Borja Iglesias liquida al Huesca

Mostró una faceta desconocida el Espanyol de Rubi en El Alcoraz, más pendiente de los espacios que de la posesión, más cerca de su portería que de la del Huesca. El colista, revitalizado a partir de la llegada al banquillo de Francisco, hizo dudar al Espanyol. Entonces, cuando el juego se escondió, emergió la figura de Borja Iglesias. El delantero liquidó al Huesca. El Panda le comienza a tomar el gusto a la Primera División y cuela al Espanyol en lo más alto de LaLiga, solo superado por el Barcelona. Mandan los catalanes en el campeonato, un hecho que no sucedía desde la temporada 1997-1998.

Tiene un tono nostálgico esta liga, más propia del siglo pasado. El Espanyol se subió al segundo puesto del podio y el Alavés al tercero, mientras que el Madrid y el Atlético andan en puestos de Europa League, y poderosos como el Valencia, el Villarreal y el Athletic miran al líder desde la zona media baja de la tabla. Una liga sorpresiva, diferente, sin duda interesante. También para el Espanyol, que llegó a Huesca dulce, dispuesto a disfrutar frente al colista. Pero el cuadro blanquiazul entendió rápido que no hay partido plácido, ni siquiera cuando su rival estrena entrenador.

Francisco le cambió la cara al Huesca. El equipo tan bien intencionado en ataque como frágil en defensa del cesado Leo Franco se convirtió en menos de 15 días en conjunto duro, muy intenso en la presión, hábil para robarle de entrada el cuero al Espanyol. Estreno ilusionante para el técnico andaluz, beneficiado, en cualquier caso, en la inesperada lesión de última hora de Sergi Darder. Una gastroenteritis dejó fuera del duelo al volante mallorquín, reemplazado por Víctor Sánchez. Más músculo, menos juego: malas noticias para el Espanyol, buenas para el Huesca. Ocurrió, sin embargo, que lo que los muchachos de Rubi no supieron solucionar con pausa lo hicieron con pegada, simbolizada en Borja Iglesias.

Tardó 41 minutos el Espanyol en buscar la portería del Huesca. Le bastó para abrir el marcador. Sergio García rompió a la dura defensa del cuadro azulgrana con un pase genial, de espaldas, para habilitar a Dídac Vilà. El lateral ni se lo pensó: Borja Iglesias ya le había marcado el camino. Centro al corazón del área del catalán para que el gallego solo tuviera que empujar el balón a la red. Un grito en dos tiempos, verificado desde Las Rozas por el VAR. Hasta entonces, al Espanyol se lo veía incomodo en El Alcoraz, más pendiente de las paradas de Diego López que de las diagonales de Borja Iglesias, incansable en el juego al espacio, duro para cuidar el balón.

Movió el tablero Francisco en el descanso: Melero sustituyó al Cucho Hernández. Una estrategia que le funcionó al técnico azulgrana porque el extremo ponía, otra vez, a la zaga blanquiazul en alerta. Y de nuevo, cuando más lo necesitaba el Espanyol, volvió a aparecer Borja Iglesias. Hernán Pérez buscó en profundidad al Panda que, después de una larga conducción, picó el balón con suavidad ante la salida de Jovanovic. Se quedó sin ánimo el Huesca. No lo aprovechó el Espanyol. No le importó; el día que a los blanquiazules les falló el juego, Borja Iglesias afinó la puntería para dejar al equipo en la segunda plaza de LaLiga.