La velocidad dispara al Atlético de Madrid y noquea al Sevilla

La velocidad y su sempiterna y eficaz solidez disparan al Atlético en la hierba y en la tabla, 14 puntos sobre 18 con tres partidos fuera de casa consecutivos. Para un equipo que a veces le cuesta ligar juego, la punta de velocidad de sus delanteros fue decisiva para noquear en el segundo tiempo al descafeinado Sevilla de Eduardo Berizzo. Un simple balón largo bien orientado puede valer un potosí para el reprís y la verticalidad de Carrasco, Vietto o Griezmann, formados como punta de ataque por Simeone.

Fueron los dos primeros los que descosieron un partido tan competido y por momentos pastoso, cuando la pelota era del Sevilla, como precipitado cuando el balón estaba en los pies de los rojiblancos. Vietto enseñó su aceleración en una conducción hacia la portería de Rico. Carrasco culminó ese arranque eléctrico a toda mecha tras perseguir el mal control que había hecho en el pase de Vietto y sortear la precipitada salida de Rico.

Vietto no marca y sale perdedor de la mayoría de los cuerpeos con los centrales, pero es un rajador de defensas cuando tiene espacios por delante. La hinchada apreció su mejoría cuando fue sustituido por Correa, que cada vez que pisa el campo comprueba cómo está esculpiendo su pedestal entre la grada.

La zancada explosiva de Carrasco en espacios cortos también fue decisiva para el segundo gol del Atlético. Rompió la defensa sevillista al recoger un pase filtrado de Koke y driblar al portero. Al primer centro atrás del belga no llegó Griezmaann, que si quedó bien posicionado para recibir la apertura de Filipe Luis. El zurdazo seco del francés se lo tragó Rico entre sus piernas. En la trama de esta jugada sí tuvo el Atlético esta vez paciencia para amasar el balón e iniciar otro ataque al paso que marcó Correa.

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Arranque eléctrico de los rojiblancos

Con esas dos acciones tumbó el Atlético al Sevilla, que ha perdido el ritmo incendiario que imprimía por todo el campo con Sampaoli. Conserva la querencia por la pelota, pero fue demasiado farragoso al ritmo de Banega, Nzonzi y el mudo Vázquez. La cadencia de su toque fue demasiado lenta para raspar y rascar algo ante un equipo de Simeone. Este ha iniciado la temporada con una política de rotaciones que le está dando resultados. Esos cambios en el once dan para observar el imparable crecimiento de Lucas, ejecutor de una subida de balón de área a área que retrotrajo a los grandes líberos de antaño: potencia, cabeza alta, personalidad y descaro para tratar de rematar la jugada iniciada por él mismo. Esa aventura cerró un inicio explisivo del Atlético en los primeros minutos, encajonando al Sevilla en su área. La desastrosa salida de Girona parece haber servido de escarmiento.

Luego, se impuso hasta el descanso un partido trabado por esa mezcla de estilos en la que el Sevilla se entretenía demasiado en el toque y no activaba ni la velocidad de Navas, ni el desborde Sarabia ni la potencia de Muriel. La falta de aceleración en los últimos metros que le faltaba al equipo de Berizzo le sobrada al de Simeone. Con todo, al Sevilla le dio para que un disparo de Sarabia, tras tocar un defensa, diera en el palo de Oblak. A ese poste respondió el Atlético con un zambombazo de Filipe Luis al travesaño tras una apertura de Koke que despertó por primera vez la endiablada velocidad de Carrasco.

Koke y Saúl parecen ser los intocables de un centro del campo en el que Gabi volvió al once. El desgaste de Saúl fue impagable, más allá de que estuviera irregular con la pelota. También Gabi fue ese pulmón que necesitó el equipo cuando tenía que correr hacia atrás. Simeone lo mantuvo en el campo para cerrar el partido junto a Thomas, que entró por Griezmann, Koke y Saúl. Sí, de nuevo los cuatro mediocentros, pero no de salida. Simeone ha invertido en los dos últimos partidos el orden. Para empezar a ganar, un pivote menos y Carrasco. Para terminar de imponerse en el partido, el blindaje.