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David Martín: “Empieza otra gran generación del waterpolo”

El seleccionador analiza el futuro de una selección que ha vuelto al podio, enganchó a la afición y estuvo a punto de vencer al dream team serbio

Robert Álvarez
David Martín posa en el CN Montjuïc un día antes de la final Serbia-España.
David Martín posa en el CN Montjuïc un día antes de la final Serbia-España.JUAN BARBOSA

El waterpolo es el denominador común en la familia Martín, como en muchas de las que acaban conformando el excepcional tejido asociativo de una serie de clubes catalanes capaces de conjugar el deporte recreativo con el de alta competición. La selección española que dirige uno de los Martín, David (Barcelona, 41 años) ha hecho vibrar a la Pircornell y a todo aquel aficionado que se animara a observar el admirable ejercicio de un equipo joven, alegre, rompedor, talentoso y descarado. Fue capaz de fundir por igual a montenegrinos, griegos e italianos y puso contra las cuerdas al dream team serbio en una apasionante final, ganada por el equipo balcánico en la tanda de penaltis (12-10). La selección se llevó la medalla de plata de los Europeos en Barcelona, pero sobre todo enganchó a los suyos e hizo temblar a sus rivales.

Pregunta. En definitiva, perder la final ¿fue un gran éxito o una gran decepción?

Respuesta. Justo al acabar el partido, estábamos muy dolidos. Fue un gran partido. Dominamos durante muchos minutos. Y perder en los penaltis no le gusta a nadie. El equipo hizo un partido y un campeonato espectacular y el oro hubiera sido el broche. Pero cuando pasa el tiempo… somos deportistas y sabemos que cumplimos con lo que nos propusimos en un principio: ser competitivos y que, quien nos quisiera ganar, sufriera mucho. Sí. Estoy satisfecho, pero dolido.

P. Nada más concluir, recordó una serie negra.

R. Perdimos la final del Mundial de Roma en 2009 también por penaltis y ante el mismo rival. Y con la selección junior, con Tahull, Cabanas y Bustos, también perdimos la final del Mundial contra Hungría por penaltis. Es cierto que en Melbourne, en el Mundial de 2007, ganamos el bronce tras ganar a Serbia en la tanda de penaltis. Pero los últimos recuerdos no son muy buenos.

P. ¿Estaban preparados?

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R. Desde el primer día, los entrenamientos finalizaban con los jugadores practicando los lanzamientos de penaltis. Pero no diría que es una cuestión de lotería, porque los serbios los tiraron todos de una manera espectacular, pero a veces es cuestión de un centímetro.

P. Lo primero que hizo nada más concluir la final el seleccionador serbio, Dejan Savic, fue ir a buscarle y hacer una reverencia antes de abrazarle.

R. Las relaciones son de mucho respeto y de mucha complicidad. Dejan es mi amigo y sé que Serbia nos valora mucho. Me felicitó por el gran partido que hicimos y me dijo que sigamos así porque está convencido de que esta generación nos dará muchos éxitos. Pero quien debería hacer una reverencia soy yo, porque es la referencia, un crack, y no le llego a la suela de los zapatos. Pero valoró que fue una final muy bonita, muy luchada, disputada con mucho fairplay, con juego limpio.

P. ¿Exageramos cuando decimos que Serbia es un dream team?

R. Lo es. Ha ganado los Juegos, el Mundial y los cuatro últimos europeos. El waterpolo ha sido dominado por una serie de generaciones, la española en los noventa, la húngara después con tres títulos olímpicos seguidos y en 2009 llegó la Serbia. Lo han ganado todo. Los pusimos contra las cuerdas y eso puede ser el principio de otra generación que puede igualar lo que está haciendo esta generación serbia o lo que hizo la española aunque, hoy en día y en cualquier deporte, cada vez resulta más difícil encadenar tantos éxitos. Es prácticamente imposible igualar lo de Estiarte, pero podemos intentar estar siempre en la lucha por las medallas y ser un equipo competitivo. Lo más importante es que el waterpolo español está ahora en una situación de llegar a lo más alto y permanecer allí durante años.

