Messi llega por sorpresa
El ‘10’, que partía como delantero en el 4-4-2 de Valverde, se reubica como mediapunta junto a Paulinho y rompe al Celta con sus apariciones desde la segunda línea
Agarró el balón en su campo, le tiró un caño a Fontàs, que le entró de primeras, y trazó un eslalon hasta el borde del área rival, cuando entre cuatro oponentes lograron arrebatarle el balón antes de que armara la pierna. Fue un zigzagueo de Messi, una jugada casi imposible para cualquiera. Pero no acabó en éxito porque la zaga rival estaba bien parada, con las líneas juntas y moviéndose en bloque. No sucedió lo mismo cuando el 10 llegó desde atrás y pilló por sorpresa al Celta.
Explicaba Pep Guardiola cuando dirigía al Barcelona que una de sus máximas era que en el área no se está sino que se aparece. Y eso hizo Messi, que era punta pero se situó al lado de Paulinho unos metros más atras, unos pocos suspiros después de que Iago Aspas consiguiera su tanto, tras un rechazo porque parece que no hay otra forma de batir a Ter Stegen. Inició La Pulga la jugada desde la zona de trescuartos y mezcló con Paulinho, que trató de filtrarle un pase a Luis Suárez en el balcón del área. Al mal control del uruguayo llegó la llegada desde la segunda línea de Messi, que absorbió el esférico y soltó un disparo seco y por debajo de las piernas de Rubén para poner las tablas y firmar su gol número 13 en la competición, también para convertirse en el primer jugador que participa directamente en 500 goles de la Liga (361 dianas y 139 asistencias) tras 396 encuentros. No sería, en cualquier caso, la única aparición de Messi. Así lo explicó antes de llegar al entreacto, cuando después de una jugada embarullada y un rechazo a centro de Suárez, puso la cabeza para que el balón diera en el brazo de Cabral. No se pitó penalti y en la continuación, de nuevo tras rebote, Leo le pegó al palo por falta de espacio. Era el poste 18 del Barça en el curso, el 11 de Messi.
Un gol y varios sustos
No fue bastante el argentino, que también regaló un gol a Luis Suárez, finalmente mal anulado porque no era fuera de juego del delantero. Un traspié que no inmutó a los puntas del Barcelona —jugó con un 4-4-2— porque en la segunda parte, de nuevo gracias a una aparición de Messi en el área, el remate de cabeza del 10 fue desviado a tiempo por Rubén cuando desde las gradas se cantaba gol. Aunque al final llegó; Leo abrió a la banda, Alba puso el centro y Luis Suárez no perdonó. El tanto no sirvió, sin embargo, para festejar el triunfo porque Maxi Gómez puso la igualada y Sisto no la desequilibró porque Ter Stegen se empecinó en lo contrario con una ataja de mérito.
Messi, claro, también pudo resolver. Primero con un pase por dentro en una falta ensayada que Piqué acertó a prolongar con un regate sobre el meta pero con un disparo torcido; y después, de nuevo con otra llegada desde atrás, tras un rechazo a disparo de Denis, el 10 no giró lo suficiente el cuello y la pelota se perdió por la línea de fondo. Incluso tuvo una última ocasión, ya en el descuento, con una falta frontal que la barrera desvió. Hizo de todo el 10, pero ante el Celta no fue suficiente y se rompió la racha de un año de invencibilidad del Camp Nou.
