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El Espanyol se despierta en Cornellà

Con un gol de Piatti, el conjunto blanquiazul derrota al Alavés y suma su octavo triunfo de la temporada en su casa

Juan I. Irigoyen
Piatti marca el gol del Espanyol ante el Alavés.
Piatti marca el gol del Espanyol ante el Alavés. Toni Albir (EFE)

No quiere saber nada el Espanyol de dormirse en tierra de nadie en la Liga, esa que delimita la zona ajena al descenso y la que no da opciones de colarse en Europa. Sánchez Flores ya se había puesto de los nervios cuando se le insinuó que sus muchachos se habían olvidado de las competiciones europeas, tras caer ante el Athletic en Bilbao. Ocurre, sin embargo, que cuando pisa Cornellà el cuadro blanquiazul se enciende, como sucedió ante el duro Alavés. Arrancó con todo el equipo de Pellegrino, dispuesto a comerse al Espanyol. Le duró un cuarto de hora. El Alavés se quedó sin gasolina en un suspiro y lo aprovechó el Espanyol, que ha montado un fortín en su casa, donde acumula cuatro victorias consecutivas, ocho (de 16) en todo el curso.

Parecía que le funcionaba a Pellegrino su dibujo (5-4-1), control en mitad del campo con dos carrileros intensos y profundos, como Theo y Kiko Femenía. El equipo se movía al compás de Marcos Llorente, un tipo de 22 años que juega con la serenidad de un veterano, y el Alavés, de entrada, no le dejaba ni oler el balón al Espanyol. El cuadro vasco puso las líneas bien cerca de Diego López y los de Sánchez Flores no encontraban ni los puentes para sortear la presión ni el camino para que el balón caiga en las botas de Jurado, acorralado en el ala derecha, siempre con un ojo pendiente de las escaladas de Theo.

Hasta que se rebeló Gerard Moreno. Tardó un buen rato en comparecer el goleador blanquiazul de la temporada. Pero un chut inocuo del 7, sirvió para despertar al Espanyol. Un catalizador que le recordó al equipo que estaba en Cornellà, su refugio, donde conquistó 29 puntos de los 46 que lleva en la Liga. Eso que el Alavés no era el mejor invitado, un cuadro que se hace fuerte fuera de Mendizorroza (21 de 40). Pero el equipo de Vitoria se desinfló en Barcelona, fue una sombra del grupo feroz que se instaló en la final de la Copa del Rey y le torció el brazo al Barça en el Camp Nou.

Piatti aparece a tiempo

Ausente en la derrota en Bilbao, Moreno es el puñal blanquiazul. Y si se le suma su compinche Baptistao, el Espanyol recupera toda su pimienta. El brasileño olvidó la tendinitis que lo tuvo cuatro meses en la enfermería, se juntó con Moreno y floreció el equipo. El 11 hizo estirar a Pacheco en la primera pelota que tocó y el 7 mandó a las nubes un balón manso que le había quedado a un palmo del área chica. Pero si Moreno y Baptistao andan con la mirilla fuera de foco, aparece Piatti. El argentino hizo buena la jugada de estrategia y selló el 1-0.

El balón parado es un abre latas para el Espanyol, ocho de sus 43 goles en la Liga (el 19%) llegaron desde la pizarra. No necesitó más el cuadro blanquiazul y, de nuevo, mira de cerca a Europa.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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