Iniesta, el socio de Messi, el duende del Barça
El jugador reaparecerá en un partido decisivo después de una temporada de infortunios por culpa de las lesiones
“Acércate, vente, ponte a mi lado”.
Asegura Messi que cuando el partido se pone “raro, duro, áspero” le gusta tener muy cerca a Iniesta. Ahora es la continuidad azulgrana en Europa la que está en serio riesgo, por no decir que parece imposible, y Luis Enrique tiene que calzar al capitán en la alineación para que ayude al 10 en el remonte en el Camp Nou.
El Barça funciona mejor desde que ha recuperado el manual de La Masia, y para que su expresividad sea completa y el equipo resulte reconocible, precisa de la mejor versión de Iniesta. Los centrocampistas son la esencia del juego del Barcelona. Y el mejor exponente hoy es el niño de Fuentealbilla, 32 años ya cumplidos.
Los mejores solistas son aquellos que improvisan a partir del solfeo, y nadie interpreta mejor el fútbol azulgrana que Messi e Iniesta. “A veces puede parecer que no hace nada, pero resulta que lo hace todo”. Así de natural, como si no se esforzara ni necesitara correr, juega el interior manchego según el 10 de Rosario.
A veces parece que no está en el campo y, sin embargo, se ofrece para mejorar la secuencia de la jugada y esfumarse después de confundir al contrario, convencido el zaguero de que le tiene a tiro, seguro de quitarle el balón, confundido por el señuelo, por la sombra del artista Iniesta.
Muy pocos futbolistas dominan mejor la relación espacio-tiempo, y si se quiere el juego en tres dimensiones, desde su aparente situación de inferioridad, ni que sea por su diminuta y frágil figura, ahora rematada por una calvicie que para nada compromete su apariencia de duende del Camp Nou.
Los sueños se hacen realidad con Iniesta, en Stamford Bridge y en Johannesburgo, y por qué no hoy en el Camp Nou, se pregunta la hinchada del Barça. El equipo respira tranquilo cuando juega el manchego; todo resulta más fácil, el juego fluye con mayor continuidad y su compañía alegra la vida a Messi.
Tres lesiones
Ocurre que el fútbol de Iniesta es muy sensorial y a día de hoy su estado de forma es un misterio, también para el jugador, que necesita sentirse, probarse y encontrarse, para afirmarse, frente a quienes le reprochan que sea pusilánime y discontinuo, un jugador de instantes, no de partidos, ya sean fáciles o difíciles como el de esta noche ante el PSG.
“A Andrés hay que cuidarlo cada vez más”, advierte Luis Enrique. “Intento sumar minutos y sensaciones”, responde Iniesta. “No es fácil reponerse de las lesiones musculares”. La temporada está siendo muy sufrida para el volante después de acabar el curso pasado con una soberbia actuación en la final de Copa ante el Sevilla precisamente de Emery.
A sus 32 años, ha jugado poco, algo más solo que Aleix Vidal, Alcácer y Mathieu, 23 de 43 partidos y únicamente ha sido titular en uno de los últimos nueve. Ya lleva casi dos meses sin disputar un partido entero; tampoco acabó el de París. Tres lesiones, dos en la rodilla derecha y una en el sóleo de la pierna izquierda, diezman a Iniesta. Temió, incluso, que pudiera ser peor cuando se retiró en Mestalla después de que su liviano cuerpo topara con la virilidad del fibroso Enzo Pérez. Iniesta somatiza las cosas y necesita de las manos de sus fisioterapeutas, Emili Ricart y Raúl Martínez, para volver a sentirse seguro y elegante, dispuesto para recibir al PSG.
Hoy le gustaría jugar y pide, sobre todo, que en algún momento del partido se dé la oportunidad de poder remontar, porque entonces se juntará con Messi y todo será posible en el Camp Nou.
Habrá quien piense que todo resulta demasiado dulzón en el mundo de Iniesta, pero hoy su historia y posible reaparición vienen que ni pintadas para un cuento de hadas en el Barcelona.
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