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Fútbol

Los ‘malditos’ de Tercera

Equipos como el Laredo, que se ha clasificado durante los seis últimos años para los ‘playoffs’ sin lograr el ascenso, reflejan la crudeza del fútbol modesto

Los jugadores del Oviedo celebran el ascenso.
Los jugadores del Oviedo celebran el ascenso.JUAN CARLOS TORO

“Cristiano tira un penalti por orgullo; nosotros, para mejorar nuestra vida”. Guille Vázquez resiste en el Castellón, castigado a su séptima temporada en Tercera División. El balón se equivocó de portería y su equipo se despidió del ascenso con un gol en el minuto 95.

Castalia es un templo del fútbol modesto y ese prestigio permite al Castellón reclutar a los mejores jugadores con el séptimo presupuesto de su grupo. “Un compañero vino casi gratis porque quería jugar el playoff”, explica Vázquez. El año pasado cayeron en Gavá —en la ronda final— por penaltis. Este curso, entre denuncias por impago, han sido cuartos y la Peña Sport les eliminó en semifinales. “Muchas semanas llegábamos al domingo sin hablar del partido. Incluso en plena lucha por lograr el ascenso, costaba mucho hablar de fútbol”. El Castellón es la excepción de una categoría donde los jugadores trabajan. “Te obligan a vivir como un profesional, entrenas por las mañanas y tienes un montón de actos. Te tratan como si jugaras en Primera. Cuando perdimos en Tafalla me sentía hasta avergonzado”, confiesa.

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Óscar Sanahuja, miembro de la peña Resaka Albinegra, fue uno de los 800 aficionados que viajaron a Navarra en un ambiente festivo: “Aquí no hay violencia ni política. En seis años no hemos tenido un gesto feo. La gente agradece el desplazamiento porque dejas dinero”. El Laredo es el club que más años seguidos lleva clasificándose para la promoción (6). “Caer en la primera eliminatoria es un palo gordísimo. La gente se ve en Segunda B y de vacaciones. Es muy duro aguantar un mes más”, resume su presidente, Fernando Linaje. Ganaron el grupo cántabro los dos años anteriores y desde 2014 han jugado cuatro eliminatorias que habrían valido el ascenso. Siempre salió cruz. Es un equipo con jugadores de la zona —el que más lejos vive está a 80 kilómetros— y responsable. “Si algún día lo conseguimos, jugaremos con la base del equipo y hasta donde lleguemos. No haríamos ninguna locura”, concluye el directivo.

Tras más de 19 años con el Cerceda, Noé ha disputado 12 fases de ascenso. Lo lamenta, claro, pero pide valorar el hito de un pueblo de 3.000 habitantes en un grupo como el gallego. “Han confluido equipos muy importantes [Ferrol, Lugo, Ourense o Compostela] que bajaron por la crisis y siempre hemos dado la cara”. Pese a sus limitaciones, es un lugar atractivo. “Era un pueblo industrial, cercano a A Coruña y con un campo envidiable. El club siempre ha cumplido con el jugador y cuando se podía te daban trabajo”, explica este central que pesa la basura para reciclar

El año pasado debió acabar su maldición: el ascenso se decidía en casa ante el Sanluqueño. A un gol estuvieron en 2010 en La Muela. Rozaron otra final en Fuenlabrada cuando su delantero, que no fallaba un penalti desde infantiles, lo estrelló al palo y el balón se paseó cruel sobre la línea de cal. En 2011, su mejor año, fueron campeones, pero tocó el coco: el Llagostera. “Está claro que hay que tener esa pizquita, y no la tuvimos nunca. Es cosa de meigas [BRUJAS]”. O de maldiciones.

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