaba optimista a su cita en Fuenlabrada tras celebrar dos días antes ante el Maccabi la tercera victoria consecutiva en Europa. Una racha sin parangón en los últimos dos años en el club azulgrana, que no supera esa cifra desde las seis que encadenó en la temporada 2015-2016, la última de Xavi Pascual. Sin embargo, las trayectorias de los dos grandes se frenaron en seco por exceso de confianza y falta de actitud según Laso y Pesic. “Tenemos que ser exigentes con nosotros mismos y tener respeto por el rival siempre. La primera derrota siempre jode y perder en casa más, pero también nos vale de toque de atención”, profundizó el técnico madridista. “Tenemos que cambiar el chip en nuestras cabezas si queremos ser el Barcelona”, sentenció el entrenador azulgrana. Las voces del serbio en el vestuario retumbaron por las galerías del pabellón fuenlabreño. “No fue una bronca, fue un toque de atención. Los balcánicos hablan siempre en un tono fuerte y enérgico”, despejó Oriola al salir de la caseta.
Real Madrid y Barcelona se han repartido 52 de las 62 Ligas disputadas hasta la fecha (34 para los blancos y 18 para los azulgrana) y hace tiempo que miden el éxito o el fracaso con el baremo de su actuación continental. Este año, los blancos defienden la corona conquistada en Belgrado y afrontan un desafío mayúsculo. El club más laureado del continente no encadena dos temporadas de reinado europeo desde hace 50 años cuando, en 1968, Pedro Ferrándiz ganó el tercero de sus cuatro entorchados europeos. Para el Barça el reto se cifra en términos de urgencias históricas tras cuatro cursos fuera de la élite —los dos últimos lejos además del playoff en 11ª y 13ª posición—. “Veremos a ver si estamos preparados para hacer algo más que clasificarnos entre los ocho primeros”, señaló Pesic antes del inicio de la Euroliga. Entonces lanzó un mensaje bidireccional. “Para mí, es más importante la ACB que la Euroliga”, señaló el serbio, consciente de que la regularidad liguera cimenta la solidez continental. Pero las dinámicas competitivas encierran un trasfondo de hastío complicado de relegar en jornadas de entreguerras.
Las plantillas amplias permiten el reparto de minutos, pero no corrigen la saturación psicológica de los jugadores cuya secuencia de viajes y partidos les lleva a reconocer a menudo que preparan muchos encuentros en los aviones y han convertido los entrenamientos en un reducto más de recuperación que de preparación. Laso lo explicó hace unos días en el Foro Luis de Carlos en términos numéricos. “Hace unos años nadie imaginaba que se llegarían a jugar tantos partidos. En mi primera temporada disputamos 66 y la pasada fueron 83”, desarrolló el entrenador madridista. “Eso son 30 o 35 más que los que jugábamos en mi época”, le interrumpió el histórico Emiliano Rodríguez. “Eso es muy difícil de afrontar en el aspecto físico, pero también en el mental”, retomó Laso. “Todos los jugadores deben estar preparados para jugar al máximo, pero nada está planeado con mucha anticipación. Los partidos y las semanas te marcan quién juega. Ojalá ganemos todos los partidos de la temporada, pero no conozco ningún equipo que haya ganado siempre”, cerró el técnico. El Madrid batió el año pasado su récord de partidos en una temporada, 83 (con 64 victorias y 19 derrotas). Los Warriors fueron campeones de la NBA con 58 triunfos en 82 encuentros.
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