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El Barça apacigua el Palau a base de triples y defensa

Perperoglou y Koponen lideran la excelencia desde la máxima distancia ante el Estrella Roja

Robert Álvarez
Koponen, con el balón, entre Jenkins y Mitrovic.
Koponen, con el balón, entre Jenkins y Mitrovic.Alejandro García (EFE)

El Barcelona, profundamente herido tras haber perdido por completo la posibilidad de clasificarse para los cuartos de final y haber caído una vez más con estrépito ante el Real Madrid, sacó adelante un compromiso de alto riesgo ante el Estrella Roja. Ya no se jugaba nada palpable el equipo de Bartzokas, pero se jugaba muchos intangibles. Cuestiones como la autoestima, el honor, la reconciliación con un público que, con algunos abucheos, y una sola pancarta le recordó cuál es su estado de ánimo. ‘Fins quan ha de durar la broma?’ (¿Hasta cuándo va a durar la broma?), decía la gran sábana azulgrana con letras doradas colgada en el tendido.

Así estaban las cosas en el Palau, con el añadido de que unos centenares de seguidores serbios se animaron a acudir con la expectativa de que una victoria podía encarrilar su clasificación para la siguiente ronda. De manera que hubo ambiente y el Barcelona tuvo que luchar de nuevo contra sus malas sensaciones de juego esta temporada y contra sus bajas, a las que se añadió la de Tomic, sancionado por su codazo a Carroll en el clásico del miércoles en Madrid.

BARCELONA, 67; ESTRELLA ROJA, 54

Barcelona Lassa: Rice (5), Oleson (7), Perperoglou (17), Vezenkov (8), Diagné (3) –equipo inicial-; Claver (5), Navarro (2), Kurucs (2), Eriksson (3), Koponen (13) y Renfroe (2).

Estrella Roja: Jenkins (8), Mitrovic (8), Dangubic (5), Jovic (0), Kuzmic (2) –equipo inicial-; Wolters (8), Thompson (2), Lazic (7), Simonovic (7), Guduric (5) y Bjelica (2).

Parciales: 17-18, 15-11, 20-14 y 15-11.

Árbitros: Christodoulou (Grecia), Pastusiak (Polonia) y Silva (Portugal).

Palau Blaugrana. 3.629 espectadores. 27ª jornada de la Euroliga.

El equipo azulgrana no se calmó hasta la segunda parte, cuando arreciaron sus triples (12 de 28 al final) y se congeló el ataque del Estrella Roja. Perperoglou dio un paso adelante y Claver, con sus rebotes, y Koponen y Oleson con sus triples pusieron tierra de por medio: 50-36. Bartzokas le dio la alternativa al letón Rodions Kurucs, de 2,03 metros y 19 años. Kurucs tuvo que regresar a mitad de camino hacia Burgos, donde tenía partido con el filial. Pero Faverani no se recuperó de su dolor en una rodilla y hubo que poner en marcha el protocolo de urgencia, también con el senegalés Diagné en el equipo titular.

El Barcelona, con algún que otro cortocircuito (60-54 a falta de cuatro minutos), acabó sacando adelante el primero de los tres partidos que le han sobrado en la peor Euroliga de su historia. Cuanto menos, evitó un nuevo traspié y alivió el tremendo sinsabor por la sucesión de disgustos que acumula esta temporada.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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