SD Eibar: la receta del éxito se cocina en un ‘txoko’
El equipo guipuzcoano, que ha sido caso de estudio en las escuelas de negocios por su manera de gestionar las finanzas, hoy se reinventa con una receta de toda la vida: trabajo, innovación y espíritu de familia. Y un objetivo: conquistar los mercados internacionales
Txoko: palabra vasca que significa rincón o sitio pequeño. Se le da este nombre a los locales sedes de sociedades gastronómicas, que pueden ser también recreativas o deportivas. Los socios suelen ser hombres y hasta fechas recientes las mujeres tenían prohibido el acceso. Aún es común que no puedan entrar en la cocina.
La SD Eibar es una familia. Y el txoko es el salón de su casa. Estos cincuenta metros cuadrados son el epicentro de un club que lleva cinco años en la élite del fútbol y cuatro en los temarios de las Escuelas de Negocios. Es un lugar de encuentro de jugadores, dirigentes, técnicos, administradores, equipos de mantenimiento… Todos al mismo nivel. En el txoko, a la hora del desayuno o en la comida, sientes las pulsaciones del club. En el txoko, con el escudo del Eibar estampado en la barra, descubres qué es, quiénes lo forman y de dónde vienen. “Es la definición de lo que somos”, dice Patricia Rodríguez, directora gerente de la entidad guipuzcoana.
Todos en la SD Eibar saben bien lo que son. Porque todo en Eibar es pequeño: el txoko recuerda a la sala de estar de una vivienda familiar; el campo de Ipurua tiene 7.000 asientos, y la localidad, 27.000 vecinos (la población más pequeña de un equipo de LaLiga Santander). Pero el club cada vez es más grande: un lustro mirando a la cara a los equipos históricos del fútbol español, un estilo de juego cada día más competitivo, un modelo de gestión sólido; unas aspiraciones globales… Todo con una filosofía que mezcla ráfagas de luces cortas y largas. Siempre con un ojo puesto en casa y el rabillo del otro proyectándose para encontrar nuevos horizontes en LaLiga sin fronteras.
El txoko mantiene al Eibar con los pies en el suelo. Todo es cotidiano y natural. El guardameta del primer equipo y uno de sus capitanes, Asier Riesgo, dice que “el tiempo que está tocando en verano es increíble”. “Ya verás cuando llegue el invierno”, responde un trabajador administrativo que también entra a Ipurua, sede de las oficinas del club, por el txoko. Es temprano y todavía quedan algunas sillas de madera dadas la vuelta, patas arriba, sobre las mesas.
“No debemos perder de vista nuestra procedencia. El día que perdamos de vista nuestro pasado empezará nuestro declive.”
Es normal también ver allí a la jefa. Aunque no se quede a comer, Amaia Gorostiza (Eibar, 1967) acude al punto de encuentro del club. Y es habitual verla conversar con cualquier empleado o sumarse a la sobremesa. En 2016, se convirtió en la primera presidenta en 76 años de vida la entidad. No hay más de 20 mujeres en las juntas directivas o consejos de los equipos de LaLiga Santander. Representan menos del 10%. “Trabajamos como un equipo. Tenemos montada una estructura muy horizontal. Este no es el proyecto de una persona ni de un presidente. Es el proyecto de un club”, resalta. Todo en la SD Eibar gira en torno a una filosofía que Gorostiza y la familia del conjunto armero tienen siempre presente: “No debemos perder de vista nuestra procedencia. El día que perdamos de vista nuestro pasado empezará nuestro declive.”
Gorostiza llegó al Eibar desde “un mundo muy masculino”. Era miembro del consejo directivo de Amaya Telleria, una empresa de materiales de automoción que había levantado su madre en los años 50 a partir de un taller en quiebra. Dice que la llamaron para entrar al consejo directivo en 2014, “como a otros tantos que vinieron a echar una mano”.
Pregunta. ¿Qué es el éxito para el Eibar?
“Gure gero, gura gara”. Somos el deseo de seguir siendo era el lema de la Escuela de Armería de Eibar, que durante el siglo pasado fue uno de los motores industriales de la ciudad, la mayor productora de armas de España. La cita aparece en un caso de estudio del MBA del IESE. La escuela de negocios de la Universidad de Navarra analiza el modelo de gestión de la entidad en una clase de “gobierno de pequeñas y medianas empresas”. En 2015, el conjunto guipuzcoano se mantuvo en Primera División gracias a una administración eficiente de sus finanzas. El Elche, que había hecho más puntos en el torneo, perdió la categoría al no cumplir con las exigencias del departamento de Control Económico de LaLiga. La fórmula eibarresa no esconde secretos: no gastar más de lo que se ingresa.
