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Messi se multiplica entre líneas

Tras el adiós de Neymar, el Barça exigió compactar al equipo y jugar alrededor del 10, que firma su mejor arranque goleador

Jordi Quixano
Messi y Piqué, en el entrenamiento de ayer.
Messi y Piqué, en el entrenamiento de ayer.ALEJANDRO GARCÍA (EFE)

Después de medirse a Brasil en Australia a inicios de junio, en el duelo amistoso que sirvió para darle la bienvenida a Jorge Sampaoli a la Albiceleste, Lionel Messi voló a Barcelona para descansar unos días antes de tomar otro vuelo directo a su boda. Entre tanto, sin embargo, charló con Ernesto Valverde para exponerse mutuamente las ideas que tenían alrededor del Barça y su futuro inmediato. Por entonces, todavía contaban con Neymar, que un tiempo después decidió ser el rey del PSG en París antes que el siervo de Messi en el Camp Nou. Aunque eso no ha impedido que La Pulga se exprese en su mejor versión, al menos en cuanto a su relación con el gol e incidencia en el área rival, toda vez que suma 12 dianas en ocho partidos. “Leo está muy bien con Ernesto, muy contento”, explican desde el entorno del jugador. “Y Ernesto está encantado con Messi, como con todo el equipo”, replican en el club.

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Cuando se marchó Neymar, el aficionado culer entró en pánico porque no hay un extremo igual en el planeta fútbol. “Se originó un tsunami y parecía que debíamos precipitarnos en los fichajes”, resuelven desde la directiva; “pero es que el brasileño era pura fantasía, un jugador diferente que nos daba muchísimo, muy determinante”. Desde las oficinas de la ciudad deportiva añaden: “No sabemos si somos mejor equipo sin él, quizá no, pero desde luego ahora jugamos mucho más como bloque”. Y esa era la idea del área deportiva, que quería compactar al equipo, tan partido en las últimas temporadas cuando no estaba en fase de presión porque los puntas se hacían los remolones a la hora de ayudar en defensa. “Compactar y jugar alrededor de Messi”, agregan ahora desde el Camp Nou; “porque nunca en la historia ha habido un jugador tan especial, tan bueno y tan inteligente”.

Así lo ha ideado Valverde, que ha recolocado a Leo entre líneas —“yo soy mediapunta”, decía el 10 cuando era un crío y la melena le tapaba su acné juvenil—, en una posición en la puede construir y sobre todo definir. “Jugando ahí no queda tan comprometido a la hora de defender y puede exprimir su fútbol arriba, donde no hay nadie como él”, cuentan desde el Barça. Así lo entendió Valverde una semana después de aparcar en el club: “Puede jugar en cualquier posición bien. Nos condicionará, pero de manera positiva. Independientemente de dónde juegue, terminará en una zona de influencia definitiva. Que participe construcción, acabe el juego y esté cerca de la finalización, que es donde marca la diferencia”. Y prosiguió: “Entrenarlo es una sensación de alivio. De visitante piensas en cómo parar la oleada. Te faltan jugadores para taparle. Ahora, debo acostumbrarme a su forma de entrenar y disfrutar de cómo lo hace”. Por el momento no les va mal.

Tantos goles como el Madrid

Tras caer en la Supercopa, cuando todo parecía estar torcido —incluso con Messi porque el día que el club interpuso una demanda a Neymar el 10 se sacó una instantánea junto a él para publicarla en las redes sociales—, el Barça recondujo la situación y contabiliza cinco partidos por triunfos en la Liga, además de superar con holgura a la Juventus en la Champions, su verdugo europeo en el curso anterior. Messi es la espoleta con nueve tantos en la Liga, los mismos que ha festejado el Madrid y uno más de los que contabilizaba por estas alturas en la temporada 2011-12, cuando acabó la competición con el récord de 50 tantos. “Es un camino largo y sus números están ahí”, reflexiona Valverde; “queremos extenderlo más y supongo que él también. Si algo se le ha caracterizado es su ambición de gol y juego. Para nosotros es decisivo. Sabemos que estamos viviendo algo único al verle cada domingo en el campo, hacer cosas que nadie pensaba que podía hacer un jugador”. Por lo que esta tarde (20.45 h / Movistar Partidazo), Leo volverá a salir de la partida ante el Girona. “A uno que ha marcado cuatro goles en el anterior partido no lo suelo cambiar”, desveló con guasa el entrenador; “aunque nunca me había pasado....”.

Messi alcanzará en Montilivi 592 encuentros con la camiseta azulgrana, a tan solo uno de los que disfrutó Puyol, el tercer futbolista en el ranking tras Xavi (767) e Iniesta (636). Queda por ver si el 10 portará de nuevo el gol como bandera. Pero, de momento, el Barça se entrega a Messi que responde como nunca en el área rival.

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