Lemar, la bala escondida en el arsenal del Mónaco
El éxito del equipo del Principado depende del extremo zurdo
El seleccionador español, Julen Lopetegui, lo tenía claro en pleno auge mediático de Kylian Mbappé. Cuando España se enfrentó a Francia en Saint Denis, la opinión del técnico no coincidió exactamente con la vorágine general: “El que más me gusta es Lemar”.
Lopetegui no es el único que ha destacado las cualidades de este zurdo fabuloso en la última temporada. Si Mbappé resulta un jugador espontáneamente atractivo para los aficionados, para muchos entrenadores el impactante es Thomas Lemar.
Nacido en Guadalupe en 1995, opera como extremo del Mónaco en la banda izquierda. Desde allí, con una mezcla de arrancadas, fintas y frenos, desencadenó las acciones que destrozaron a la defensa del Dortmund en los cuartos de final de la Champions. Todos le esperaban en la ida de las semifinales en Montecarlo, contra la Juventus. Pero entonces se apagó. Tal vez desconcertado ante la necesidad de defender las incursiones de Dani Alves, y casi siempre desasistido por sus interiores, no fue capaz de entrar al partido con la frecuencia adecuada. Si la Juve se adueñó de la primera mitad de la eliminatoria fue, en buena medida, por esta desconexión. Hoy en Turín tendrá ocasión de redimirse.
Leonardo Jardim, el técnico del Mónaco, se mostró comprensivo. “La Juventus en la ida tuvo una eficacia del 100% mientras que nuestra eficacia ante el gol fue del 0%”, explicó; “esa fue una de las claves del primer partido. La otra es nuestra falta de experiencia frente al rival. Cualquier jugador de la Juventus acumula más partidos de Champions que todo nuestro equipo junto”.
Lemar suma 11 encuentros en Champions. Su contraparte en la banda, Dani Alves, acumula 98. Se advierte principalmente en el dominio de los tiempos y los espacios. Es lo único que le falta afinar a Lemar, un futbolista del que los ejecutivos del Mónaco hablan con admiración: “Puede jugar en un grande; tiene mentalidad, técnica, visión. Golpeo de media distancia, pase corto y largo, juego por dentro y por fuera, regate con los dos perfiles...”.
Dicen sus compañeros que Lemar es un tipo sencillo, no muy consciente de su estatuto de figura emergente. Responde al perfil de joven un poco ingenuo que comparte con la mayoría de sus colegas del Mónaco. Puede aprender y pocos equipos enseñan mejor a ganar y a perder que la Vecchia Signora. Como dice Jardim: “Para nosotros esto es una aventura; veremos adónde nos lleva”.
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