De sus clases, Javier Aguirreamalloa, profesor del MBA del IESE, quiere que los alumnos se lleven cuatro enseñanzas: la importancia de la unidad, el destino de los excedentes, la prudencia financiera y la capacidad para competir con menos recursos que los demás. Esto último obliga a que “la gestión del club sea eficaz” y a “organizar el talento”.
Para organizar el talento, en Eibar, está Fran Garagarza (Mutriku, Gipuzkoa,1969). Hace siete años, el director deportivo dudaba si aceptar el cargo. Pensó, admite, que no estaría preparado. En su primera temporada, 2012, el equipo descendió a Segunda B. Después logró dos ascensos consecutivos y se instaló en LaLiga Santander. “No podemos estar pensando en lo que hacíamos el año pasado, ni hace dos, ni hace tres”, reflexiona. “¿Hacia dónde tenemos que ir? Hace dos años hacíamos cosas que ahora no valen. Nos tenemos que reinventar”.
Esa reinvención supone pequeños retoques. El entrenador, José Luis Mendilibar (Zaldívar, Bizkaia, 1961), cocina la materia prima que Garagarza consigue. Es su segunda etapa al frente del Eibar. Y desde la temporada 15/16 su equipo se supera año tras año. Siempre con una idea de sobrevivir a largo plazo más allá de los resultados en el terreno de juego: “Perdurable sería que si bajamos [de categoría], todo pudiera seguir igual: con el mismo número de trabajadores, de socios… Perdurable es la categoría dónde estás. Puedes montar un modelo de negocio cuando tu equipo está muy bien. Pero tres puntos malos hacen que bajes de categoría”. Y remata: “Los pies al suelo siempre”.
Pregunta. ¿Qué espera para esta temporada?
Nuevos planes, misma vida
La puerta que separa los vestuarios del campo tiene escrito el lema del club: Another football is possible. “Otro fútbol es posible pretende demostrar que a través de él se pueden hacer muchas más cosas: influir en la educación y en el estado de ánimo de las personas. Generar ilusión”, explica Gorostiza. “Y eso puede crear emprendimiento, innovación, desarrollo económico”, subraya.
Después de un gazpacho en el txoko, Patricia Rodríguez (San Sebastián, 1982) vuelve rápido a su oficina. No hay tiempo para tertulias. Los profesionales del club están preparando la junta de accionistas que se celebrará el próximo 23 de octubre. Allí tratarán uno de los temas “más importantes de los últimos años”: dónde se construirá la ciudad deportiva. La última palabra la tendrán los más de 11.000 accionistas, de 69 países distintos, de la entidad. Todos compraron una parte del Eibar cuando el club hizo una campaña de crowfunding (“Defiende el Eibar”)para poder ampliar su capital en casi dos millones de euros en 2014. Y cada uno de ellos puede votar.
Las nuevas instalaciones deportivas componen parte del legado que quiere dejar el actual consejo directivo del Eibar. Pero la presidenta considera que Ipurua es “el centro de generación económica del club”. La remodelación del campo “va a dejar más de 20 millones de euros de inversión en una propiedad municipal. La inversión está aquí, su retorno se tiene que medir aquí”, apunta. El plan consiste en ampliar la capacidad del estadio a algo más de 8.000 espectadores, abrir el museo y la tienda del club.
Todos en Eibar son conscientes de la importancia que ha tenido el aumento de ingresos gracias a los derechos audiovisuales negociados por LaLiga. La entidad ha superado su récord este año al conseguir más de 50 millones de euros. “Hemos tenido la suerte de subir en el momento justo”, cree Mendilibar. “Sería realmente un delito no aprovecharlo para hacer cosas buenas para nuestro pueblo”, sentencia Gorostiza.
