Carlos Moyà: “Con Nadal el azar no existe”
El técnico radiografía el gran estado de forma del balear, quien este viernes (15.30) encara a Thiem en las semifinales. Incide en la derecha, la ausencia de lesiones y el espíritu de superación del tenista
Llega la tarde a París y Carlos Moyà (Palma de Mallorca, 40 años) se sienta a departir en la zona reservada a los tenistas. Está relajado, bronceado y luce barba de tres días. Camina en chancletas, después de compartir mesa junto a todo el equipo de Rafael Nadal y de jugar una partida al parchís. “Si no, esto se hace un poco largo”, tercia un par de minutos antes el fisioterapeuta Rafael Maymó. Previamente se despide con un apretón de manos Nadal, rumbo al céntrico hotel en el que se aloja; también su tío Toni y su padre Sebastià. Por la mañana, el ganador de 14 grandes se ha exprimido al máximo en la pista 4 y solo unos metros más allá, en la 5, Dominic Thiem apuraba su puesta a punto para las semifinal que disputan hoy (no antes de las 15.30, Cuatro y Eurosport) en la hermosa central de Roland Garros.
“Nos gusta ir partido a partido. Ahora el objetivo es Thiem y sabemos que va a ser una batalla dura y complicada, pero Rafa está preparado para lo que sea”, advierte el entrenador, que se incorporó al equipo hace medio año y comienza a hacer un repaso de la evolución de Nadal, aunque básicamente lo reduce casi todo a una concatenación de salud, confianza y la recuperación del drive. Ahora bien, este Nadal poco tiene que ver con el del pasado reciente. Vuela alto en el Bois de Boulogne después de dos años espinosos.
“La principal diferencia es que el Rafa que me encuentro viene de sufrir una serie de lesiones que le impiden tener continuidad. El año pasado hubo ciertos momentos en los que jugó muy bien, pero el anterior fue difícil por distintas circunstancias. Las lesiones hacen que te sientas más desanimado y que empieces a dudar de tu cuerpo... Eso es lo que me encuentro al llegar al equipo. Luego completa una pretemporada muy buena y cuando empiezo con él ya le percibes de otra manera. El tiempo lo cura todo”, razona el técnico.
A Moyà, por encima de todo, le impacta el espíritu irreductible de Nadal. “Sus ganas de superación y la motivación que tiene para ir evolucionando y mejorando. Es muy difícil encontrar a alguien que tenga una trayectoria como la suya y que siga teniendo tanta hambre”, cuenta el mallorquín, al que después de tutelar durante un año al canadiense Milos Raonic se le presentó la opción más suculenta de su carrera: entrar a formar parte de un ecosistema que en realidad ya era muy familiar para él por la amistad que le une a Nadal, su amigo y Nadal, el gran icono: “Deportivamente y emocionalmente para mí no hay nada parecido a entrenarle a Rafa”.
Trabajo de prevención y pérdida de peso
Incide Moyà esencialmente en tres aspectos, la salud, la confianza y la capacidad de superación, para esquematizar el despegue. “La clave es que no ha tenido lesiones y que han acompañado los resultados desde el principio, porque eso le ayudó a coger confianza hasta ahora, donde en mi opinión estamos ante el mejor Rafa de la temporada”, avanza antes de introducirse en términos más técnicos y hablar de esa derecha que gobierna los partidos de nuevo. “Es el pilar de su juego. El dominar con el drive hace que juegue mucho más tranquilo”, subraya, a la vez que desgrana otros campos: “También se ha trabajado mucho el saque, en tener más variedad y aumentar las velocidades de los segundos… El revés ya lo tenía muy bueno del año pasado, así que ahí no había ninguna meta, aunque quizá abrir un poco más el costado”.
Deportivamente y emocionalmente para mí no hay nada parecido a entrenarle a Rafa
También habla Moyà del factor físico y de la alimentación. “Ahora está haciendo sobre todo trabajo de prevención. Durante la pretemporada trabajó muy bien con Joan [Forcades] y la nutrición también es importante, pero el trabajo físico con Joan le ha dado un plus, eso está claro. Él le conoce de toda la vida y en ese aspecto está muy bien cubierto”, garantiza; “no ha aumentado la musculatura, pero sí ha bajado peso. Esa era la idea. Va todo unido: si estás bien físicamente, te entrenas mejor, y eso también ayuda a la mente. Una de las partes importantes en ese sentido han sido las piernas, porque le han ido muy rápido todo el año”.
Y preguntado sobre ante qué Nadal estamos, concluye. “Es difícil comparar. Solo sé que ahora le veo muy bien. Antes, a los 20 años, era un Rafa a su cien por cien, y ahora es un Rafa si no cercano a su cien por cien sí muy cercano, porque las características a los 30 años son diferentes. Hay un cambio físico, mental, de conocimiento del juego, de tus armas… Todo va cambiando”, comenta antes de despedirse: “Está el primero en la race y ha ganado tres torneos. Está con esa seguridad y esa confianza que te da el trabajo bien hecho. Se lo ha currado él y el resto lo han dado las victorias. Con Rafa la suerte no existe, pero desde el principio jugó muy bien y ganó partidos importantes.
“Rafa es maduro, educado y respetuoso”
Aunque entre uno y otro hay una diferencia de nueve años, Nadal y Moyà son viejos amigos. Cuando era un niño el primero admiraba a quien hoy día le asesora desde el banquillo y después pasó a compartir vestuario en las series de la Copa Davis. Hay química entre ambos y la inserción de Moyà en el equipo ha sido
"Lo ha ganado todo, es uno de los grandes de la historia… Rafa es un hombre maduro, educado y respetuoso. El hecho de que haya amistad y nos conozcamos tan bien ha ayudado muchísimo, por supuesto", indica el técnico, exnúmero uno del mundo en 1998.
Y amplía: "Es imprescindible que el entrenador esté involucrado en el atleta, porque es esencial en la programación que quieres hacer y porque además los jugadores no son máquinas; el tenista puede haber tenido un mal día, por la razón que sea, y el entrenador debe saberlo. Tiene que ponerse en la piel del jugador".
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