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LIGA DE CAMPEONES

Luis Suárez: “En el fútbol de hoy se pierden las raíces”

El único jugador español con un Balón de Oro analiza el cruce europeo entre Barcelona e Inter y reflexiona sobre la pérdida de identidad de los clubes

Daniel Verdú
Luis Suárez, en una calle del barrio donde vive en Milán.
Luis Suárez, en una calle del barrio donde vive en Milán.Nanni Fontana

Luis Suárez (La Coruña, 1935), el único jugador nacido en España con un Balón de Oro (1960), vive desde hace 30 años con su esposa en un piso de un barrio sencillo a dos pasos de San Siro. Al arquitecto del mejor Inter de la historia le gustaba estar cerca de su gente, del club de sus amores. De camino al bar donde charla una hora con EL PAÍS, un local regentado por chinos en un pequeño centro comercial, le paran los chavales, se hacen selfies y escuchan con admiración lo que les cuenta en un italiano perfecto que, si cierras los ojos, suena a gallego. Mañana sus dos equipos se enfrentan de nuevo en Champions. “Hay ilusión”, explica. Pero él está un poco decepcionado por los derroteros empresariales del Inter que, como el bar donde toma café, ha encontrado nuevos dueños en la otra punta del mundo. “No saben ni quienes somos porque no tienen la cultura del fútbol. Un día alguien les dirá que me llamen porque es mi cumpleaños”, bromea mientras la camarera china le trae su capuccino de siempre y le llama por su nombre.

Pregunta. El Inter y el Milan, dos símbolos de la vieja potencia económica italiana, son hoy propiedad de empresarios asiáticos. ¿Qué impacto ha tenido eso?

Respuesta. Se pierden las raíces y la identidad. Ellos vienen a hacer su negocio, pero no les interesa el fútbol ni el Inter. La gente sigue yendo porque ve la camiseta y si gana, pues van tirando. Ahora ya no se puede hacer nada, no sabemos cómo acabará. No saben que para cobrar 100 euros más por un abono, tienes que tener un buen equipo. Han tenido suerte con este entrenador, que lo está llevando por el buen camino.

Ha entrado en el fútbol un mundo que no tiene nada que ver con el nuestro. Ya no sabemos de qué moriremos.

P. Cuando todas las empresas buscan tener fans, los equipos tratan a sus hinchas como clientes.

R. Ahí es donde se ve como son. Piensan en atraer a la gente que le gusta el fútbol para venderle sus productos, no los del Inter. Siempre habíamos triunfado sin eso, y la selección ganaba mundiales. Pero aquí se han dejado llevar exageradamente. Ha entrado en el fútbol un mundo que no tiene nada que ver con el nuestro. Ya no sabemos de qué moriremos.

Luis Suárez, durante la entrevista en Milán.
Luis Suárez, durante la entrevista en Milán.Nanni Fontana

P. ¿Cómo ha cambiado el club desde la marcha de los Moratti?

R. Primero vino un indonesio y demostró a lo que venía. Lo compró a un precio bajo en un momento de necesidad para luego vender un buen pedazo. Aquí ya ni vienen a los partidos y le han quitado el nombre de Angelo Moratti al centro deportivo para poner el suyo. Fíjese, cuando llegaron, le prestaban dinero al Inter con un interés del 10% . ¡Y nadie decía nada! Ya solo pedimos que vaya bien.

P. ¿Cómo ve este partido?

R. La gente está contenta, habrá mucho ambiente. Pero el Inter ahora es un buen equipo, no un gran equipo. No puede pensar en ganar esta competición todavía, pero la ilusión es hacer un buen campeonato y el año que viene intentar montar un equipo competitivo

P. ¿Hay tanta diferencia entre ambos equipos como pareció en la ida?

R. Sí, mucha. Quizá ahora se notará menos, porque el Inter echará el resto y el Barcelona quizá descanse un poco. Pero hay cinco o seis equipos muy superiores al Inter hoy en día en esta competición.

El Barça pudo hacer más por retenerme. Yo me hubiera quedado

P. ¿Qué ha aportado Ernesto Valverde al Barça?

R. Ha llegado en un momento difícil. Lo más importante, después de Cruyff, lo aportó Guardiola y venir detrás de él era complicado. En algunos momentos, Luis Enrique logró cosas muy buenas. Pero Valverde ha llegado tarde y no están los mismos jugadores que tenían los otros. Una base catalana de un nivel que no era normal.

P. El entrenador también influiría.

R. ¡Claro! Pero la táctica está fija, no es móvil. Y después cuando vas al campo y pita el árbitro, empiezan a moverse todos. [Se ríe] ¿Y ahí de quién dependes? Mire, los grandes jugadores sirven para que cuando el partido no transcurre como ha preparado el entrenador, y eso es el 99,99% de las veces, lo arreglen. Él ya tiene suerte si el que pasa por delante le escucha. El de la otra banda, ¿crees que oye algo? Y en eso el Barcelona tuvo unos años maravillosos.