El Eibar trabaja en distintos frentes para diversificar recursos. Uno de sus objetivos es el mercado internacional. El japonés Takashi Inui, una de las figuras del primer equipo durante los últimos años, se marchó al Betis esta temporada. Inui es el asiático con más minutos en la historia de LaLiga. Su presencia en el conjunto armero disparó las audiencias digitales en Japón, solo por detrás del Barcelona y del Real Madrid. “Sabiendo eso y sabiendo que Japón estaba aumentando su interés en LaLiga, detectamos que podía ser un mercado estratégico”, explica Patricia Rodríguez. El club capitalizó la figura de Inui con un acuerdo de patrocinio con Hikoki, una compañía japonesa de herramientas eléctricas. La directora general es una de las artífices de esta alianza. “Hace dos años que estamos trabajado para ello”, asegura. Ahora, gracias a los datos [de audiencia] que aporta LaLiga, intentarán abrir mercados como India, donde podrán ver los partidos del fútbol español gratis por Facebook, o como China, de donde procede parte de su accionariado.
La S. D. Eibar tiene en mente la expansión sin perder su esencia. Con las finanzas en orden, Patricia Rodríguez siente que deben buscar caminos que les distingan. “Es importante la modernidad, la apertura de miras, sin olvidarnos de dónde venimos. Tenemos que abrir la mente y gestionar el club como una empresa con todas las posibilidades que eso sugiere”, señala.
Agudizar el ingenio
Desde la tribuna de Ipurua se ve el monte Urko, cuya ladera marca uno de los límites de la ciudad. Eibar está construida sobre un valle y marcada por la incomodidad. No fue fácil encontrar terrenos aptos para la nueva ciudad deportiva, por ejemplo, ni planear la ampliación de Ipurua. Esa incomodidad ha agudizado el ingenio eibarrés. “Hemos sido la cuna del emprendimiento durante muchos años”, se enorgullece Gorostiza.
Por Eibar pasaron empresas como GAC, Orbea, fábricas de Lambretta, STAR o Alfa. Muchas compañías dejaron la ciudad ante la falta de posibilidades de crecimiento. Su población pasó de más de 50.000 a menos de 30.000 en la última mitad del siglo pasado.
Pero ese espíritu de ingenio y emprendimiento se refleja hoy en la pareja deportiva formada por el director deportivo y el entrenador. Garagarza y Mendilibar. A Inui, por ejemplo, lo ficharon por 300.000 euros del Eintracht Frankfurt de Alemania. Una cifra irreal para lo que se maneja hoy en el mercado. Garagarza cuenta cómo lo hacen: “Nos gusta ver al jugador en directo. A los nacionales los seguimos entre 10 o 12 veces, a algunos los hemos visto entrenar”. Mendilibar quiere jugadores comprometidos con la causa: “Vienen a currar. Hay futbolistas que llegan de clubes más grandes y se encuentran con este estadio tan pequeño, donde a veces jugar parece un entrenamiento, con instalaciones normalitas, pero se acostumbran. Y están encantados porque el trato es personal”. Y Gorostiza tiene clara las prioridades: “Todo se da por hecho aquí: que son buenos futbolistas, que son buenos profesionales… Pero hay que dar por hecho que estén bien anímicamente y eso no se tiene en cuenta casi nunca. Para mí es lo más importante”.
Negocios, goles y también valores
El escudo municipal de Eibar le otorga un título que obliga: “Ciudad del todo ejemplar”. Mikel Larrañaga fue su primer alcalde democrático y, ahora, responsable de la Fundación del equipo. “Los que estamos al frente del destino del club hemos heredado una serie de valores que se han venido transmitiendo desde su creación en 1940. Respeto, solidaridad, compromiso… El club es un reflejo de la propia ciudad”, resalta. Cuenta Larrañaga que la sirena que suena en Ipurua cada vez que el equipo local consigue un gol es la misma que estaba en la fábrica de Alfa e indicaba las 12,00 horas. “Ahora suena para que todos en la ciudad sepan que el Eibar ha marcado”, dice.
La sirena de los trabajadores de Alfa y el ambiente familiar del txoko están aprendiendo a convivir con una cuenta de Twitter en japonés. Y todo sin perder la esencia. Al final de la tarde, las sillas vuelven a estar patas arriba. El txoko está vacío. “El que llega primero pone el mantel, el que se va último levanta la mesa”, asegura Gorostiza. A la ciudad ejemplar de Eibar, la presidenta no quiere dejarle ningún ejemplo: “Procuramos no hacer mucho ruido”.