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Enredo en el banquillo del Athletic

La renovación o la salida de Valverde se explica con un lenguaje encriptado

Valverde en un campo de Lezama.
Valverde en un campo de Lezama.Luis Tejido (EFE)

Deliberadamente o no, la renovación de Ernesto Valverde como entrenador del Athletic o su salida del club al término de la temporada, se explica con un lenguaje encriptado, muy habitual en el fútbol. Las declaraciones del presidente Josu Urrutia a la web del Athletic no aportan más novedad que reclamar la autoridad del club frente a la intuición generalizada de que la decisión de seguir o no está en manos de Valverde. La pregunta recurrente entre la afición y medios de comunicación es si el actual técnico desea seguir o dar por concluida una estancia larga de cuatro años, en su segunda época rojiblanca.

Urrutia, en la citada entrevista con preguntas enviadas por los socios, reclama el lugar del club en el asunto. “Veremos si es el mejor entrenador para el año que viene o no (...) Cuando tengamos claro si Ernesto es el adecuado para el año que viene, si vemos que está fuerte y si él también se ve, tomaremos la decisión”, afirma el presidente. En una rueda de prensa anterior, Urrutia había señalado que el club no barajaba ningún plan B si Valverde no seguía. Y Valverde, también en la web rojiblanca, dijo: “Me iré antes de que el Athletic me enseñe la puerta de salida”.

Todo obvio, todo críptico y claro a la vez. Falta saber lo imposible: lo que Valverde siente personalmente para tomar una decisión al respecto. Las circunferencias que rodean esta conversación no iniciada solo van enmarcando la desconocida decisión final. El anuncio de Luis Enrique de dejar el Barcelona al final de la temporada añadió pimentón a un plato aún en ebullición, pero en nada altera el carácter tranquilo de Valverde, ajeno al ruido de fondo. Anoeta (el clásico de este domingo a las 12.00) es su primera preocupación. Lo demás parece secundario

Y en Anoeta vive feliz Eusebio Sacristán. Su situación se aclaró el pasado mes de febrero renovando su contrato hasta junio de 2019 y despejando cualquier duda al efecto, aunque pocas había al respecto por ambas partes. La traumática experiencia de David Moyes la corrigió Eusebio en su estreno como entrenador de Primera División. Le ha dado su sello, muy parecido al que practicaba como futbolista, ha ratificado su identidad con la incorporación de nuevos valores surgidos de Zubieta y la tranquilidad impera en el club.

Dos situaciones distintas a ambos lados de la autopista, tanto en lo personal como en lo deportivo. Una Real pletórica tanto en casa como a domicilio y un Athletic que resiste en su bastión pero necesita acreditarse como visitante para lograr su objetivo europeo. Y en esas están, mientras se resuelven asuntos más íntimos que, en el caso del Athletic, aun pueden esperar. La cripta aún no se ha abierto.

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