Benzema vuela con menos lastre
El punta del Madrid, que ha perdido cinco kilos de masa muscular, ha cambiado el tipo de trabajo en el gimnasio y hace que su cocinera siga las tablas de nutrición del club
“Me pareció buena idea”. Es lo que contestó Benzema cuando en Valdebebas, al día siguiente de dejar boquiabierto al público de la Champions con su jugada en el Calderón, sus compañeros le preguntaron por qué había elegido esa opción. Salió del cerco de Godín, Savic y Jiménez como si delante tuviera una autopista y no centímetros de césped libres de piernas. “Es así de raro y de genial”, resumen desde Valdebebas. Allí no sólo celebran esa jugada, sino también el cambio corporal que ha experimentado el delantero francés desde el principio de temporada. Más fino que nunca, Benzema ha perdido cinco kilos de masa muscular. Su peso está ahora en 80 kilos.
En manos de Antonio Pintus, el preparador físico fichado por Zidane, y de Joaquín Más (médico experto en medicina deportiva y alimentación que trabajó en el Valencia y en el Levante), ha cambiado no sólo el método de musculación —movimientos más cortos que hacen que las fibras sean más explosivas, en lugar de movimientos largos que dan volumen—, sino también la alimentación. Cuando llegó a Madrid, en verano de 2009, Benzema contrató a una cocinera española en su domicilio. La cambió hace un tiempo para evitar comidas grasientas y ahora le lleva las tablas de alimentación que el cuerpo técnico entrega a cada jugador.
Forma parte de un plan de seguimiento individualizado que estudia la fatiga y las necesidades en función de su desgaste diario. Por desgaste se entienden las molestias físicas, pero también, por ejemplo, las horas de sueño perdidas por una mala noche o por los llantos de un bebé en casa. De ahí que el plan de trabajo no sea el mismo para todos. También porque no todos gastan las mismas energías, ya sea en el partido o en los entrenamientos (el trabajo de un portero es diferente del de un lateral o de un atacante), y porque no todos empiezan desde el mismo punto. Muscularmente, metabólicamente y fisiológicamente (los tres parámetros en los que ha hecho hincapié Más), las necesidades de cada futbolista son distintas.
Después de cada sesión en Valdebebas, los jugadores indican al cuerpo médico cuál ha sido su sensación física. En función de estos parámetros y de los cálculos previos sobre la carga de trabajo objetiva de ese entrenamiento y los factores anteriores, se calibra la fatiga de cada uno. No sólo para evitar las lesiones, sino también para las pautas de recuperación y para aumentar las reservas energéticas en el depósito de cada uno.
Ayudas ergogénicas
Las ayudas ergogénicas, en este sentido, han tenido un gran desarrollo esta temporada. Pintus está muy atento a la alimentación y Más es un especialista en catabolismo. Cuando se hace ejercicio físico, el metabolismo sufre un proceso llamado catabolismo que es el responsable de la destrucción de los tejidos musculares. Es algo que se puede minimizar con un aporte de nutrientes (principalmente proteína y aminoácidos). Mientras antes valía con una bebida isotónica y un batido de aminoácidos, Más afina al máximo la aportación de aquellos nutrientes que estimulan la reconstrucción de las proteínas musculares destruidas durante los entrenamientos. Además, lo que han intentado hacer esta temporada es involucrar a los jugadores en el conocimiento fisiológico de su rendimiento. Se les dice por qué y cómo.
En la buena condición física en la que ha llegado el Madrid en este tramo final de temporada, aseguran desde Valdebebas, también influye este seguimiento personalizado, además de las rotaciones de Zidane que han evitado sobrecargas de minutos y de la preparación física.
El caso más llamativo es, por la finura que ha alcanzado, el de Benzema. Pero Modric y Marcelo, por ejemplo, que solían llegar a final de temporada con la luz de reserva de la gasolina encendida, han terminado muy bien los últimos meses de competición. Isco también es de los que más se ha beneficiado de ese seguimiento individualizado. El nombre de Más fue coreado, de hecho, por los jugadores en las celebraciones por el título de Liga. En su Facebook, el médico del Madrid ha ido detallando el camino del equipo desde principio de temporada. “Sabemos sufrir y trabajar con toda esa presión y lo hacemos muy bien”, escribió después de las semifinales de Champions contra el Atlético.
Benzema, que lleva 19 goles esta temporada (cinco en Liga de Campeones), marcó su último tanto europeo a mediados de febrero contra el Nápoles. Fue la noche en que devolvió la confianza a Zidane, que le había alineado de titular contra viento y marea en las semanas anteriores, pese a que no estuviera viendo puerta (la de este año es la temporada menos goleadora del delantero francés desde 2010) y pese al buen estado de forma de Morata. El protagonismo, a partir de cuartos, lo asumió Cristiano, pero esta Champions lleva también la firma de Benzema. La que dejó en la línea de cal del Calderón. El sábado en Cardiff se las verá con tres huesos incluso más duros: Barzagli, Bonucci y Chiellini.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.