P. ¿Con qué se queda finalmente?

R. Lo que más me ha gustado es que se ha vuelto a hablar del waterpolo. Llevábamos unos años de pesimismo en que daba la sensación de que era un deporte que ya no daba alegrías. Hemos vuelto a salir en la prensa, la gente ha hablado con nosotros, ha disfrutado, la piscina se ha llenado, los niños pequeños han vuelto a soñar en ser waterpolistas y creo que este es el legado que quedará de esta competición, no tanto el oro o la plata. Mucha gente ha visto que el waterpolo es un deporte minoritario, pero muy competitivo y que, si se sigue, gusta.

P. Han sido 15 días excepcionales. ¿Y ahora?

R. Lo conseguido por la selección es la punta de la pirámide, un éxito de todo el waterpolo español. Detrás está el trabajo de los clubes, de los entrenadores de base. Hemos demostrado que tenemos jóvenes con talento. Ahora, el trabajo consiste en que esos jugadores jóvenes tengan la oportunidad de competir a nivel internacional. Si hacemos eso estoy convencido de que subirá su nivel, no solo los que han estado aquí, también otros que vienen detrás como Bernat Sanahuja, Fran Valera, juniors todavía, pero con mucho potencial, también Agustí Pericas, jóvenes que tenemos en mente. Estoy muy satisfecho del esfuerzo que están realizando los clubes, es inmenso, luchan contra todos los inconvenientes posibles… el Terrassa, el Sabadell juegan competición europea, el Barcelona después de muchos años volverá a jugar en Europa, evidentemente el Atlètic Barceloneta. Es lo que tenemos que intentar, a través de la federación, de los clubes, también de los patrocinadores. Y si el éxito de la selección sirve para que se apoye más el waterpolo durante el invierno, porque en el verano ya se acuerdan de nosotros, seremos un deporte que volverá a estar entre los grandes.

P. El portero es básico y López Pinedo tiene 38 años...

R. Sin duda. Lo que tenemos que hacer ya lo dice el mismo Dani, ir año a año. Debemos continuar gozando de su nivel, pero sobre todo debemos pensar en el futuro. En el Europeo el suplente ha sido Edu Lorrio de 24 años. Tendremos que darle competición, partidos internacionales para que vaya madurando, para cuando le llegue el momento a él o a otros porteros. Tenemos una selección que no puede ser solo de 13 jugadores, debe ser de 20 o 25. Tenemos jóvenes de sobra para incorporarlos y entre ellos están los porteros, con una hornada de 2001 y 2002 muy interesante. Dani no será eterno, pero encontraremos soluciones.

P. En un momento tan decisivo como el quinto penalti de la final sustituyó a López Pinedo por Lorrio.

R. Lorrio es un buen portero y especialmente en los penaltis. Tiene mucha intuición. Ya durante todo el verano cuando había tanda de penaltis se ponía siempre al lado de Dani. Yo le decía: ‘Tú estate preparado, y si vemos que están chutando muy bien y hay que buscar el efecto sorpresa te digo y te metes‘. Los serbios lanzaron de manera excepcional y lo metí en el último penalti para buscar un posible efecto sorpresa. Porque los lanzadores estudian a los porteros también y dije: ‘pues igual metemos a Lorrio y el lanzador duda‘. Pero el lanzamiento fue espectacular, imposible pararlo tanto Edu como Dani.

P. ¿Cuál es su situación contractual?

R. Estoy hasta los Juegos de Tokio. Tenía un contrato de dos más dos. Tengo que agradecer a la federación que me ofreció la renovación ya antes del Europeo. Eso demuestra su confianza en el proyecto, no solo en el resultado que pudiera darse en el campeonato. Por tanto, continuaré hasta Tokio. Tengo ganas de seguir soñando. Ahora viene lo más difícil. Llegar a las medallas lo es, pero más difícil aún es mantenerse. Tenemos mucho trabajo por delante. Lo más importante y, así lo hemos hablado con los jugadores, es la humildad, tener mucha ganas de continuar mejorando y ambición. Si tenemos eso, el talento lo tenemos. Por lo tanto soy optimista de cara al futuro. Fue muy importante clasificarnos para la final porque eso nos dio una de las tres plazas en juego para estar en el Mundial del año que viene en Corea. Y ahora lo más importante será conseguir la clasificación para los Juegos.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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