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De la compra de Nadal a la quinoa de Muguruza

¿Cómo vive un tenista en Wimbledon? A diferencia de otros torneos, en Londres los jugadores cambian los hoteles por apartamentos y se mezclan con los vecinos. "Aquí hago lo que hago en casa", cuenta Rafa

Nadal, durante el entrenamiento de ayer en Wimbledon.Vídeo: TONY O'BRIEN REUTERS / EPV
Alejandro Ciriza

¿Se imagina encontrarse a Rafael Nadal en la cola de un supermercado o en las calles de su barrio jugando al fútbol? ¿O a Novak Djokovic practicando running como un londinense más, cuesta arriba y cuesta abajo en Church Road? ¿Cómo reaccionaría si se topa de frente con Roger Federer mientras da un paseo?

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Aquí, en la zona sur de Londres, todo esto es posible. La coqueta villa de Wimbledon se convierte estos días en un enclave familiar para los tenistas, que comparten residencia con los vecinos habituales del SW19 londinense. El entorno es muy bucólico, adornado con extensas praderas, zorros curioseando, flores, muchísimas flores, y una serie de casas de perfil típicamente british que durante dos semanas acogen a muchas estrellas de la raqueta.

A diferencia de los otros tres Grand Slams y de la mayoría de los torneos del año, los jugadores disfrutan en Wimbledon de un ecosistema mucho más familiar. En lugar de alojarse en hoteles céntricos, muchos de ellos optan por escapar de la rutina del circuito y encuentran en el major británico la oportunidad de sentirse en un espacio más personal. Durante unos días, aunque Nadal continúe siendo Nadal —uno de los deportistas más importantes de la historia del deporte español—, el balear no es solo la estrella, sino también la persona, el vecino, el ciudadano. Uno más en la cotidianeidad del barrio.

Sin ir más lejos, hace unos días se le pudo ver comprando unos refrescos en una tienda de alimentación y también haciendo malabarismos con un balón junto a sus primos. “Yo intento disfrutar en todos los lados. Creo que con el paso de los años, si te soy sincero, he aprendido a disfrutar más de mi vida fuera de casa; dicho esto, me encanta estar en casa, eso no cambia, pero he aprendido a disfrutar más estando fuera. Antes estaba desesperado por volver y ahora intento disfrutar de cada momento y apreciar las situaciones”, comenta el mallorquín a este periódico.

El número dos camina estos días por las calles sin personal de seguridad. Comparte una vivienda cercana al torneo con su equipo y ayer se incorporaron su agente, Carlos Costa, y sus padres, Sebastià y Ana María. “Tendremos que redistribuirnos”, deslizan desde su círculo. Más allá de las pistas, el ganador de 15 grandes invierte su tiempo íntimo en jugar al parchís, ver películas y cocinar. Desde hace un tiempo la pasta ha desaparecido de su dieta y acostumbra sobre todo a preparar pescado, ya sea al horno o a la brasa. A excepción de un par de noches en las que visitó un par de restaurantes —uno de ellos Cambio de Tercio, en Kensington—, apuesta por la tranquilidad.

Nadal compra en un supermercado de Wimbledon.
Nadal compra en un supermercado de Wimbledon.

“Aquí intento aprovechar para hacer cosas diferentes a las que hago en otras ciudades, aunque lo de jugar con mis primos e ir al supermercado lo hago cada semana en Manacor... No estamos en un hotel, sino en una casa, con lo cual hay que ir a comprar para comer. Lo que intentas es distraerte y pasarlo bien, porque si no las horas son difíciles de matar. Aquí lo que hago es, en realidad, lo que hago siempre cuando estoy en casa”, cuenta.

“Los jugadores viajamos mucho y siempre estamos saliendo por ahí, así que con lo de la casa ganas en tranquilidad”, aporta Garbiñe Muguruza, que se desplaza a diario al torneo andando. “A mí me encanta salir, ¿eh?, pero así evitas el ruido y perder el tiempo. Aprecias el no moverte. En un Grand Slam una está muy tensa y lo único que quiere es desconectar”, agrega la número 15 de la WTA, a la que le encanta ponerse entre fogones, aunque en una velada el humo de los filetes hizo que saltara la alarma y sonase durante un buen rato. Su especialidad es el flan y en su menú figura ahora en primer plano la quinoa y el atún a la plancha.

También aprovecha Garbiñe para evadirse con la músicaMalibu, de Miley Cyrus, es su canción en este Wimbledon— y ha visto alguna que otra película de terror junto a su equipo. Conchita Martínez, que le dirige estas dos semanas, no comparte la casa con ella, pero se une todas las noches a la cena y el tiempo libre. Solo una vez, al comienzo del torneo, optaron por ir a un restaurante cercano, The Lighthouse. Precisamente, el año que alzó el trofeo (1994), la preparadora escogió una casa de ladrillo que está localizada exactamente a 10 metros de uno de los accesos.

Así es Wimbledon, único y singular para todo y para todos. Los hay quienes mantienen la misma dinámica del resto del año —David Ferrer, por ejemplo, se ha hospedado en un hotel ubicado junto al estadio del Chelsea—, pero los tenistas se decantan sobre todo por el alquiler de apartamentos o las hermosas villas del distrito 19, donde ayer a mediodía la rusa Svetlana Kuznetsova seleccionaba tomates en una frutería y donde los jueces de silla Carlos Ramos y Pascal Maria apuraban una pizza en una pequeña taberna italiana situada en la calle Replingham Road, junto a la estación de metro de Southfields.

Por allí, a lo largo de estas dos semanas, escenas que en otros grandes torneos serían inimaginables. Día a día y cercanía. Estrellas de carne y hueso.

UN LUNES DE VÉRTIGO

En la línea tradicional, ayer Wimbledon detuvo la competición y respetó el Middle Sunday. Un parón dominical que precedió a una jornada de auténtico vértigo, porque hoy, en lo que se denomina como Manic Monday (el Lunes Loco), se resolverán de un plumazo todos los cruces de los octavos. No obstante, el pronóstico anuncia lluvias.

En la segunda semana del torneo el tenis español cuenta con tres bazas: Rafael Nadal, Roberto Bautista y Garbiñe Muguruza. El primero se medirá (hacia las 16.00, Movistar+ Deportes/#0) al luxemburgués Gilles Müller, que esta edición sobresale como el sacador más poderoso en el All England Tennis Club; ha firmado 72 puntos directos con el servicio y este año conquistó sus dos primeros títulos, así que en su veteranía (34) goza de un buen momento. Como contrapartida, Nadal ha ganado los últimos 28 sets que ha disputado en los Grand Slams y aterriza en el pulso lanzado.

Mientras, Bautista aspira a ingresar por primera vez en su carrera en los cuartos de un major y no lo tendrá fácil, porque el croata Marin Cilic no ha cedido una sola manga hasta ahora y domina en los duelos particulares (2-1). Y a la misma hora (12.30), pero en clave femenina, Muguruza afronta a la número uno del mundo, Angelique Kerber, a la que ya derrotó sobre la hierba hace dos años, cuando alcanzó la final.

Además, de estos partidos, el día cuenta con múltiples alicientes, como el pulso de estilistas entre Roger Federer y Grigor Dimitrov (5-0 claro para el suizo en los precedentes), así como los enfrentamientos del escocés Andy Murray y el serbio Novak Djokovic frente a Benoit Paire y Adrian Mannarino respectivamente.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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