El Getafe sigue soñando con Europa y el Eibar se despierta
Un partido hosco y trabado se resuelve por un gol de Olivera y un acto de resistencia del equipo madrileño
El sueño de Europa, que pasa por la séptima planta de oportunidades de la clasificación (si el Barcelona gana la Copa, claro) podía inquietar a Eibar y Getafe que enfrentaban sus estados de ánimo para conseguir algo con lo que de partida, no se sueña, se consigue, si las nubes se apartan del horizonte. Pero hay muchos aspirantes porque la clase media del fútbol español se ha doctorado y ahora realiza exámenes sorprendentes en cualquier materia
Eibar y Getafe, dos equipos sorprendentes (menos, el Eibar ya más curtido que su rival recién ascendido), soñaban lo justo con esa esperanza, sin arriesgar para conseguirlo ni para perderlo. Que fluya. Y lo que fluía era un partido hosco, con el Getafe convertido su medio campo en pegamento infalible y el Eibar intentando su fútbol directo, pero esta vez sin dirección, más que jugando al hueco, jugando a los bulevares por la longitud de los pases al vacío.
A os dos equipos les faltaba una pieza de las que hacen ruido en el equipo. El segundo delantero es básico tanto para Mendilibar como para Bordalás. Kike García en solitario se despeña agotado en carreras imposibles que le ahogan el remate; Ángel necesita la sabiduría de Jorge Molina para sorprender con sus llegadas. Pero no había segundos delanteros y los entrenadores se tuvieron que invertir mediopuntas asistentes (Amath en el Getafe, Rubén Peña en el Eibar), pero ambos pasaron desapercibidos y con ellos sus delanteros centro.
Pero el gol le cayó de lado al Getafe, en un buen centro de Fajr que cabecea Olivera ganando la espalda de Capa (ya saben, las musarañas) para cabecear al poste más distante con la precisión justa. Cayó porque tenía que caer, porque nada más hizo el Getafe para aumentar la cuenta, satisfecho con aquella mínima llovida. Pero el Eibar tampoco hacía más que promover su habitual presión al campo contrario, con el agobio habitual pero con una imprecisión inusual.
Pudo empatar Pedro León, en la jugada más hermosa del partido, pero su disparo lo rasgó con las uñas Guaita y la pelota dio en Kike García, en boca de gol, pero sin poder rematar al encontrarse bruscamente con la pelota encima.
Quedaba medio partido para medir hasta dónde alcanzaba la búsqueda de un sueño posible pero difícil. Y el Eibar, obligado te veas, apretó los dientes y se fue hacia Guaita a su estilo, pero ya con Charles en vez de Kike García, en busca de la habilidad frente al choque de trenes. El Getafe no se arrugó y aceptó el acoso. Ya no intercambiaba golpes, refería ajustar su pegamento en un partido cargadito de faltas de ambos equipos que suspendió la labor disciplinaria de árbitro, condescendiente con planchas y entradas durísimas de ambos equipos, que fueron perdonadas.
Lo intentó el Eibar asemejándose cada vez más a lo que es en este campeonato, especialmente en Ipurua. Agobio pero desesperado, confianza ciega en la bota derecha de Pedro León y luego en las correrías de Iván Alejo. Entre medio, el miedo cuando Dmitrovic golpeó en el mentón con el codo fortuitamente a Ángel que cayó desplomado. El portero serbio se dio cuenta de la gravedad, se quitó el guante y metió los dedos en la boca del jugador para evitar que se asfixiara con la lengua.
Fue el susto de un partido asustadizo que fue domeñando el Getafe con más tranquilidad de la que sugería el presunto agobio azulgrana. Agobio sin ocasiones, salvo una galopada de todo el campo de Pedro León que al final optó por disparar obviando a sus tres compañeros que le acompañaron al galope. Y fue córner, no gol que es lo que se antojaba, Y así se acabó el partido y el hilillo de sueño europeo del Eibar que le colgaba de los pulgares. Un hilo que se lo ató el Getafe, que alcanza a Sevilla (un partido menos de Liga) y amenaza a Villarreal. Y que no gane la Copa, claro. Con la misión verdadera (la permanencia) cumplida. Sueños del Getafe y despertar del Eibar.
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