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El Málaga de Míchel se estrena

Primera victoria del conjunto andaluz ante un Celta que reaccionó demasiado tarde

Adrián celebra su gol junto a Juanpi.
Adrián celebra su gol junto a Juanpi.Aitor Alcalde Colomer (Getty Images)

El Málaga de Míchel está vivo. El conjunto andaluz puso fin a su nefasta racha para derrotar al Celta y lograr el primer triunfo de la temporada. Tres puntos logrados con corazón y fe, gracias a una hora muy buena de juego, cierta dosis de fortuna cuando el Celta empató y un paradón del meta Roberto en el último minuto del partido a Maxi Gómez. La fortuna, por fin, le sonrió a un equipo que solo había acumulado un punto de 27. El Celta, mientras, solo jugó 20 minutos, a partir del 70, cuando dio un paso adelante y se aprovechó del cansancio y de los miedos del Málaga.

Le faltó empuje al conjunto de Unzué, demasiado ensimismado en el toque, superado por la pasión de los de Míchel. Respira el entrenador madrileño, que sufrió de lo lindo en la banda y que no ha parado de buscar soluciones hasta conseguir la primera victoria, que debe supone un punto de inflexión en la trayectoria de un grupo demasiado castigado por el fútbol. Premio también para Míchel, que sacó a un delantero, En-Nesyri, con el 1-0. El marroquí forzó el penalti que acabó dando el triunfo, muy bien transformado por Recio. El capitán volvió a marcarse un partidazo. Alma del Málaga, Recio tiró de los suyos. Como Adrián, el hijo del entrenador, que hizo el 1-0 y fue un ejemplo de entrega de un equipo que realizó una gran demostración de fe colectiva. Como Peñaranda, que vuelve a ser el delantero que deleitó hace dos temporadas en el Granada.

Que el Málaga está vivo lo demuestra su carácter, el ímpetu con el que comenzó un partido vital para sus intereses después de sacar un punto de 27 posibles. Las sensaciones que desprende el conjunto andaluz no responden a la de un colista. Míchel, que no para de buscar soluciones, volvió a retocar la alineación, entregando el mando a los veteranos y a un Peñaranda por fin revitalizado. Y el Málaga, todo corazón, fue un equipo que pasó por encima de un Celta demasiado amanerado, de toque inocuo, que jamás combinó posesión con profundidad y que fue un equipo blando. Un Celta de poco carácter y sin remate, presa de la furia de un Málaga que no quiso detenerse, que se sobrepuso a su gran falta de gol para encontrar premio en la última jugada de la primera mitad. El Málaga había gozado de una buena ocasión en un jugadón de Peñaranda, pero el gol llegó en un acto de fe. Una falta al área, una chilena de Baysse que pega en el larguero y un remate de Adrián para hacer el 1-0.

El Celta defendió sin intensidad en la última acción de la primera mitad, algo imperdonable en un equipo que desea ser competitivo. En su fútbol hay jugadores desconectados, caso de Wass. El danés fue el año pasado un ciclón. Su primer tiempo en La Rosaleda fue muy malo. Sobrepasado por la intensidad del Málaga, el Celta, que venía de hacer buenos resultados fuera de Vigo, no tenía más remedio que reaccionar.

El Celta se fue metiendo en el partido a medida que pasaban los minutos. El Málaga notó el cansancio en un partido que se fue haciendo brusco y áspero. Puso tanta pasión que acabó sin aire. Lo aprovechó el Celta, que empató en un afortunado remate de Aspas con el hombro. Un minuto antes, Míchel había hecho un cambio valiente. Metió a En-Nesyri en busca del segundo gol. Lo encontró después de la igualada, cuando el marroquí remató a puerta y Cabral despejó el balón con el brazo. El penalti, claro, había que meterlo. Ahí surgió Recio, quien le pegó con el alma para hacer el 2-1. Todavía Roberto tuvo que hacer un paradón en el último minuto a Maxi Gómez para salvar al cuadro andaluz, que en la décima jornada cantó por fin bingo para traspasar la posición de colista al Alavés.

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