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Guardiola busca un ‘Puyol’ en Laporte

El Manchester City, el club que más ha invertido en marcadores en la historia del fútbol, ficha al central del Athletic por 70 millones para mejorar la transición de ataque a defensa

Diego Torres
Laporte golpea el balón en San Mamés.
Laporte golpea el balón en San Mamés.Juan Manuel Serrano Arce (Getty Images)

Hay dos clases de defensas. Aquellos que se distinguen por el sentido táctico, la elasticidad y la finura en el manejo de balón; y aquellos que, menos académicos, destacan por una naturaleza salvaje que les impulsa a atacar a los delanteros a la mínima oportunidad de anticipación, cosa que perciben con una especie de olfato. Un prestigioso analista de la Premier califica a estos últimos de "defensas puyolianos", porque de algún modo representan la herencia de Carles Puyol. El fiero Aymeric Laporte, fichado por el Manchester City a cambio de 70 millones de euros para el Athletic, es el típico anticipador congénito.

Aparentemente se trata de una operación contradictoria. En realidad forma parte de una estrategia. El City, el club que más empeño ha puesto en tener el balón en campo contrario, es el que más dinero ha dedicado a comprar defensas. El fichaje de Laporte convierte al francés de 23 años en el segundo defensa más caro de todos los tiempos y eleva la inversión en marcadores en el club inglés a cerca de 370 millones de euros desde 2016. Un hecho insólito en la historia del fútbol.

Obsesionado por llevar la iniciativa, Pep Guardiola, el entrenador del City, alcanzó el convencimiento de que el control del balón no es la única vía de perfeccionamiento del ataque. Ante rivales como el Liverpool o el United, que basan su táctica en cerrarse, presionar y contragolpear, el control del juego pasa por optimizar las transiciones: de ataque a defensa y de defensa a ataque.

Los defensas más caros de la historia

1. Virgil van Dijk (Liverpool), 78,8 millones de euros.

2. Aymeric Laporte (City), 70 millones de euros.

3. Benjamin Mendy (City), 57,5 millones de euros.

4. Kyle Walker (City), 51 millones de euros.

5. David Luiz (PSG), 49,5 millones de euros.

6. Rio Ferdinand (Manchester United), 46 millones de euros.

7. Nicolás Otamendi (City), 44,6 millones de euros.

8. Leonardo Bonucci (Milan), 42 millones de euros.

9. Thiago Silva (PSG), 42 millones de euros.

10. Lilian Thuram (Juventus), 41,5 millones de euros.

Eduard Fortet, director técnico del grupo de entrenadores MBP, con sede junto al Camp Nou, no lo duda: “Guardiola quiere a Laporte porque está trabajando la defensa del espacio; lo vemos en Otamendi. Otamendi no tiene tantas cualidades con el balón pero es muy bueno en el timming para reducir espacios hacia adelante, es rápido en espacios cortos, y bueno en el uno contra uno. Laporte tampoco destaca en la fase ofensiva. Guardiola lo ficha pensando que ya no controla el juego el que tiene la posesión sino el que gestiona mejor las transiciones y los espacios”.

El técnico que caracterizó su obra por trasladar el eje del juego al mediocampo —donde el énfasis lo pone la acumulación de jugadores que pueden maniobrar en 360 grados— ha dirigido la inversión en fichajes hacia la zaga. Desde 2015 el director deportivo del City, Txiki Beguiristain, ha contratado atacantes por valor de 160 millones de euros, mediocampistas e interiores por 180 millones, y defensas por 370 millones, en cifras aproximadas. Mendy (57 millones), Stones (55), Walker (51) y Laporte (70), cuatro de los cinco defensas más caros de la historia, se suman a Otamendi (44 millones), Mangala (30), Danilo (30) y Delph (12).

Dijo Menotti en 2010 que el interés de Guardiola en armar las jugadas desde atrás con los defensas centrales obedecía a una dinámica muy lógica: “Lo que empieza mal no puede acabar bien”.

El adagio menottiano no encaja exactamente en este City de 2018. Que Laporte y Otamendi se constituyan en la pareja de centrales no habla tanto de un alarde de refinamiento en la primera entrega del balón como de la intención de asegurar que las pérdidas sean lo más efímeras posibles. Consciente de que el destino de su propuesta futbolística depende del instante que sobreviene a la pérdida de la pelota, Guardiola concentra su esfuerzo en buscar soluciones rápidas que corten de raíz los contragolpes del rival. De ahí la necesidad de un vigilante que no pierda el duelo con el delantero rival cuando el equipo se encuentre volcado en el ataque y la zaga permanezca en inferioridad. Alguien con el sentido de la anticipación muy agudizado. Un especialista como Laporte capaz de apagar el fuego antes de que se desate el incendio.

Lo confesó Guardiola en uno de sus múltiples intentos por reforzar la moral del sofocado John Stones: “Yo adoro a los tíos como Stones. Porque no es fácil ser defensa central conmigo. Tienes que defender a 40 metros de tu portería y salir construyendo la jugada. En otros equipos los centrales solo tienen que meterse en su área a despejar balones de cabeza y a jugar en largo (…). En el City los errores de un defensa lo ponen en evidencia porque son muy difíciles de solucionar”.

La situación más peligrosa para el City es la más frecuente durante sus partidos. Sucede cuando el equipo tiene la posesión en campo contrario y los interiores, los laterales y los extremos se van sumando a las maniobras dejando a los centrales solos a medio camino entre el borde del área y el círculo central. Dos hombres para vigilar a uno o dos atacantes descolgados. Dos islotes expuestos a que el rival presione, robe la pelota y les meta un pase a la espalda. En caso de crisis, el margen para actuar no es de más de un par de segundos. Stones, que es bueno técnicamente, suele reaccionar demasiado tarde ante el desborde. Laporte, un marcador del montón cuando juega metido en su área, brilla en campo abierto gracias a su demarraje.

En el segundo decisivo de la transición de ataque a defensa, allí donde la mayoría sufren para ponerse en marcha, Laporte impone una arrancada inmediata. La tracción de sus zancadas imprime a sus primeros pasos una potencia diferencial. Mide más de 1,90 y emplea el cuerpo de modo que se interpone en la línea de carrera de los contrarios con facilidad. Decidido como parece, no es raro que sus duelos se salden con la más provechosa de las victorias: intimida tanto a los delanteros en el primer instante del ataque que muchos de ellos se inhiben antes de luchar.

Laporte no es Beckenbauer. Pero tiene cierto parecido con Puyol. Si demuestra el mismo carácter, el City se convertirá en el dueño de la pelota.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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