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El Real Madrid del futuro está en pausa

Tras la victoria de Kiev y antes de la renuncia de Zinedine Zidane, el club planificaba el diseño de un equipo con vistas a los próximos cinco años

Florentino Pérez y Zidane, en la rueda de prensa en la que el técnico anunció que dejaba el Real Madrid.Foto: atlas | Vídeo: PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

Hace 96 horas el Real Madrid vivía instalado en un estado de relativa tranquilidad y confianza. Conquistada la decimotercera Champions, la tercera consecutiva, los dirigentes del club afrontaban la planificación deportiva con la serenidad de sentirse inmersos en un proyecto estable, algo poco habitual en la historia reciente en Chamartín. Si bien consideraban que lo sucedido durante la reciente temporada requería de un análisis exhaustivo y ciertos cambios necesarios, no tenían duda de que todo lo que ocurriese lo marcarían de forma conjunta con Zinedine Zidane. Pero la tranquilidad saltó por los aires cuando el miércoles el técnico francés se citó con el presidente Florentino Pérez para comunicarle su irrevocable decisión de dejar el cargo de entrenador. Su dimisión rompió la etapa de mayor continuidad con el dirigente Pérez en la presidencia para dar paso a un estado de confusión y espera. Del shock trata de salir un Madrid aún en la búsqueda de un nuevo director con Mauricio Pochettino como principal candidato.

Reclutar al argentino no será sencillo. Recién renovado por el Tottenham para los próximos cinco años, el siempre férreo Daniel Levy no dará ni la más mínima facilidad al Madrid. Por ello, el club maneja más alternativas, conscientes de que la elección no puede demorarse mucho más. Este escenario de batida en el que se mueven ahora los blancos era inimaginable hace solo unos días. Entonces los dirigentes no se reunían con un catálogo de técnicos sobre la mesa, sino con la intención de trazar las bases del futuro a medio plazo del equipo. El plan, en mente durante los últimos meses, se había intensificado tras la conquista histórica en Kiev. El éxito europeo no camuflaba del todo una cierta preocupación existente en torno a la composición del grupo. Lo sucedido en Liga y Copa y la avanzada edad de la columna vertebral de plantilla habían propiciado un cónclave en el que se empezó a hablar de un Madrid para los próximos cinco años.

Ninguna línea se libró de ser examinada en la reunión. En el arco, las eternas dudas en torno a Keylor Navas volvieron a plantear la opción de reforzar la portería, bien con un meta de máximo nivel o con un hombre de menos caché que compita de tú a tú con el tico. En la defensa, todas las líneas son susceptibles de cambios. El más anunciado es el del lateral derecho, donde la idea es buscar una cesión para Achraf mientras se plantea la contratación de Álvaro Odriozola. También rastrea el Madrid la posición de central. Entienden los dirigentes que los 32 años de Sergio Ramos obligan a empezar a moverse. Todo con la incógnita de Jesús Vallejo, uno de los jóvenes incorporados el pasado verano y cuya continuidad queda supeditada ahora a la llegada del nuevo entrenador. Similar situación atraviesa Theo Hernández después de un año enseñando una versión muy alejada de la que le catapultó en el Alavés. Su rendimiento y los 30 años de Marcelo también tienen al Madrid en guardia.

El principal quebradero de cabeza en la medular reside en Luka Modric. Piedra base del equipo en los últimos años, los casi 33 años del genio de Zadar obligan a actuar de inmediato. Son conscientes en el club de que difícilmente podrá aguantar una carga tan alta de partidos en el futuro. Con Kovacic hasta ahora como única alternativa de garantías a su compatriota y Kroos, urge buscar un nombre de quilates, más aún con las incógnitas de Marcos Llorente y Dani Ceballos. La salida del primero era también una decisión prácticamente cerrada hasta la dimisión de Zidane. Completamente abierto está el futuro del utrerano, ahora a la espera de conocer el recambio del francés para empezar a moverse. Y arriba, el gran dilema: Cristiano. Las palabras del astro nada más ganar la Champions fueron la introducción al último capítulo de una desecuentro público desde el pasado junio. La resolución plantea dos alternativas: renovación millonaria o venta. Pese a todo, sus 33 años y la necesidad de dar un golpe de efecto ahora aún más requerido si cabe eran motivo suficiente para que los dirigentes tuvieran decidido contratar a una nueva superestrella después de tres veranos sin moverse en ese campo.

Todo lo que ocurra en torno a Cristiano afectará prácticamente de forma directa a sus compañeros de tridente. Sin Zidane, está por ver el rol que reservará el próximo entrenador a Benzema. Y también a Bale, el más cuestionado de todos y al que la rumorología situaba como el primer posicionado en la rampa de salida. Ahora, el futuro del galés, el único jugador de la plantilla que no se despidió de forma pública de Zidane, con quien no mantenía la mejor relación, es una incógnita.

Como todo en un Madrid atrapado por el shock tras la marcha de Zidane. Ya sin el francés, urge completar el reinicio de un club cuya planificación flota en el aire. Otra vez volver a empezar. Eso sí, desde lo más alto, sin urgencias históricas ni una hegemonía del Barcelona por derrocar. De eso se encargó Zizou.

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