El Chelsea compromete al Liverpool
Un gol de Giroud permite a los 'blues' acercarse a los puestos de Champions a costa del equipo de Klopp, totalmente desconocido en Stamford Bridge
El Liverpool, flamante finalista de la Liga de Campeones, perdió frente al Chelsea en Stamford Bridge un partido que Jurgen Klopp había calificado en la previa de semifinal, pues el conjunto red no tiene todavía garantizada matemáticamente su participación en la próxima edición de la Champions. Entre la quinta y la tercera plaza (posiciones de partida de ambos equipos) solo existían seis puntos de diferencia a falta de dos partidos para los blues, de ahí que no reservase el técnico alemán a ninguno de sus puntales, aunque todos ellos, con la excepción de Mané, interpretasen una versión absolutamente desmejorada respecto a sus avatares europeos. El Chelsea, un equipo a merced del talento (enorme) de Hazard, que se agazapó en su campo y dejó hacer, se llevó el partido gracias a un cabezazo de Giroud, en la única ocasión de peligro que generó el delantero francés.
Sin Henderson de partida, el Liverpool adelantó a Alexander-Arnold al centro del campo y situó a Clyne en el lateral derecho. El resto del once fue el mismo que logró el billete a Kiev en Roma, pero sin rastro alguno de aquella imagen voraz y desatada en ataque. Salah permaneció desaparecido durante todo el encuentro, y solo acaparó la atención del árbitro con un piscinazo de esos que construyen prejuicios difíciles de borrar en Inglaterra. No hubo ni una sola galopada del egipcio que desquiciase a la defensa del Chelsea, donde Azpilicueta, Cahill y Rüdiger, tres columnas que nunca sintieron removerse sus cimientos.
De hecho, el comportamiento del equipo de Klopp mutó al extremo opuesto del habitual, desplegando una versión en la que la posesión del balón parecía necesaria para enarbolar el juego ofensivo. Amasó la pelota con Wijnaldum, la manoseó con Milner y la movió continuamente sin peligro en una zona tan alejada de Courtois, que resultó más peligrosa para su poseedor que para el rival. El Chelsea de Conte, con Kanté y Bakayoko en el centro junto Cesc, tampoco ofreció su versión más atractiva. Solo Hazard, rápido, habilidoso, dañino, puso algo de pimienta a un juego previsible que ha perdido toda su efectividad. El planteamiento del 5-3-2 no resulta eficaz ante un equipo como el Liverpool (lo apuntó en su libreta Di Francesco tras el 5-2 en Anfield en la ida de las semifinales), ya que la presencia de tres jugadores dedicados únicamente a atacar como los que poseen los reds obliga a los carrileros a permanecer la mayor parte del tiempo en su campo.
Marcos Alonso se desplegó en contadas ocasiones en ataque (un remate y poco más), y Moses solo asomó en el gol de Giroud, fruto de un buen centro desde la línea de fondo. No llegó el Chelsea a comprometer demasiado a la defensa del Liverpool, aunque sí complicó la circulación de balón y arrebató en la segunda mitad una gran parte de ese porcentaje de posesión. Dos disparos de Mané desde media distancia y un buen remate de Firmino fueron las ocasiones más claras para un Liverpool que renunció al estilo que le ha llevado a ser un ciclón en Europa. El Chelsea, al que le resta enfrentarse al Huddersfield Town en Londres y al Newcastle fuera de casa tiene en su mano alcanzar la Champions merced al patinazo de un rival que se olvidó de su esencia.
Pasillo para despedir a Wenger
22 años al frente del banquillo del Arsenal bien valen una despedida a la altura del protagonista. El público y los jugadores del conjunto londinense homenajearon a Arséne Wenger en el último partido que dirigió el técnico francés en el Emirates Stadium. Los jugadores del Burnley se sumaron a los gunners y realizaron un pasillo de reconocimiento a Wenger antes del comienzo del partido, en el que se impodrían los locales (5-0) . En la grada del estadio lucieron pancartas en agradecimiento al trabajo del técnico francés y camisetas rojas con el lema "Merci Arsène".
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