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La suma de Valverde

El técnico del Barcelona, que antepone el colectivo sobre cualquier cosa, exprime a todo el vestuario

Jordi Quixano
Valverde, antes del duelo ante el Sevilla.
Valverde, antes del duelo ante el Sevilla.Manu Fernandez (AP)

Hubo gente en la comisión deportiva del Barcelona que abogó por nombres sugerentes y magnéticos como Sampaoli, Klopp y Conte, entrenadores de éxito que acaparan portadas por su buen hacer. Pero el secretario técnico Robert Fernández se negó en redondo porque no pasaban la criba, porque en ocasiones anteponían su figura al colectivo y porque tampoco conocían la casa. Hubo más dudas con Koeman, Óscar García y Eusebio, técnicos que sí daban el perfil. Pero entendía Robert que ninguno cuadraba tanto como Ernesto Valverde, que cumplía con todos los requisitos: sus nociones tácticas estaban fuera de toda duda; su lado institucional no originaría problemas con la prensa ni con la FIFA –porque en el club hay quien todavía no entiende por qué Luis Enrique no fue a buscar el galardón que le señalaba como el mejor entrenador-; y su mano izquierda con el vestuario se antojaba capital para un equipo que había perdido poder sobre el césped. “Robert escogió a Valverde casi un mes después de que Luis Enrique advirtiera su posible marcha en la pretemporada de hace dos cursos”, explican desde las oficinas del Barcelona; “siempre dijo que era el entrenador adecuado para sacar lo mejor de los máximos jugadores posibles”. El tiempo parece darle la razón. Y eso que el mister se ha cargado de un plumazo axiomas azulgranas que parecían sagrados.

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Aunque le recordaron que en la casa hay unos automatismos y unos principios que se utilizan desde Prebenjamines, desde el área deportiva le invitaron a utilizar el sistema que quisiera mientras se ganara. Y cumple con la norma, con 31 de 33 puntos posibles en la Liga, líder incontestable como también lo es en la fase de grupos de la Champions. Pero, intervencionista como es, Valverde no se limita a un sistema que en Can Barça asemejaba inviolable (el 4-3-3) desde que Rijkaard lo recuperó tras caer en el olvido, tras Cruyff, y que Guardiola lo reverdeció para que sus sucesores lo aplicaran invariablemente. Si bien es un punto de partida, ha sabido articular el juego alrededor de Messi y el 10 responde con goles y fútbol, líder de un equipo con recursos. Así se demostró frente al Sevilla, con un 4-3-1-2 en ataque –Leo hacía de mediapunta- y un 4-4-2 en defensa, donde Messi quedaba liberado y Alcácer debía ocupar la banda derecha para taponar las incursiones rivales. “Era un puesto con mucha exigencia”, concedió Valverde después del encuentro, orgulloso porque su plan había salido bien. Entre otras cosas porque Alcácer, el jugador que menos había jugado del plantel a excepción de Cillessen y Vermaelen [reservados para la Copa], también de un Aleix Vidal que de nuevo parece haber arrojado la toalla, firmó dos tantos y la victoria. “Contentos por él y por el equipo”, resolvió Valverde, acorde a su discurso grupal y aglutinador.

Desde las oficinas del Camp Nou aplauden la labor del técnico. “Es una persona muy inteligente y eso se puede ver en cómo gestiona los minutos y al vestuario. Pero es una característica que ha tenido siempre, no viene nueva de ahora”, explican. Alcácer dio la clave tras su noche de gloria. “Más que mi partido, importa el del equipo, que hemos sabido sufrir hasta el final. Es bueno que todos estemos enchufados”. Valverde recogió el testigo: “Tengo un gran equipo. Cualquiera que sale puede marcar. No es mi mérito sino del jugador”. Aunque también del entrenador porque al contrario de lo que hacía Luis Enrique, que ponía a cinco o seis teóricos suplentes de tacada, Valverde mantiene la columna vertebral e inserta uno o dos cambios en el once, lo que hace que el fútbol no se resienta y el ‘nuevo’ se acople con más facilidades.

El Txingurri, además, plantea cada encuentro de forma dispar, atendiendo sobre todo a las virtudes y flaquezas del rival. Es por eso que en ocasiones necesita la velocidad y el descaro de Deulofeu, la fuerza o posicionamiento de André Gomes, la pausa o el último pase de Denis Suárez… Frente al Sevilla jugó Alcácer. “Lo puse porque más que un extremo como Deulofeu o un mediapunta como Denis, Paco podía jugar escorado e iba a estar cerca del área y ofrecer desmarques. Pensaba que nos podía venir bien porque es un goleador”, argumentó Valverde. Y funcionó. Otro adepto a su causa, o, como dirían en el Camp Nou, a la causa del Barça porque Ernesto no está por encima del colectivo.

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