Brasil mide su poder
La selección de Tite, la gran favorita que sobrevive en Rusia, afronta en los cuartos ante Bélgica el primer duelo capaz de revelar su verdadero potencial
Las conferencias de Adenor Leonardo Bacchi, alias Tite, funden dos géneros. El sermón y la lección magistral. Alrededor del seleccionador de Brasil se congregan los fieles en vísperas de cada partido. El peregrinaje, de templo en templo, de estadio en estadio, los llevó a Kazán, sede del santuario donde Iván El Terrible fraguó su fama de iluminado y de sanguinario. Allí sentado, mientras bebía café de un vaso de cartón, Tite pronunció sus palabras. “Neymar Júnior ha recuperado el sentido de equipo”, dijo.
Vaya donde vaya el fútbol, el eje siempre estará donde vaya Brasil. Aunque se aproxime a Siberia. Por razones históricas y porque así lo determina la clase magnífica de su grupo actual de jugadores, con Neymar al frente. El partido que hoy (20.00, Telecinco) enfrentará a los sudamericanos con Bélgica en los cuartos de final, en Kazán, servirá para medir las posibilidades reales del gran favorito que sobrevive a un Mundial devastador con los poderes tradicionales.
Bélgica reúne a la mejor selección que ha presentado jamás. Es un obstáculo impresionante. Lo suficiente para que Neymar, con 26 años, deba exhibir todo el liderazgo del que es capaz. Si pretende conquistar el Balón de Oro, está en el mejor sitio posible. Sus cualidades exuberantes invitan a pensar que gran parte de sus opciones de éxito pasan por todo aquello que él sería capaz de controlar si antes es capaz de controlarse a sí mismo.
El lenguaje esotérico del fútbol es inequívoco. Decir que un futbolista carece de “sentido de equipo” es una forma ajustada a la convención de significar que no juega bien. Tite lanza el reproche envuelto en un bello elogio para el muchacho más difícil de llevar de su plantilla. El más vanidoso y el que condiciona toda la estructura de una selección hecha para él. Si quiere alcanzar la gloria ya lo sabe Neymar: que sea solidario aunque sea durante los próximos 270 minutos.
“Miren los vídeos”, dijo el técnico. “Neymar ha recuperado el sentido de equipo. Lo que me interesa es que él tenga felicidad de volver a tan altísimo nivel. Y más que eso. Porque no destaca solo con la pelota y en los driblings. Son sus acciones en transiciones defensivas, cómo participa en términos colectivos. La gente sabe que la recuperación de pelota y la ocupación de espacios no son sus características”.
Desplegando un juego más práctico que deslumbrante, pero siempre cuidando el balón, Brasil ha ganado tiempo para propiciar la recuperación física completa de Neymar. Han transcurrido más de cuatro meses de su lesión del quinto metatarso del pie derecho y su técnico espera que, al menos mientras dure el Mundial, se eleve por encima del freestyle que caracteriza la parte más publicitaria, indulgente y narcisista de su repertorio. Exactamente eso que le han animado a desarrollar durante el último año en el PSG los príncipes cataríes, dueños del club parisino. “Al-Khelaifi”, señala una fuente próxima al PSG, “cree que la máxima expresión del fútbol son las lambrettas”.
Tite se pregunta y se responde: “¿Cuál es el mayor desafío de un Mundial? La capacidad mental. Aquí la presión psicológica es muy fuerte. Casi es un desafío diario que tengo para mí mismo. Una prueba para mi equilibrio como persona y como técnico. Una prueba que cada día afronto más tranquilo. Yo me lo pregunto: ‘¿Por qué me siento más cómodo?’ Porque he visto la respuesta de los jugadores. La gente no sabe realmente el potencial de un equipo hasta que no empieza la competición. Mirar lo que hacían estos chicos me da seguridad”.
Volverá Marcelo tras unos problemas físicos y Fernandinho sustituirá al sancionado Casemiro en el mediocentro. Dos razones para que Brasil mejore en la faceta que más ha chirriado: la elaboración. Que Bélgica se prepare para acomter una heroicidad si no quiere quedar eliminada.
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