El Espanyol se atasca ante el Levante
El conjunto blanquiazul, errático en el área, empata frente a los granota y se queja por un gol anulado a Gerard Moreno a ocho minutos para el final
En un partido bonito, por disputado y atrevido, al Espanyol se le atragantó el triunfo ante el Levante. El mensaje audaz de Quique Sánchez Flores desde la alineación echó de menos la tiza de sus delanteros en el campo. Cuando no fue el poste, fue la decisión del línier —le anuló un gol a Gerard a ocho minutos para el final—, y siempre falló Baptistao, ayer inexplicablemente impreciso ante el cuadro granota. El Levante nunca se dejó intimidar, duro en la medular, punzante en las bandas, también sin puntería cuando se arrimó al área blanquiazul.
El Levante andaba en la búsqueda de definir su identidad. Si era el equipo macizo, ordenado y que tenía un puñal en la bota de Bardhi —comenzó el duelo en el banquillo en Cornellà—, que desafió al Madrid y al Valencia, o ese conjunto dubitativo que se extravió en las dos últimas jornadas contra el Betis y el Alavés, cuadros más cercanos a su perfil. De entrada, el Levante salió a atorar al Espanyol. No le quería dar ni un metro el equipo granota a los muchachos de Sánchez Flores, temerosos cuando tenían que sacar el balón desde el fondo, sin control ni paciencia en el medio del campo.
Poco a poco, el Espanyol sacó pecho. Encontró un sistema Sánchez Flores, con Darder como celebro y Jurado como crupier, a los que se le suman la velocidad de Piatti, Gerard y Baptistao. Los blanquiazules se encendieron, el Levante no aflojó; lo agradeció el duelo. Sin embargo, no estaban acertado Baptistao y Gerard, tampoco Campaña y Luna. La intensidad y el vértigo en las bandas, simbolizada en Piatti y Baptistao en el Espanyol y Morales e Ivi en el Levante, se diluía cuando el cuero llegaba al área, porterías bien custodiadas por Raúl y Pau López.
Mostró su ambición Sánchez Flores y mandó a Sergio García al campo en lugar de Jurado, menos pausa, más ímpetu en ataque. Y apareció el 9 para desparramar a Postigo y ponerle el balón en la cabeza a Gerard. El remate del 7 lo rechazó Raúl y, con el cuero servido en el corazón del área, Baptistao volvió a fallar el tiro final. No era la noche blanquiazul, primero el larguero le negó el gol en el disparo de Darder desde media distancia y después fue el linier el que le borró el grito a Gerard por una supuesta falta del delantero, cuando se elevó para cabecear el centro de Piatti. La rabia con el árbitro arrancó en el campo y se extendió en la grada. El Levante se negaba a recular y López Muñiz sacó al central Postigo para darle vuelo al mediapunta Bardhi. Entonces, ya todo era ansiedad en Cornellà. Y con prisa en la cabeza no hay temple en los pies. Se le escapó la victoria al Espanyol, inquieto en ataque sin puntería en el área.
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