Mattia Pasini o cómo triunfar con una discapacidad en el brazo derecho
El piloto italiano volvió a ganar después de siete años de sequía y con una moto adaptada
Mattia Pasini (Rimini, Italia; 31 años) tuvo un accidente haciendo motocross cuando tenía 13 años. Se destrozó el brazo derecho. Le hicieron unos injertos con tejido de su propia pierna, pero no pudo recuperase del todo. Le dijeron que podía empezar a olvidarse de soñar con aquello de ser piloto. Pero no lo hizo. Subió recurrentemente al podio en 125cc. Y también despuntó en 250cc. El domingo pasado ganó la carrera de Moto2, en Mugello, después de siete años de sequía, uno de ellos sin competir. Una lección magistral de talento, ambición y coraje. Lo asume su equipo: “Es una heroicidad. Al final del día te das cuenta de que prácticamente corre con una mano”, indica Robertino Pietri, ex piloto e integrante del Italtrans, la escuadra que le ha devuelto las ganas de correr. Y que le ha dado una moto adaptada a sus necesidades físicas.
Después de pasar el 2015 en blanco –“Al final del 2014 me dije que solo seguiría si había una oferta de alguien que me diera la posibilidad real de trabajar, que creyera en mí. Si no, prefería quedarme con mi moto de cross y hacer esto solo para divertirme”, explica el piloto–, pudo probar una moto con el freno en la parte izquierda del manillar. “Lo probé con una R6, primero en Valencia y luego en Jerez. Y entonces pensé: ‘así sí, lo puedo lograr’. No me costó nada adaptarme al cambio, me salió natural”. Y así le han preparado su Kalex de Moto2 en el Italtrans.
“En una moto normal tienes el gas y el freno en la derecha: cuando frenas no puedes mover el gas y debes usar el embrague. Yo, en la derecha solo tengo el gas y en la izquierda el freno y solo utilizo el embrague para la salida (o para alguna urgencia; entonces freno con un dedo y con los otros tres acciono el embrague). Para cambiar de marcha tira de ingenio: “Hago con la maneta del gas lo que hace una MotoGP automáticamente gracias a la caja de cambios seamless. Son unos golpes de muñeca, pura sensibilidad”, explica Pasini.
Tiene el músculo del brazo derecho debilitado (es fácilmente perceptible) y no puede abrir la mano del todo o mover el pulgar, “pero puedo cerrarla y tengo fuerza”, apunta. Su problema era que no podía poner y quitar los dedos rápidamente para accionar el freno. De ahí el cambio que le ha permitido sumar su primera victoria desde que cambió la cilindrada y las 250cc pasaron a la historia. “Esta moto, la Moto2, y este estilo de pilotaje en el que tienes que girar un poco la mano para coger el manillar me limitaban, sobre todo porque no era un movimiento natural para mí. Ahora ya no tengo problema, quién sabe si será una ventaja a partir de ahora”, ríe.
Quería dedicarle la victoria a Marco, me lo había prometido a mí mismo hace tiempo. Y se lo debía Mattia Pasini, piloto de Moto2
Basta con repasar los adelantamientos que hizo en Mugello para rendirse a sus pies. Un cambio de dirección magistral en Casanova y Savelli –“Estaba en la trayectoria perfecta, en el momento perfecto. Sabía que ahí era muy rápido. Y lo hice”, rememora– y un adelantamiento para ganar en la última vuelta: “Pasar a Luthi en Arrabbiata 1 fue un gusto”, dice. Y se emocionó: “Nunca he desfallecido. En mi carrera y en mi vida, siempre he tenido mis objetivos muy claros. Volver a ganar era uno de ellos. Especialmente, porque quería dedicarle la victoria a Marco, me lo había prometido a mí mismo hace tiempo. Y se lo debía”, señala. Habla de Marco Simoncelli, buen amigo suyo, fallecido en la carrera de Malasia del 2011. Lleva tatuado en su brazo su número y su acrónimo, SIC. Y le recuerda también en su mono. Vivían cerca, compartían días de entrenamiento y jornadas en el Ranch de Valentino Rossi.
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