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La muerte súbita frustra la primera final de España en un Mundial de hockey hierba

Irlanda se impone en el sexto ‘shoot-out’ con el que se dirimió la semifinal y las españolas lucharán por el tercer puesto ante Australia

Robert Álvarez
Beatriz Pérez y Megan Frazer pugnan por la bola.
Beatriz Pérez y Megan Frazer pugnan por la bola.Christopher Lee (Getty Images)

La fatalidad sobrecogió a la selección española femenina de hockey hierba en la semifinal del Mundial. Debía y debe manejarse todavía en Londres ante el segundo reto más importante de su historia, tras el oro olímpico de Barcelona-92. La tensión fue extrema durante la extenuante y tensa lucha que mantuvo en esa semifinal con Irlanda, disputada en el Lee Valley Hockey & Tennis Centres. Las irlandesas, apoyadas mayoritariamente desde una grada con casi 10.000 espectadores, acabaron llevándose el billete para la final en última instancia, gracias a un gol en la muerte súbita.

El partido concluyó con empate a uno y la primera tanda de cinco shoot-outs, con empate a dos. El shoot-out es una suerte similar al clásico penalti, con la sustancial diferencia de que la ejecutora puede encarar a la portera durante ocho segundos. Entró en danza la ruleta extrema, la de la muerte súbita, con otro shoot-out para cada equipo. En ese trance, el menor fallo era decisivo. Lanzó Gigi Oliva, pero la portera irlandesa Ayeisha McFerran le adivinó el movimiento y frustró su remate, algo que no pudo hacer la portera española, excelente durante todo el partido, Mari Ángeles Ruiz. La batió Gillian Pinder en ese crucial shoot-out y zanjó el duelo. Antes, la propia Gigi Oliva y Lola Riera, con una tremenda sangre fría y una vaselina sobre la portera irlandesa habían anotado sus lanzamientos en la tanda de cinco shoot-outs que acabó con empate a dos.

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La fatalidad se presagiaba ya antes de que comenzara esa primera ronda de penaltis. Algunas jugadoras españolas no podían contener los nervios. Cristina Guinea lloraba, con una rodilla hincada en el suelo, mientras las cinco encargadas de lanzar los shoot-outs se preparaban. Guinea maldecía la acción en que, nada más empezar el partido, le tocó la bola en el pie. Las irlandesas aprovecharon el lanzamiento de su primer penalti-córner para adelantarse con un gol de Anna O’Flanagan. El equipo español reaccionó poco a poco, mejoró su juego y sometió a las irlandesas a una constante presión. Hasta que Alicia Magaz, la delantera del Club de Campo, obtuvo el empate en el minuto 39. Las irlandesas disfrutaron de hasta cinco penalti-córners; España, de ninguno.

Pero el desafío español, en menor tono, continúa en pie. Solo había llegado una vez a las semifinales de un Mundial. Fue en 2006, cuando se celebró en el Club de Campo de Madrid. Entonces, la capitana Silvia Muñoz, se rompió el peroné en el partido previo a la semifinal. Y España cayó en la prórroga ante Australia por 1-0, con un gol de oro de Suzie Faulkner. España también perdió entonces el partido por la medalla de bronce ante Argentina. Ahora, en Londres, el desafío de la selección español es batir a Australia, que perdió su semifinal ante Holanda por 3-1. Australia fue subcampeona en el Mundial de 2014, Cayó en la final ante Holanda, que, además de defender su título es también subcampeona olímpica. Irlanda, al igual que España, no había alcanzado nunca una medalla en un Mundial. Su primer objetivo ya lo ha conseguido al derrotar a España. Su desafío es mayúsculo ante un equipo con el potencial de Holanda.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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