Muguruza avanza con el mono de trabajo

Más allá de Fiona Ferro, tenista invitada por la organización, Garbiñe Muguruza afrontaba una prueba contra sí misma y sus recuerdos. Un año después de haber recibido un golpe anímico en la Suzanne Lenglen, la española volvió a pisar la pista de la que salió el curso pasado rota, porque entonces la grada le volvió la cara y arropó a la francesa Kristina Mladenovic. Esta vez, de nuevo, el otro lado ofrecía resistencia gala, pero el desenlace fue positivo. Muguruza se marchó con una trabajada victoria en el bolsillo (6-4 y 6-3, en 1h 26m) y aquella tarde de 2017 ya olvidada. A ese día, jornada hostil, le acompañó un calentón que ahora se percibe como una lección, nada más.

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Pasada página, la número tres jugó con frialdad y el mono de trabajo puesto. Porque Ferro, 257 del mundo, le propuso algo más que un partido de transición. La francesa (21 años) exhibió buenas maneras y en ningún momento rehuyó el cuerpo a cuerpo. Propuso un pulso similar al del primer día, contra Svetlana Kuznetsova. Es decir, piernas, carreras, temple. Y sudor, mucho sudor, porque durante el primer turno (11 de la mañana) en París apretaban el sol y el bochorno, y con ellos la jugadora local. De transición nada. Muguruza tuvo que empeñarse a fondo para cerrar uno de esos partidos que vienen como los ángeles para coger ritmo y aumentar las pulsaciones.

“Es una jugadora que no la conocía, de esas a las que hay que saber ganar de alguna manera. Ha sido un partido duro, difícil, pero lo he sacado adelante”, expresó ante los periodistas. “¿Jugar en la Lenglen? Me he acordado un poco de la experiencia del año pasado, pero estaba preparada para cualquier cosa. Estaba preparada para que nada me afectara hoy, absolutamente nada excepto yo y mi juego. Solo importa eso y nada más. En ningún momento he estado preocupada por el público”, aseveró.

Lo tuvo bajo control la española, que otra vez dio un paso adelante y cimentó su victoria con un cóctel de golpes desde el fondo (26 winners) y subidas a la red (11/17). Muy seria, sin desconexión alguna ni señales de agitación, enfiló la segunda ronda después de deshacer un pequeño nudo en el primer parcial –tres breaks consecutivos, dos a su favor– y de quebrar tres veces en el segundo. A la francesa, muy atlética y correosa, pero demasiado tierna, le faltaron tiros (13 ganadores) y Muguruza (5/8 en las opciones de rotura) selló su acceso a la tercera ronda para definitivamente ir calentando motores.

“Creo que me estoy haciendo mayor...”

El sábado la espera la australiana Samantha Stosur (6-2 y 7-6 a Anastasia Palyuchenkova), con la que tiene un balance positivo de 2-1 en los duelos previos y a la que derrotó hace dos años en las semifinales del grande parisino. “Es campeona de Grand Slam [US Open 2011 y finalista en Roland Garros 2010] y puede ser muy peligrosa”, advirtió. Pero ella, en sus dos primeras apariciones este año en París, ha ido afilando los colmillos y poniendo los cimientos. En este sentido, el filtro de la primera semana, el tedioso proceso de las primeras rondas, es fundamental: si lo supera, tendrá la licencia para volar.

“Yo creo que me estoy haciendo mayor, si te digo la verdad...”, le contestó a un reportero que le preguntaba por la seriedad de estos días, tanto dentro como fuera de la pista; "sin más, sí que tengo momentos más serios y otros buenos, pero me estoy tomando este torneo con mucha seriedad, porque vengo con hambre de hacerlo bien, sobre todo después de los últimos partidos. Quiero irme de aquí con buen sabor de boca. No sé, quizá es que estoy extraconcentrada... No lo sé, pero luego, cuando salgo de la pista, no es así, ¿eh?”.