León cumple 30 años en jaque
Nacido tras el clamor del Mundial de Sevilla (1987), el Magistral simboliza el auge del ajedrez español
Si el Barça es más que un club, el Magistral Ciudad de León es mucho más que un torneo: ya forma parte de la imagen de esa capital, y además simboliza el auge del ajedrez en España tras la enorme popularidad del Mundial Kaspárov-Kárpov en Sevilla, en 1987. Ayer se presentó en Madrid la trigésima edición (7 al 9 de julio), con un plantel de gala: el indio Viswanathan Anand, pentacampeón del mundo; el estadounidense Wesley So, el polaco Jan Duda y el leonés Jaime Santos.
La gran mayoría de los españoles de toda edad y condición -incluidos los que ni siquiera conocían las reglas del juego- sabían en el otoño de 1987 que en Sevilla se estaba disputando un duelo feroz entre los ajedrecistas soviéticos Gari Kaspárov y Anatoli Kárpov, apasionante en lo deportivo y trufado de presiones políticas, sociales y económicas. TVE emitió un programa especial diario durante dos meses y medio, además de retransmitir entera la última partida, durante seis horas. Raro fue el periódico que no llevó a su portada varias veces las caras de los dos gladiadores del tablero.
A pesar de que la actitud de la Federación Española de Ajedrez de entonces (aún heredera del franquismo) no fue precisamente ejemplar, una legión de nuevos organizadores de torneos, casi ninguno profesional, pero con tanta voluntad como acierto, inundaron los despachos de organismos públicos y empresas privadas por todos los rincones de España en busca de patrocinio para el ajedrez. Y se lo dieron, porque infinidad de altos cargos, empresarios y políticos estaban aún cautivados por aquellas imágenes del teatro Lope de Vega de Sevilla que habían convertido el ajedrez en una especie de boxeo mental.
A partir de 1988, España se fue convirtiendo en el país más activo del mundo en ajedrez, con más de un centenar de torneos internacionales cada año. La crisis económica se ha llevado por delante, entre otros, al más emblemático y renombrado de todos, el de Linares (Jaén), pero siguen siendo muchísimos (sólo en Cataluña, hay 27). Además, en el siglo XXI España se ha colocado en la vanguardia mundial del ajedrez educativo, sobre todo en Cataluña, donde más de 300 colegios lo utilizan como herramienta pedagógica en horario lectivo durante los últimos cinco años con un índice de satisfacción de los docentes superior al 80%. Y también en las aplicaciones sociales y terapéuticas del ajedrez, especialmente en Extremadura, donde se emplea con gran éxito en la rehabilitación de drogadictos, cárceles, centros de personas mayores, trastornos mentales graves y un largo etcétera.
Por desgracia, muy pocos ciudadanos conocen lo explicado en el párrafo anterior porque, en ausencia de un Rafa Nadal del ajedrez, los medios de comunicación hablan muy poco de ello, y millones de españoles tienen el cerebro carcomido por la neurosis del fútbol y la telebasura (dada la asquerosidad de algunos programas, estoy pensando seriamente en proponer a la Real Academia Española que acepte el término telemierda, más ajustado a esos niveles de bazofia). El ajedrez y sus beneficios encajan difícilmente en esas mentes tan peculiares.
Pero hay excepciones, y la más llamativa hoy es León, donde el ajedrez es realmente importante, recibe el apoyo de todos los grupos políticos e instituciones, así como varias empresas privadas, y merece amplias coberturas de prensa en los medios locales. Ni siquiera la terrible crisis nacida en 2008 ha podido con ello: el ajedrez en León está tan enraizado como las motos en Jerez o las regatas de traineras en San Sebastián. En el Magistral Ciudad de León han jugado todos los campeones del mundo que lograron su título a partir de 1975, y casi toda la élite del ajedrez en los últimos tres decenios.
La clave básica de tanto éxito está en una organización magnífica, liderada por Marcelino Sión. Él y su equipo entendieron desde el primer año que un torneo de ajedrez no debía celebrarse en un ambiente monacal, disuasorio para los no expertos. Esa mentalidad era revolucionaria entonces, y se tradujo en tableros electrónicos, pantallas gigantes, comentaristas en directo por auriculares para los espectadores (y luego a través de Internet), entrevistas con los jugadores ante el público inmediatamente después de las partidas, etcétera.
Y muchas actividades paralelas de calidad; torneos abiertos, exhibiciones de simultáneas, ciclos de cine sobre ajedrez, conferencias, clases magistrales… Y el Torneo para Jóvenes Talentos, que tiene especial calado: también se juega en el imponente escenario del Auditorio de León, con el mismo material que utilizan las grandes estrellas. En esos torneos empezó a brillar de niño Jaime Santos, quien hoy, a los 21 años, es uno de los grandes valores del ajedrez español, y disputará la trigésima edición con Anand, So y Duda.
Aquella pasión que atrajo a tantos al Teatro Lope de Sevilla se vive ahora cada año en el Auditorio de León, donde en realidad sólo se oye -aparte de los aplausos iniciales y finales y las advertencias del árbitro- el golpeteo de las piezas en el tablero y de los dedos en el reloj. Pero millones de aficionados de todo el mundo disfrutan en directo o en diferido de lo que ahí se produce. Es la magia del ajedrez, que en León ha echado raíces.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.