La liberación de Griezmann
Una vez anunciada su decisión, el delantero del Atlético afronta su segundo Mundial como una oportunidad para acortar distancias con Messi y Cristiano
"Filmé yo el vídeo de Antoine", se escuchó en la sala de prensa del estadio Arena de Kazan. Las carcajadas de la prensa francesa retumbaron en el habitáculo. Por una vez, Didier Deschamps cambió el rictus de campesino permanentemente malhumorado por las jugarretas de la meteorología. El seleccionador francés desconocía la existencia del documental con la que su "líder técnico", así suele describir el rol de Griezmann, anunció su permanencia en el Atlético de Madrid.
Deschamps, como su propio jugador, se sintió liberado con el punto final. No quería arrancar este Mundial con la telenovela de su futbolista más importante sin concluir. El compromiso adquirido con la productora ha sido, en parte, el culpable de la dilación en el tiempo del anuncio de la decisión final, que solo tenía una versión, la emitida en la noche del jueves. No había otro desenlace final filmado por si el Barcelona hubiera sido el ganador de la puja desatada por la estrella francesa. Al parecer, el bulo de esta segunda versión ficticia respondía al intento de evitar una filtración.
"Lo más importante para nosotros es que Antoine ha despejado su mente y esto es muy bueno para nosotros", advierte Deschamps. "En la concentración lo hemos vivido como todo el mundo, nos hemos reído y bromeado. Lo importante ahora es que Griezmann se siente bien, sin presión y ha liberado su mente por haber tomado ya una decisión", apunta el guardameta Hugo Lloris.
Durante los últimos días, en el Atlético habían detectado cierta angustia en su jugador por el obligado retraso en el anuncio de su decisión. El alargue fue mayor del programado en un principio, tanto que en el documental se han permitido algunas licencias con los tiempos de las negociaciones y en algunos episodios puntuales para trasmitir una mayor sensación de inmediatez.
Los días pasaban y, a medida que se aproximaba el estreno de Francia contra Australia de este sábado (12.00, Cuatro), la presión externa sobre el jugador aumentaba. Al seleccionador galo le inquietaba el exceso de foco puesto en el futuro de uno de sus futbolistas clave. Lo procesaba ya como una tensión extra e innecesaria alrededor de ese "líder técnico" sobre el que ha vertebrado el ataque de Francia.
Durante las últimas semanas, Deschamps le ha dado un giro a su plan ofensivo. Griezmann, que este viernes correteaba chisposo con la pelota durante el entrenamiento, actuará de mediapunta por detrás de Kyliam Mbappé y de Ousmana Dembélé u Oliver Giroud. Esta es la gran duda del técnico francés. O apostar por un nueve más clásico o abrir gas en el costado derecho con el extremo del Barça. El encaje final del atacante rojiblanco está por ver porque es una cuestión de cómo se reparten los espacios. "Tengo que encontrar mi lugar entre Mbappé y Giroud, hay que tatar de no pisarnos los pies", dice Griezmann. "Soy mejor por el centro, pero puedo jugar a la derecha, a la izquierda... Lo más importante para mí es darlo todo, sin importar dónde esté. Intento bajar cuando no toco demasiado la pelota. Pero puedo llegar desde la segunda línea en los momentos clave de las jugadas, así que no me preocupo por eso". En el Atlético, Simeone le da total libertad para moverse por todo el frente de ataque. Deschamps parece quererle en posiciones más centradas.
A Griezmann, que fue el máximo goleador de la pasada Eurocopa jugando por detrás de Giroud, que era la única referencia en el sistema empleado por Deschamps, tampoco le inquieta alejarse del área y del gol. Su técnico le ha reservado un papel más pasador que goleador. "Estoy al servicio del colectivo" , afirma convencido, "se puede ver en el Atlético, no me molesta bajar a defender en mi área. Pero no tengo problemas para poner a mis compañeros en las mejores condiciones. Quiero ganar esta Copa del Mundo, no importa quién sea el que meta más goles o toque la mayoría de los balones. Mi objetivo es levantar la Copa del Mundo".
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