Messi, menos participativo pero más decisivo
El Barcelona ya negocia la renovación con el máximo goleador de la Liga
El Barcelona y la familia Messi quieren tomarse con calma la renovación del vínculo del jugador con el club, que expira en 2018. A sus 29 años —cumplirá 30 en junio—, el argentino espera sellar el último gran contrato de su carrera. Hace unos días el padre, Jorge Messi, representante del 10 azulgrana, tuvo la primera reunión con el presidente Josep Maria Bartomeu. “Se avanza poco a poco, sin prisa. Solo han tenido un primer acercamiento”, explican desde el entorno del rosarino. Más allá de la duración del acuerdo y del dinero que cobrará, a Leo le preocupa especialmente el proyecto deportivo que tendrá el Barça en los próximos años.
Un nuevo centro de innovación deportiva
El FC Barcelona anunció la creación de un centro de innovación deportiva, el Barça Innovation Hub, para compartir "todo el conocimiento generado en los últimos años", explicó el presidente Josep Maria Bartomeu.
El club estudia dar de baja a Aleix Vidal para así darse 15 días de plazo y decidir si ficha a un nuevo jugador. La directiva reiteró, por otra parte, que respeta “la libertad de expresión” de Piqué cuando reincidió en sus críticas a los árbitros.
A Messi no le gustó nada lo que pasó en París. Especialmente tocado después de perder un balón en el centro del campo que terminó en el segundo gol del PSG, el 10 no encontró ningún conejo en su chistera para frenar el aluvión futbolístico de los muchachos de Emery. Decidió retrasar un viaje a Egipto, donde es el padrino de una campaña en favor de los enfermos de Hepatitis, y focalizarse en el partido ante el Leganés. Finalmente, viajó a Egipto la semana pasada, tras la victoria en el Camp Nou. Sin embargo, el equipo de Garitano no funcionó de analgésico para el rosarino. Todo lo contrario; no cerró sus heridas. Y hasta se olvidó de su ritual: señalar al cielo para ofrecerle el gol a su abuela Celia después de chutar con rabia el penalti que selló la victoria azulgrana. Para Leo no había nada que celebrar.
Sin embargo, después del agónico triunfo del domingo en el Calderón, Messi recuperó la sonrisa. Y volvió a dedicarle el gol a su abuela, esa que, cuando era un canijo, lo llevaba de la mano a la escuela de fútbol del club Abanderado Grandoli, en el barrio de Las Heras de Rosario, en Argentina.
La furia de Leo
Gritó con furia su gol ante el Atlético, su víctima preferida en España, junto al Sevilla, a quienes les ha marcado 27 dianas. Messi recuperó esta campaña su visceral relación con las porterías rivales. Después de cederle el monopolio del gol a su amigo Luis Suárez, el 10 ya es el Pichichi (suma 20) y se perfila para conquistar su cuarta Bota de Oro. Siempre decisivo, con sus goles el delantero rosarino le ha dado 12 puntos al Barcelona y encabeza la lista de los jugadores más determinantes del campeonato, a la que se suman Aduriz (11), Pedro León (nueve) y Sandro Ramírez (ocho).
En cualquier caso, Messi no estuvo especialmente cómodo en el Calderón. Luis Enrique cambió el sistema —pasó a jugar con un 3-4-3— y colocó al argentino por detrás de la línea de delanteros que formaron Rafinha, Luis Suárez y Neymar. En su regreso al callejón del 10, Messi tocó 49 balones, lejos de los 67 que promedia por partido en esta temporada y de los 92 que mediaba por duelo en el curso 2010-2011, con Guardiola en el banquillo.
“Pasamos a jugar con un 3-4-3 en rombo para tener más posesión y el control del partido”, dijo Luis Enrique sobre su nuevo dibujo. Sin embargo, el Barcelona repartió 524 pases, frente a los 614 que promedia por encuentro este curso y a los 679 que firmó el Barça en el primer año del asturiano en el Camp Nou. “Son opciones que podemos utilizar. Lo trabajamos en las semanas anteriores, pero no solo para utilizarlo en un partido en concreto sino para que cuando haya que cambiar una situación durante un encuentro, la gente sepa lo que tiene que hacer”, explicó Iniesta. Pero acumular volantes no le sirvió al Barça para retener el balón: Busquets perdió 12 pelotas, a Iniesta se le escaparon nueve y también a Messi. El 10 tampoco compareció demasiado en el área de Oblak. Solo en tres ocasiones. Suficientes para sellar el triunfo en el Calderón y enganchar al Barça en la Liga.
Mientras espera por su nuevo contrato, Messi vuelve a sonreir.
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