El Leganés muestra sus nuevas virtudes ante el Alavés
Los de Garitano ganan y juegan bien contra un rival con poco fuelle
El Leganés conserva todas las virtudes de aquel equipo que ascendió dos categorías en tres años. Esas mismas a las que se agarró para mantenerse en Primera, con cierto sufrimiento pero sin agobios asfixiantes. Esas virtudes son no parar de correr, presionar a todo lo que se mueva y atacar la portería con fe. Pero en la nueva temporada que anoche empezó en Butarque con una victoria local ante el Alavés, los chicos de Garitano mostraron muchas ganas de tratar bien la pelota, de acorralar al rival tocando de lado a lado. Algo poco frecuente la temporada pasada.
Anoche el Leganés fue muy superior a un Alavés que en el primer partido del campeonato parece que con la pérdida de Pellegrino en el banquillo se ha deshinchado un tanto. Es muy pronto, en cualquier caso, para cualquier tipo de análisis, pero el cuadro vasco fue zarandeado por momentos en Butarque.
El penalti que lanzó y falló Manu García al cuarto de hora de partido es extrapolable al partido que hizo el Alavés. Un disparo flojito y al centro, un caramelo para cualquier portero que aguante en pie. Cuéllar se estrenó de la mejor manera posible ante su nueva parroquia, que casi llenó el estadio en la tórrida noche de viernes.
El susto que se llevó el Lega fue eso, un sobresalto accidental en medio de un partido que estaba controlado desde el principio. No les costaba trabajo a los pepineros mover el balón y hacerlo llegar con rapidez a las bandas. Por allí campaban Omar Ramos y Szymanowski haciendo daño a Vigaray y Pedraza, laterales de gran proyección que tienen la ardua tarea por delante de hacer olvidar a Theo y Kiko Femenía.
Notaban los 22 el calor sofocante del sur de Madrid, pero Gabriel Pires parecía a sus anchas. El 8 del Lega volvía al doble pivote después de que Garitano lo haya acostumbrado a la mediapunta y se metió el partido en el bolsillo. A su habitual despliegue físico, el brasileño sumó la pausa y el toque que el equipo necesitaba en el centro del campo. Suyo fue un disparo que lamió el palo izquierdo de Pacheco y suyo fue el gol. No resultó ninguna obra de arte, pero ahí estaba Gabriel, en el palmo de césped exacto para remachar un balón que Pacheco desvió con dificultad tras una falta de Guerrero.
No cambió nada el partido con el tanto. El Leganés incluso se soltó más y atacaba sin complejos, soltando hombres para que llegasen al área. Por las bandas seguía la tempestad. Szymanowski era una pesadilla para Vigaray. El argentino producía centros venenosos que no se convirtieron en gol por la falta de puntería de Guerrero y la elasticidad de Pachecho, que si bien no estuvo muy fino en el gol, evitó que su equipo se marchase con varios goles en contra.
Se gustaba por momentos el equipo de Garitano mientras el Alavés no reaccionaba. Zubeldia, su nuevo técnico, buscó consuelo en el banquillo con el habilidoso paraguayo Óscar Romero. El objetivo es que alguien acompañase a Burgui en la ofensiva vitoriana. El ex del Sporting fue el mejor sin duda de un equipo romo en ataque. Él provocó el penalti que malogró Manu García y él mandó un pepinazo lejano que besó el larguero en los últimos minutos.
Fue un pequeño acto de rebeldía. El partido murió sin más sobresaltos para el Leganés, que anestesió al rival escondiéndole el balón o le metió en su campo con una presión valiente y práctica. Comienzo inmejorable para el modesto equipo madrileño.
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