El Espanyol se despierta ante el Celta
El conjunto blanquiazul se impone con goles de Gerard Moreno y Piatti frente al débil equipo de Unzue
El Espanyol ahuyenta sus fantasmas ante el Celta. La Liga había comenzado torcida para los muchachos de Quique Sánchez Flores, sin rastro del equipo duro de la campaña pasada. El técnico metió mano en la pizarra, el Espanyol recuperó el espíritu combativo; Gerard Moreno y Piatti, la memoria goleadora. En el Celta, en cambio, todavía no hay noticias del grupo atrevido e intenso de la temporada pasada. Unzue no puede encender a un equipo, que ayer solo espabiló después del enredado gol de Fontás.
Con un punto sobre nueve posibles, metido en la zona roja de la tabla, en el Espanyol comenzaban a revolotear las dudas. Incertidumbre en el campo que se tradujo en indiferencia en las gradas, poco más de 15.000 personas en Cornellà. La clasificación obligaba a Sánchez Flores a repensar su libreto, que se olvidó de su dibujo más conservador y mandó al campo toda la pólvora que tiene. Piatti y Leo Baptistao en las bandas, Jurado de enganche y Gerard Moreno como único delantero; todos arropados por Darder y Javi Fuego. Un centro del campo poblado de camisetas blanquiazules, incontestable para Lobotka, Wass, Jozabed, inocuos en la posesión, imprecisos cuando quisieron arriesgar.
El Celta tampoco llegaba dulce a Cornellà. Solo había cosechado tres puntos frente al débil Alavés. Cambian los entrenadores en Vigo, no la idea de juego. Ocurre, sin embargo, que el Celta de Unzue extraña la intensidad de los tiempos de Berizzo, impulsada desde la época de Luis Enrique. Con el cuadro gallego errático y sin tensión, el Espanyol no tardó en imponer su nuevo guion: las líneas más distanciadas de Pau López, más temerario con la pelota.
Arranque atrevido
De entrada, avisó Gerard. Y Leo Baptistao volvió a asustar a Sergio Álvarez. El reloj no había marcado los 10 minutos, cuando, en la tercera que tuvo, el Espanyol ya no perdonó. Se juntaron Baptistao y Gerard, para que el catalán, que arrancó la jugada en fuera de juego, mandara el balón a la red. El gol ni inmutó al Celta. Cabral sumó el enésimo despiste del cuadro gallego, penalizado por Piatti, después de que Jurado le birlara el cuero al central argentino. No le salía nada bien al equipo de Unzué, ni siquiera cuando el balón aterrizaba en las botas del hábil Aspas, sin puntería cuando enfiló a Pau.
Ocurrió, entonces, que el Celta encontró un estímulo inesperado. Un chut de Sisto desde la puerta del área que, después de una doble carambola, primero en Javi Fuego y luego en Fontás, terminó con la pelota en la portería de Pau López. Se animó el cuadro de Berizzo, reculó el Espanyol. Sánchez Flores recuperó el 4-4-2 y sus muchachos jugaron con un ojo en el marcador y el otro en reloj. El Celta no pudo traspasar el muro de camisetas que custodiaban al meta blanquiazul. Cantó el Espanyol la primera victoria en la Liga. El tibio Celta, funciona de despertador para el Espanyol.
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