El Mundial de rugby: el reto imposible de Las Leonas
España, con un grueso de jugadoras amateur, se estrena en el torneo ante Inglaterra, la selección favorita
Pocos esfuerzos agotan tanto el aliento como empujar una melé. Disciplina táctica y una voluntad siempre a prueba. Jeanina Vinueza, la pilier derecha de la selección española, se niega a bajar los brazos. Su madre, Yolanda, se encarga de recordárselo cada vez que entrena con ella en el gimnasio. “Verla casi ganándome en los ejercicios después de haber superado dos cánceres… Es la que tira de mí cuando no puedo más. Mi héroe”. Esta tarde se enfrenta a la todopoderosa Inglaterra, la favorita, en el debut del Mundial de Rugby (15.00, Teledeporte) tras tres temporadas fajándose en la Liga inglesa y llevando muebles.
A Vinueza, de 23 años, se le quedó pequeña la Liga valenciana y puso rumbo a Londres para jugar con los Saracens. “En rugby las oportunidades no se presentan, te las tienes que buscar. Y yo quería más”. No tardó en comprobar el abismo que separa a ambos países. En el CAU de Valencia el placaje era un agarrón con cortesía; en su primer entrenamiento en Londres se quedó de piedra con la intensidad. Todavía recuerda su primer partido: “Me sentía como una ovejita en plena guerra”.
Vinueza trabaja en una empresa de mudanzas con otras jugadoras. Un club prestigioso como Saracens solo costea las dietas pero es flexible con sus compromisos. La delantera, nacida en Quito (Ecuador), no envidia a sus compañeras con contrato. “Te da para vivir, pero no holgadamente. Te llena como jugadora, pero no te asegura el futuro”. Y añade: “La profesionalización debe ser para todos, con clubes, instalaciones, personal… ¿De qué me sirve que cuatro tengan todo si las 20 siguientes no tienen nada?”.
Para un grupo como el español, que en su gran parte no vive del rugby —empleadas de fábrica, banca o veterinarias—, medirse a una selección que hizo en verano una gira por Oceanía y tiene en plantilla a una treintena de jugadoras de alto nivel es un reto interestelar. “Competimos contra otro mundo. Nuestras jugadoras tienen calidad para hacer un buen Mundial pero el deporte de alta competición es cada vez más científico. Los equipos con más medios son los que se llevan las medallas, aunque haya historias románticas como la nuestra”, explica el seleccionador, José Antonio Barrio, apodado Yunke.
Con delanteras portentosas como Sarah Hunter, elegida mejor jugadora del mundo el año pasado, Inglaterra cuenta con un grupo experto y versátil. Dinámicas en carrera, son también letales con el maul, la plataforma con la que rinden a sus rivales en la frontera del ensayo. “Las pequeñas minibatallas nos van a servir mucho. Tenemos una buena defensa y cada éxito ante el mejor ataque del mundo queremos celebrarlo como las defensas de baloncesto. Confiamos en nuestra melé y buscamos una buena sensación de combate”, añade Yunke, consciente de que la victoria no es un escenario factible y de la importancia en la diferencia de puntos para los desempates.
Pese a la derrota (45-5) en el pasado Mundial ante las inglesas —España solo ha ganado el envite en 2001— Vinueza no se achanta: “Claro que queremos ganar. Aunque perdamos, quiero ese sabor de boca de ponérselo difícil. Que ganen porque tienen más medios, pero que nosotras no bajemos nunca los brazos”.
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