La gran oportunidad del fútbol femenino español
La Liga Iberdrola arranca en plena ola favorable, pero con muchas barreras aún por romper y condiciones que mejorar
Son varias las señales que evidencian la efervescencia que vive el fútbol femenino español. El 25 de agosto, 734.000 espectadores (un 8,8% de la cuota de pantalla) vieron por televisión la final que la selección española perdió ante Japón en el Mundial sub-20. Diez días más tarde, la absoluta ganaba ante Serbia su último partido de clasificación para el Mundial de Francia del próximo verano. Con ocho victorias en ocho duelos, es la única selección europea con tan excelsa hoja de servicios. Al partido, celebrado en Las Gaunas, asistieron 7.727 personas, récord en un choque de la selección. El crecimiento queda patente en el incremento de las licencias, que casi se ha duplicado en ocho años: de 22.000 a 40.000.
A esta ola favorable se sube hoy la Liga Iberdrola, que arranca con un duelo entre el Málaga y el Atlético, vigente campeón (16.00, GOL). Desde 2016, la competición atraviesa un momento dulce después de un hecho que todos los agentes del fútbol femenino apuntan como clave para su crecimiento: la llegada de Iberdrola como patrocinador principal. El acuerdo oxigenó la competición con dos millones de euros por temporada, a los que se sumó otro dos aportados por LaLiga. Ayer, la Federación e Iberdrola anunciaban la ampliación de este compromiso tres años más.
En esta nueva era, el campeonato también ha conseguido asomarse a la ventana de la televisión. La temporada pasada la media de espectadores en cada partido llegó a los 105.000. Este curso GOL seguirá ofreciendo dos duelos en abierto y beIN pasará de uno a dos. El 17 de marzo, el encuentro entre el Atlético y el Madrid CFF logró reunir a 285.000 espectadores, la emisión más vista de la historia de la competición. Ese partido se disputó en el Wanda metropolitano ante 22.002 aficionados, síntoma de la apertura de los grandes escenarios al fútbol femenino. En total, ya son 14 grandes estadios los que han seguido ese camino: Calderón, Mestalla, San Mamés, Anoeta y Villamarín, entre otros.
Las jugadoras son muy conscientes de la oportunidad que tienen. Por eso, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) trabaja desde hace unas semanas en el primer convenio colectivo del fútbol femenino. El objetivo es claro: “Que todas las jugadoras, independientemente del club en el que estén, tengan las mismas facilidades para desarrollarse, que no tengan que trabajar fuera del fútbol, que dispongan de buenas instalaciones, un salario al final del mes, entrenadores profesionales…”, comenta Mery Ruiz, delegada del área femenina del sindicato y capitana del CD Tacón, en Segunda.
En 2017, su delegación se plantó en los vestuarios para hacer un diagnóstico del fútbol femenino y resolvieron que la necesidad más urgente era lograr ese convenio. Tanto la federación como los clubes se han mostrado favorables a llegar a un acuerdo, aunque los equipos son reticentes a que se haga este año, aludiendo que ya hay contratos firmados y que mejor posponerlo para la temporada que viene. En el sindicato, temen que eso pueda acabar retrasando el acuerdo una y otra vez.
La realidad es que aún se pueden encontrar futbolistas que cobran 150 ó 200 euros al mes. La AFE ha llegado a detectar incluso algún equipo entero que no cumple con el salario mínimo interprofesional. Desde la llegada de Iberdrola, todas las futbolistas están dadas de alta en la seguridad social, aunque algunos equipos dejan de hacer el trámite con jugadoras del filial pese a que militan en la primera plantilla. Con el convenio, se podría estipular un límite a esa trampa, para evitar el abuso. Respecto al salario mínimo, en el sindicato tienen una cifra en la cabeza, aunque prefieren no hacerla pública de momento. Quieren sentarse con los clubes y ver la realidad de sus finanzas. La voluntad de negociar es clara; la urgencia de que se haga lo antes posible, también.
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