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Champions League - octavos - jornada 1Así fue
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El Shakhtar Donetsk deja viva a la Roma

El conjunto ucranio, muy superior durante todo el encuentro, logra una remontada escasa

GORKA PÉREZ
Ferreyra protege el balón ante Kolarov.
Ferreyra protege el balón ante Kolarov.Efrem Lukatsky (AP)

El duelo entre el Shakhtar Donetsk y la Roma replicó las mismas fases que las de cualquier obra de teatro. Da lo mismo que sea una comedia o una tragedia, tan romanas ambas. Siempre existe un momento en el que cualquier personaje, el que sea, se siente eufórico cuando obtiene del cielo un premio que anhela, independientemente de si lo merece o no. Y suele resultar habitual que de no merecerlo aparezca un segundo protagonista a reclamar lo que es suyo. Los duelos teatrales, cuando no acaban con un derrotado suelen hacerlo con dos, pues la victoria siempre se conjuga en singular. Y en el fútbol todo sucede más o menos igual, sin telón de por medio, pero con la capacidad para dejar cualquier partido abierto aunque al cierre del acto haya vencedores y vencidos.

Es probable que la Roma lamente haber perdido el partido tras haberse adelantado en el marcador con merecimiento. Un tanto del turco Ünder, un zurdo de flequillo largo que sumó su quinta diana en los últimos cuatro partidos (póker en la Serie A y estreno europeo), que recibió un gran pase de Dzeko dentro del área. El bosnio, un tanque con cintura, no jugó mal , pero falló todo lo que se le pide a un nueve como él. En un mano a mano ante Pyatov remató raso, blando, sin luz, al centro de la portería. Se apagó como nueve y nació como asistente.

La Roma se plantó en el Metallist Stadium con un esquema apretado. Entre su defensa y la delantera no había más de 20 metros de distancia. Mordía arriba y arriesgaba abajo. El Shakhtar es un equipo que hibrida la disciplina ucrania con la samba brasileña. Esto es, su defensa lleva una bandera y su ataque otra. Marlos, Taison y Bernard, brasileños, se dedican a generar el caos y Ferreyra, un argentino, a convertir el baile en oro. Da gusto ver cómo se mueve el ataque del equipo minero hasta que tienes que enfrentarte a él.

La Roma, que no defendió mal durante la primera parte en la que logró la ventaja, Perotti fue un tormento insufrible para Butko, se desinfló tras el descanso como un mal globo de feria. Si no llega a estar tan acertado su portero Alisson, el roto hubiera sido definitivo. El portero brasileño contuvo a sus paisanos hasta que el argentino Ferreyra, en una jugada nada brasileña (pelotazo y a correr) logró el empate tras despegarse de Manolas como una pareja mal sintonizada en un tango. Ahí cambió el viento del partido y el Shakhtar se convirtió en un tornado. Marlos y Fred removieron los cimientos del centro del campo hasta que el propio Fred reventó el balón en un saque de falta antológico. El balón, un misil, se coló al ladito de la escuadra y se alojó en la red mientras daba vueltas sobre sí mismo.

Intentó cambiar la escena Di Francesco dando entrada a Gerson y Bruno Peres, dos brasileños de su bando, pero la música seguía sonando en una sola dirección. Lo que pasa, de ahí la capacidad del fútbol para repartir alegrías, es que el Shakhtar no logró aumentar la diferencia lo que convierte al 2-1 definitivo en un botín escaso para la eliminatoria. Sobretodo cuando Peres evitó con la punta de la bota un disparo a bocajarro a medio palmo de la línea de gol el 3-1. De ahí que la Roma, aunque viviera la felicidad y el drama se quede con el cuerpo en pie para la vuelta. Y el Shakhtar, la otra parte en cuestión, se conforme con haber espantado al fantasma aunque hubiera tenido la oportunidad de cazarlo.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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