Los patinazos de Bottas liberan a Hamilton
La inconsistencia del finlandés deja al británico como líder indiscutible de Mercedes tras el adiós de Rosberg
Hay anécdotas especialmente reveladoras, como el desliz de Tony Ross, ingeniero de Mercedes, en un momento de la última carrera del Mundial de Fórmula 1, el domingo pasado en China. El técnico se puso en contacto con Valtteri Bottas a través de la radio pero se dirigió a él llamándole Nico, un lapsus comprensible si tenemos en cuenta que Rosberg, antecesor de Bottas en la escudería de Brackley (Gran Bretaña), llevaba siete temporadas en el equipo antes de proclamarse campeón el pasado noviembre y colgar el mono para sorpresa de todo el mundo. Ross intentó rectificar al momento pero quedó bastante retratado porque así lo quiso la realización, que pinchó el mensaje y lo rebotó a la señal internacional. De cualquier forma, aquel patinazo no fue nada en comparación con el que había protagonizado unas vueltas antes el pìloto finlandés.
Corría el séptimo giro de la prueba, que en ese momento estaba neutralizada por el coche de seguridad, cuando en un intento de mantener la temperatura de los neumáticos elevada, el corredor de Nastola perdió el control de su prototipo y se fue a la hierba. A pesar de poder reincorporarse al pelotón perdió siete posiciones, pasó de la quinta plaza a la duodécima, circunstancia que acabó con cualquier opción de subirse al cajón (finalmente cruzó la meta el sexto). Por si eso fuera poco, Fernando Alonso todavía le hizo subir los colores un poco más, al mostrar públicamente su sorpresa cuando le vio aparecer por el retrovisor de su McLaren. “¿Cómo puede estar Bottas rodando por detrás de nosotros si no ha tenido ningún problema mecánico? Es increíble, un Mercedes detrás”, ironizó el español a través de la radio.
Al bajarse de su bólido una vez retirado, el asturiano todavía fue un poco más allá: “Que un Mercedes esté a nuestra espalda y no nos adelante durante tres vueltas es una de las cosas más surrealistas que me han pasado en la vida”.
Al margen de tropiezos puntuales como los que se le acumularon en Shanghái, si hay una certeza alrededor de Bottas es que su rendimiento no está al nivel del que se esperaba en alguien que siempre había tenido una gran reputación ganada a pulso: entre 2014 y 2016 logró acumular nueve podios al volante de un Williams, casi el doble que los que sumó en ese mismo periodo Felipe Massa, su compañero.
No obstante, esa versión errática que hasta el momento ha mostrado el nórdico en las que son sus primeras actuaciones como sustituto de Rosberg, liberan a Lewis Hamilton, su vecino en el taller de la marca de la estrella, de la presión a la que el actual campeón le sometió en según qué momentos de los últimos tiempos, especialmente el año pasado. Mientras el británico mantiene un pulso con Sebastian Vettel que parece que se alargará para suerte de la hinchada, Bottas ocupa la cuarta posición de la tabla por detrás de su compañero, del alemán de Ferrari y de Max Verstappen, a la vez que tiene a Kimi Raikkonen (quinto) pegado a él, solo un punto por detrás.
“Me disculpé con todo el equipo [por lo ocurrido en China]. Fue un error estúpido pero estas cosas pasan. Pero siempre es una mierda cuando te ocurre a ti”, lamentó. “Lo principal es que no se repita y entender cómo prevenir este tipo de cosas. Hay que seguir hacia delante porque el ritmo está allí”, zanjó Bottas, que este viernes en Bahréin terminó el segundo la primera jornada de ensayos libres, a solo 41 milésimas de Vettel, el más rápido. Fernando Alonso concluyó el 14º y Carlos Sainz, con una avería en su Toro Rosso en la segunda sesión, lo hizo el 18º aunque solo dio cinco vueltas.
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