P. Inter y Barça han sido dos modelos de fútbol antagónicos, pero usted triunfó en los dos.

R. El Inter tenía una manera de jugar completamente distinta, sobre todo cuando llegué. Había marcajes al hombre, el líbero detrás… Yo venía del Barça donde ya se jugaba un fútbol de ataque y habíamos metido 100 goles. Aquí bajé mi media goleadora muchísimo, me sacrifiqué para poder ganar títulos.

P. ¿Y no era más feliz jugando en el Barça?

R. Un poquito más. Pero si sabes jugar te diviertes siempre. Y si ganas, todavía más. Yo tuve la suerte de hacerlo mucho.

P. Esos dos modelos de juego se vieron muy claramente en la eliminatoria de Champions con Mourinho en 2010.

R. Sí, eran los dos extremos. Y Mourinho es muy inteligente y sabía que, pese a tener un buen equipo, no podía competir al 100% contra el Barça. Y se las ingenió para ganar. Mire, si el juego es bonito y no ganas, la gente se cansa. Pero lo ideal es lo que hizo Guardiola.

P. ¿Le gusta su fútbol?

R. Es un fútbol técnico y, en realidad, lo empezó el holandés. Él a su manera fue tocando cosas. Era un fútbol de calidad porque tenía grandes jugadores. Yo, después de cuatro o cinco pases me hubiera cansado y hubiera buscado algo más profundo. [se ríe]

P. ¿Iniesta es el jugador más parecido a usted?

Cuando me dieron el Balón de Oro no me invitaron ni a merendar”

R. Técnicamente sí. Pero Pirlo se parecía más a la forma de interpretar los partidos. Tenía un fútbol muy amplio. No solamente hacía el corto, y tenía más gol que Iniesta. Yo le traje al Inter. Pero luego terminaron regalándoselo al Milan, le dieron a Pirlo y a Seedorf, y nos mandaron a aquí a un argentino. Hicieron lo mismo con Ronaldo. Pensaron que no iba a recuperarse y luego ganó un Mundial.

P. Usted y él fueron los grandes robos de la Serie A a la Liga. Hoy eso ya no sería posible.

R. Ahora se van a España los de aquí. Vino Cristiano, pero no fue cuestión de dinero. Yo mismo me vine al Inter, que era un equipo normal.

P. ¿Por qué se fue del Barcelona?

R. El Barça tenía algo de necesidad económica. Pero además, la afición creó una rivalidad entre Kubala y yo y la tomaron conmigo. Todos los partidarios de Kubala, que era toda la grada, como es natural, iban contra mí. Me silbaban en todos los partidos, era increíble. Gané el Balón de Oro en 1960 con el Barça, pero seguían haciéndolo. Y Helenio Herrera, que se fue un año antes, le dijo a Moratti: “¿Usted quiere ganar? Pues tráigame a este jugador”. Fue necesidad y la situación creada.

P. Entonces, ¿el Barcelona pudo haber hecho más?

R. Sí. Bastaba que pusiera las cosas en su sitio y yo me hubiera quedado. Pero no podía salir cada día al campo y que me silbaran 100.000 personas. ¡De los míos! Quizá por eso marcaba más fuera de casa.

P. ¿Cómo lo digirió?

R. No era una situación normal. Y cuando iba a la selección y me sentaba a comer con Di Stefano me decía: “Che Gallego, si no te quieren, vente a Madrid”. Pero entonces los jugadores no íbamos donde queríamos. Yo me hubiera quedado en el Barcelona, con los compañeros y la ciudad era perfecto. Y yo jugaba bien...

P. ¿Le obsesiona alguna jugada o partido de aquella época?

R. La final de la Copa de Europa en Berna con el Barcelona (1961). Fue mi último partido y de las tres finales que jugué, era la que tendría que haber ganado por cómo fue todo. Me quedé muy mal. Cada vez que oigo a alguien que se queja por algún palo, pienso que nosotros tiramos cuatro y uno, incluso doble. Fue una maldición.

El Barça de Messi ha tenido equipo para haber ganado más

P. Usted ganó el Balón de Oro y fue plata dos veces. ¿Llegó a obsesionarse con ese premio como pasa hoy?

R. ¡Qué va! Entonces no se pensaba en estas cosas. La publicidad era infinitamente menor. Cuando me lo dieron, vino el director de L’Équipe a un partido de Liga: me lo entregó, se lo di al masajista y se lo llevó al vestuario cuando empezamos. No ofrecieron una cena ni una merienda o un aperitivo. Nada. El cambio ha sido brutal. Las marcas deportivas del jugador y del equipo aprovechan para sacar tajada.

P. ¿Cómo puede ser que no lo haya ganado ningún otro español?

R. Iniesta tendría que haberlo ganado. Ganó la Liga y el Mundial, marcando el gol decisivo. Pero ese trofeo tiene cosas raras.

P. Usted le dio dos Champions al Inter y casi una tercera. Di Stéfano cinco al Madrid. ¿El Barça ha desaprovechado a Messi?

R. El Barça ha tenido equipo para ganar más, pero la eliminación directa tiene estas cosas.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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