Koulibaly deja grogui a la Juventus y coloca al Nápoles a un punto del liderato
Un cabezazo del central francés mantiene con vida al conjunto de Sarri a falta de cuatro jornadas para que acabe la Serie A
Un francés imponente, Koulibaly, ha provocado que toda Italia se mantenga en vilo. Su gol, de cabeza en el minuto 89 en el Juventus Stadium, coloca a su equipo, el Nápoles, a un solo punto del líder (85 a 84) a falta de cuatro jornadas para que termine la Serie A. A la Juve, hexacampeona consecutiva se le escapó el matchball el último suspiro. Inter de Milan, Bolonia, Roma y Hellas Verona son sus próximos rivales en un campeonato que parece más abierto que nunca. Fiorentina, Torino, Sampdoria y Crotone serán los puertos del Nápoles, que terminó celebrando la victoria sobre el césped de su rival como si la cuesta arriba hubiera por el título ya hubiera terminado. Tiene motivos el equipo de Sarri para estar alegre, pues con esta victoria ya es el tercer equipo en la historia de la Serie A que encadena más de 30 partidos consecutivos ganando fuera de casa.
Aunque también hay belleza en los empates (incluso en los que son a cero), los goles adornan jugadas, otorgan premios a movimientos, remates, osadías. Ver jugar a la Juventus y al Nápoles, al uno contra el otro, resulta entretenido porque ambos creen que pueden derrotarse. La Juve sostiene a su favor que acumula seis scudetti consecutivos y el equipo napolitano que jugando con personalidad no hay vitrina que resista.
El conjunto de Allegri, que perdió a las primeras de cambio a Chiellini tras un mal gesto del central italiano, readaptó su juego colocando a Höwedes junto a Benatia y dando entrada a Lichtsteiner en el lateral derecho. Parecería un cambio sin mayor trascendencia, pero colocar al suizo en el costado significa dar llegada por una banda en la que también se mueve Douglas Costa. De motor gigantesco, al brasileño le costó arrancar. En parte porque también tuvo que vérselas con Insigne. El italiano más menudo del partido fue también el menos manejable. Tiene talento a raudales Insigne y carácter de sobra para enfrentarse a cualquiera. Lo vivió Khedira después de devolverle la pelota, en opinión del jugador del Nápoles, mucho más lejos de lo que correspondía tras lanzarlo fuera al ver a un rival sobre la hierba.
No se aguantan ambos equipos, ni sus aficionados, y esa rivalidad extrema, bien aplicada, es garantía de divertimento. Y eso que a su llegada al Juventus Stadium, Maurizio Sarri dedicó una peineta a los aficionados juventinos que recibieron con todo tipo de insultos al autobús del Nápoles. Ningún mal gesto del técnico sobre el campo, que planteó el partido desde el prisma de que ataca a la Juve es no tener que defenderla. Aisló bien a Dybala, inoperante en los primeros (y únicos) 45 minutos en los que estuvo sobre el campo. Higuaín nunca vivió cómodo, y a Pjanic le costó enseñar que tiene un tobillo dorado. Un disparo del bosnio en un saque de falta que golpeó en el poste fue el envite más peligroso de la Juve en todo el partido.
Debía buscar los tres puntos el equipo celeste si quería mantener sus oportunidades de llevarse el título en este final de temporada, pero sus puñales parecían no tener filo. Callejón no rompía por banda como acostumbra, Mertens apenas realizó un disparo con cierto peligro (eufemismo futbolero por excelencia) y Hamsik solo tuvo en un zurdazo demasiado cruzado la ocasión de poner en aprietos a Buffon.
Por momentos fue un partido con músculo, tensión, pero sin punta. En el que todos los jugadores acaban cansados pero sin gloria. Es Italia la cuna del tacticismo, de la defensa por encima del gol, pero Juventus y Nápoles sienten la obligación de abandonar la tradición. Mandzukic y Cuadrado se alojaron en las bandas de la Juve en la segunda parte y Zielinski y Milik trataron de insuflar aire al Nápoles. Al final todo se decidió por un cabezazo tan impecable como decisivo de Koulibaly que mantiene al Nápoles con vida y a la Juve con el agua al cuello.
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