Cristiano jubila a Ronaldo
En la eliminatoria ante el Bayern descorrió definitivamente el telón: se ha convertido en Hugo Sánchez
El público del Santiago Bernabéu, por ingratitud, por impaciencia y por falta de vergüenza, dedicó el martes un par de pitadas a Cristiano Ronaldo, la réplica moderna en el Madrid de Alfredo di Stéfano. Una de las razones por las que en una eliminatoria tan difícil, la peor de las posibles, la afición la toma con su jugador más determinante en los últimos ocho años, y autor de los dos goles en la ida, es que el público espera que Cristiano Ronaldo juegue igual con 32 años que cuando tenía 24. Le piden que sólo cambie dos cosas: el egoísmo y la vanidad, y que mantenga la velocidad, el regate y la ruptura. Cristiano, que se conoce a sí mismo mejor que nadie (ser narcisista tiene sus ventajas), ha hecho lo contrario: mantiene el egoísmo y la vanidad, y ha cambiado por fuerza mayor la velocidad, el regate y la ruptura.
Cuando CR se acercaba a la treintena, la duda era saber cómo iba a gestionar su decadencia un futbolista de una carrera tan larga y explosiva sostenida, en buena parte, por el físico. Poco a poco, a medida que perdía más carreras y se dejaba el balón atrás, Cristiano ha ido respondiendo a todas las preguntas hasta llegar a la eliminatoria ante el Bayern de Múnich, donde descorrió definitivamente el telón: se ha convertido en Hugo Sánchez. Ha jubilado a Ronaldo, el extremo, y se ha convertido en una versión mejorada del Hugo en su plenitud. De sus cinco goles al Bayern, Cristiano marcó cuatro a un solo toque. En Alemania los dos remates fueron fulminantes: uno a media altura y otro con los tacos en un plantillazo anticipándose a su marcador, propio del mexicano. En el Bernabéu le cogió la espalda al defensa, apareció por la izquierda del área y realizó el mismo escorzo de Hugo, en la línea de los mejores rematadores de siempre. Otro gesto ya en la prórroga, el de bajarla con el pecho y empalarla con la zurda según le cae, remitió directamente al Manito. Hasta se encaró con la grada, afortunadamente sin llevarse las manos a la entrepierna (si bien Hugo evitó hacérselo al Bernabéu).
Nunca como en esta temporada Cristiano mostró lo que será su decadencia: un nueve puro, un rematador como el Hugo de los 38 goles, todos a un toque. Con la ventaja de haber jubilado a Ronaldo y seguir siendo Cristiano: la misma calidad, la misma ambición y la misma inteligencia sobre el campo para desmarcarse. El Bernabéu pitó a Cristiano por ingrato, pero quizás en los reproches había algo de nostalgia: quieren al chico imparable de las bicicletas. Ronaldo se nos muere, pero en lugar de dejarse ir ha mutado en un Hugo Sánchez mucho mejor que el original. El Madrid pagó 94 millones por dos leyendas, y la segunda ha empezado ahora.
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