Carles Puyol: “Hay que reinventarse desde la experiencia”
El exjugador del Barcelona quiere invertir su experiencia en una empresa de representación
Viste de negro, la melena se despliega a partir de multitud de rizos todavía mojados, lleva barba de varias semanas y va y viene del sofá al futbolín de la agencia McCann Worldgroup Barcelona como si todavía jugara en el Barça. Carles Puyol (Poble de Segur, 1978) no ha perdido fiereza, su aspecto es saludable, pero ya no es Sansón después de su lesión en la rodilla derecha, ya superada. Ahora se le ve tranquilo, contento, sabedor de lo que quiere decir, incluso dicharachero, así que cuenta que no le gustan los taxis de Nueva York, de donde regresó hace poco después de patearse mucho la calle y tomar a menudo el metro, obsesionado por perfeccionar su inglés.
Pregunta. ¿Se esperaba un clásico tan azulgrana?
Respuesta. No. Tenía confianza en el equipo, pero el Bernabéu es un campo muy difícil y esperaba un partido más igualado; el Barça fue muy superior.
P. ¿Qué le pasa al Madrid?
R. Salió a competir con un estilo que el Barça domina perfectamente; quiso tener el control de la pelota y no lo logró, como tampoco pudo presionar porque la salida del balón del Barcelona fue limpia y fácil, siempre encontró a jugadores libres entrelíneas. El Barça hizo uno de los mejores partidos de los últimos años; todos los futbolistas estuvieron perfectos.
P. Como buen amigo que es de Luis Enrique, usted siempre confió en él. ¿Qué le vio?
R. Fue muy importante en mi vida, me enseñó muchas cosas. Tiene una fuerte personalidad, es un gran profesional y siempre dice las cosas a la cara, buenas o malas. No engaña.
Ahora quiero ser un ‘coaching’ que haga más profesional al jugador”
P. Ha sabido gestionar los egos de Messi, Neymar y Suárez.
R. No solo de los delanteros, sino también de Andrés [Iniesta] y antes de Xavi. El Barça tiene a números uno en todas las posiciones. Su juego es espectacular y su fuerza está en la unión; el talento se da por supuesto. Los tres delanteros son buena gente y se sacrifican por el equipo; ahí está la clave. Los egos han roto equipos muy importantes. Cada uno tiene que saber cuál es su parcela y convencerse de que hay que ser ambicioso porque si ganar es muy bonito, volver a ganar sabe mucho mejor.
P. ¿Le sigue gustando el fútbol del Barça?
R. Sí. Es el que viví. Me gustan los equipos que quieren jugar y que saben jugar. Una de las cosas que teníamos con Guardiola es que no solo atacábamos sino que también me gustaba mucho cómo defendíamos. A pesar del talento y grandeza del plantel, trabajábamos como un equipo pequeño, le dábamos importancia a detalles como la estrategia, los hábitos... y defendíamos, mucho.
P. La selección también ha reencontrado el buen camino.
R. La veo muy bien. Aparece una nueva generación y los que ya llevan tiempo están en buena forma. La exigencia es alta por todo lo conseguido, pero pueden seguir consiguiendo éxitos.
P. ¿Entiende los pitos a Piqué?
R. No. Es un jugador básico en la selección, siempre ha dado la cara. Se equivocan los que pitan, aunque hay que respetar a la gente. Nadie puede dudar, por otra parte, del compromiso de los jugadores catalanes con la selección; lo hemos dado todo.
P. La selección, el Barça, el fútbol. ¿En qué sitio le ubicamos?
P. Hemos creado una empresa de representación de jugadores con Iván de la Peña y Ramon Sostres. Iván es un apasionado del fútbol, le encanta descubrir talentos, se pasa el día viendo a jugadores y ya me hablaba de Neymar y Coutinho con 14 años; y de Douglas Costa. Ramon, una persona de confianza, se encargará de la parte jurídica, contractual y fiscal.
