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Asier de la Iglesia, primer debutante con esclerosis múltiple en la ACB

El alero guipuzcoano juega con el Delteco Gipuzkoa para apoyar la lucha contra la enfermedad

Asier de la Iglesia, con el 9.Vídeo: GORKA ESTRADA (efe) / epv

35 años, 1,99 metros, 95 kilogramos de peso, 17,3 puntos de promedio por partido, 52% de tiros de campo y 40% de tiros triples. 29,6 de valoración en 30 partidos disputados. Las cifras podrían corresponder a cualquier alero veterano recién fichado por el club turco o griego de moda. Pero los datos pertenecen a Asier de la Iglesia, jugador del Ordizia, de la Liga EBA, al que con 29 años le detectaron esclerosis múltiple, lo que le provocó un 40% de discapacidad y una falta de sensibilidad casi completa en los dedos y las manos que le hacen suspirar por el dolor como síntoma de normalidad. “Nadie se alegra por sentir frío o calor en las manos. A mí me gustaría sentirlo, que cuando coja una cazuela en las manos, me queme. Me alegraría la vida”, afirmaba en una entrevista reciente.

Ahora ha fichado para un partido en la ACB por el Delteco GBC, su equipo natural, que juega en Donosti,y así amplía el recorrido turístico-laboral de Asier en su vida cotidiana. Porque es de Zumarraga, vive en Azkoitia, trabaja en Zarautz (en una línea de montaje donde enseña a personas con alguna discapacidad intelectual) y juega en Ordizia: una jornada laboral que arranca a las seis de la mañana, con el toque de diana, y concluye al atardecer los días de entrenamiento.

El Delteco GBC le ha brindado la oportunidad de su vida deportiva. Nunca pudo fichar por un equipo profesional, y lo lleva a su pesar. Ahora juegan él y cuatro más en el equipo titular frente al Joventut Divina Seguros en la despedida de la temporada en Illumbe, fin y principio para Asier de la Iglesia de un sueño que tiene más que ver con la lucha contra la enfermedad que contra el aro.

Pero su, su porte es innegable de alero fuerte. Fisac, su entrenador, ya anunció que jugarían él y cuatro más en el equipo titular. Y lo cumplió este domingo. Lució el número 9, jugó 2m 36s antes de volver al banquillo, con dos lanzamientos que escupió el aro como si no le hubiera tomado la distancia al pabellón. Imagínenlo, aprendiendo los sistemas que utiliza Porfirio Fisac con su equipo...

Antes de comenzar, Asier de la Iglesia lanzó su campaña de pulseras por dos euros en busca de financiación para investigar la esclerosis múltiple, que llevan un mensaje grabado: “Aprende a bailar bajo la lluvia”. “Lo leí u oí a alguien y la he adoptado como método de vida frente a la adversidad de mi enfermedad”, explica.

En Illunbe, cuando el balón voló, el baloncesto lo ocupó todo en la mente de Asier de la Iglesia, soñando con lo que no pudo conseguir hasta la deferencia del Delteco GBC con ficharlo para un día señalado, de los que no se olvidan y de los que ayuda en su guerra a la esclerosis múltiple. Le desborda el optimismo: “Llorar no me va a mejorar la vida”, dice que le dijo al médico cuando le comunicó la noticia, aunque no le exime del sufrimiento. Como cuando el balón dio en el aro esas dos veces antes de negarle su pequeña gloria. La grande ya estaba conseguida de antemano. Los 10 segundos del final añadieron estadística a su participación. Hubo tiempo para todo.

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