El Sevilla da un paso atrás ante el Alavés
El equipo vitoriano impone su estado de ánimo y celebra el buen momento de Óscar Romero
En las tardes melancólicas, rutinarias, el vuelo de una mosca es un acontecimiento. Cuando no hay mucho más que ver, una mosca es un planeta, un exoplaneta, o sea, un descubrimiento. La mosca, tras dar y dar más vueltas, se posó a los pies de Ben Yedder, porque Feddal midió mal el manotazo y rompió el fuera de juego como un chiquillo aburrido. El francés cazó la mosca, cansada de dar vueltas, y la llevó a la red con un empujón sutil, sin aspavientos. Como se cazan las moscas, por sorpresas.
Todo lo anterior fue zumbido. Volaban los peones y hacían ruido, ya fueran Kranevitter o Manu García o N’Zonzi o Toquero, pero eran aspavientos. La mosca seguía ahí, esperando a Llorente y su tacto, y su ciencia, pero no aparecía porque el Sevilla le quitaba el aire, ni siquiera necesitaba taponarle el hueco porque el francés se empeñaba en ser el guardián de Sarabia en vez de convertirse en el fuguista que acostumbra. Sin Llorente y sin Theo, el Alavés seguía el vuelo de la mosca sin preocuparse de adónde iba, chocando contra las paredes invisibles del campo, convertidos Camarasa —su futbolista más inteligente— e Ibai Gómez, el gran asistente, en estatuas de sal de tanto mirar atrás.
El Sevilla se hacía el despistado. Confiado a N’Zonzi, desaparecido Vitolo, encarcelado Sarabia, maduraba la fruta, porque anda escaso de recursos y la agitación era su argumento prioritario. La fe superaba sus obras. El Sevilla se ha acostumbrado a sobrevivir a la rutina, a resistir los empellones, a sufrir con la convicción de quien huele la gloria y se siente tocado por su perfume.
El gol llovió en Mendizorroza, sin que lloviera en Vitoria. Sin que pasase nada, solo por error, porque Feddal siguió el vuelo de la mosca en vez del vuelo de la pelota. Suele ocurrir cuando la rutina se apodera de la noche. No le quedaba otra al Alavés que sacar el cañón en la segunda mitad. Ya sí, ya apareció Theo, acelerado, atropellado, excesivo incluso, pero apareció como un insecticida contra la rutina y como un desodorante para el sudor de sus compañeros. Todo lo acabó mal, pero todo lo intentó bien y el Alavés creció con su presencia. Y pudo marcar dos veces con el ánimo de Toquero y por la pasividad del Sevilla, acomodado, aburguesado en su salón de la fama.
El tacto de Romero
Y en esto que el partido da un vuelco porque el fútbol tiene sus manías y sus principios. Sampaoli se protegió con Mariano, para jugar con tres centrales en defensa, de su éxito momentáneo, y Pellegrino optó por Romero y Katai. Lo segundo fue mejor que lo primero. Óscar Romero va para jugador grande: tacto, calma, inteligencia, precisión. Necesita poco para inventarse un pase de gol, para sacarlo del calcetín. Y lo puso. Y encontró el error agradecido de Sergio Rico que fue a cazar moscas y no vio el balón que se le escurría entre los brazos. Y la mosca la cazó Katai en su primer balón, a puerta vacía, a cinco centímetros del gol, en la mejor zona de confort posible.
Hasta ahí llegó el Sevilla, que da muestras de flaqueza en el juego y en el aliento. El Alavés se olvidó de la rutina, de los vuelos de moscas aburridas y decidió ir a por el partido. Y se lo pudo llevar si Sergio Rico no se empeña en evitarlo. Dos paradas a Katai, en libre directo, y a Deyverson en el área pequeña, evitaron que el Sevilla se fuera de Vitoria con el color demudado. Aún así dio medio paso atrás hacia la gloria. No siempre se gana con tan poco. La rutina no da para tanto.
Sampaoli: "Es complejo pelear por la Liga, pero seguiremos"
El entrenador del Sevilla, Jorge Sampaoli, reconoció la justicia del empate de su equipo ante el Alavés, que le recorta sus opciones de seguir peleando por la Liga con el Barcelona y el Madrid. "Lo buscamos, presionamos arriba, y en esa exigencia con los punteros es complejo, pero seguiremos peleando por la Liga hasta el final", destacó el preparador del conjunto andaluz. "El Alavés hizo ajustes para rebelarse y tiene jerarquía para ganarnos el partido. Lo empató con merecimiento y al final el partido se convirtió en un ida y vuelta en el que cualquiera pudo haber ganado", añadió el técnico del conjunto andaluz. El Sevilla fue mejor en la primera mitad y bajó mucho su rendimiento en la segunda. "En la primera parte debimos haber sacado más rendimiento", indicó el técnico del Sevilla.
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