P. ¿Y usted?
R. Mi función consistirá en transmitir, desde la experiencia, mis conocimientos con la intención de hacer más profesional al futbolista. Quiero ser un coaching que ayuda a pensar, a tomar decisiones, a gestionar con inteligencia las emociones en situaciones complejas. No quiero ser un entrenador invisible; aspiro a facilitar las pautas para dar soluciones a problemas, partiendo de la base de que tuve que trabajar solo mucho tiempo porque no jugué en el Barça hasta los 17 años. No tuve la formación de los chicos de hoy.
P ¿Pero todos los entrenadores contaron con usted?
R. El 80% de los entrenadores que tuve no me hubieran metido de entrada en la alineación; solo lo hubieran hecho dos o tres. Tuve que trabajar, nunca bajé los brazos ante las dudas, y eso es lo que quiero que entiendan los jugadores. También estamos estructurando la escuela Carles Puyol, un proyecto global y solidario con los niños, para que aprendan a adaptarse al mundo del fútbol. Tengo que reinventarme a partir de la experiencia y el conocimiento, adaptarme a una nueva vida. Y en esto estoy, con colaboradores como McCanan.
P. A pesar de ser su ayudante, no aceptó sustituir a Andoni Zubizarreta como director deportivo del Barça, después descartó presentarse para el mismo cargo en la candidatura de Joan Laporta y tampoco aceptó ser el segundo entrenador de Roberto Mancini en el Inter. ¿Qué quería ser?
R. Tuve alguna propuesta que me sorprendió y me hizo sentir orgulloso, pero cuando dejas de jugar, necesitas tranquilidad. Aunque estoy agradecido a Zubizarreta y al club, puede que me precipitara al aceptar el puesto técnico en el Barça. Lo digo porque todavía tenía que aceptar que había dejado de ser futbolista. Quería jugar hasta los 40 o 41 años como Paolo Maldini; no me dejó la rodilla.
P. ¿Qué sensación tuvo cuando vio que no podía jugar?
R. No me levantaba motivado ni feliz. No es fácil pasar de estar al aire libre a un despacho. Me costó mucho aceptar el cambio de vida. Nunca dejé de entrenarme cuando estaba lesionado. Ya había decidido renunciar antes de la salida de Zubizarreta y lo sabían tanto él como el club. No quería quedarme, aceptar cualquier cargo y un sueldo. Pero aprendí mucho, vi la otra cara del fútbol. Tampoco me sentía preparado para dar el paso de estar con Mancini.
Quería jugar hasta los 40 o 41 años como Maldini; la rodilla no me dejó”
P. ¿Tuvo ofertas para jugar?
R Si hubiese podido jugar, habría seguido en el Barça. No era cuestión de ir a otra liga o a un equipo que no me exigiera como el Barça; la exigencia me la marco yo, y si no estoy al 100%, no juego.
P. ¿Y cómo tiene la rodilla?
R. Me siento mucho mejor. La transición ha sido muy difícil. No estar bien físicamente me impedía tener libertad y tranquilidad para pensar. Tuve que dejar el fútbol y después no podía hacer ni deporte porque la rodilla se me llenaba de líquido por el problema de los cartílagos. Es muy difícil dejar de jugar y todavía más no estar bien físicamente. Practicar deporte me hace sentir vivo y me da libertad para pensar. Ahora ya me puedo ejercitar cada día.
P. ¿Tuvo pánico?
R. Cuando jugaba, nunca tuve miedo, era muy positivo, pensaba que todo iba a salir bien. Quizá fue un error no dejar de entrenar ni un día, no parar, pero quería estar con el equipo, sin valorar las consecuencias. Pero, cuando dejé de jugar, sí que tuve dudas. Aunque me tranquilizaban los doctores, sufría más que disfrutaba.
P. ¿Tuvo un momento crítico?
R. Me asustaba cuando tenía que bajar unas escaleras. A veves me fallaba la rodilla. Cuando dejé de hacer deporte pasé de 100 a cero; necesitaba tiempo para analizar lo que quería hacer. Ya lo sé. Las cosas se hacen por ilusión y por pasión, como el fútbol.
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