Abran paso a Gareth Bale
Zidane anuncia el regreso del galés dos meses y 18 días después de su lesión. Con la vuelta del atacante, el técnico recupera pegada pero pierde control y equilibrio en el mediocampo
Gareth Bale está de vuelta. 88 días después de que una entrada del jugador del Sporting de Portugal Coates le mandará al quirófano para reparar los tendones de su maltrecho tobillo derecho, Zinedine Zidane proclamó ayer el regreso del jugador galés a una convocatoria. “Ya está con nosotros, va a entrar en la lista y va a jugar. Tiene muchas ganas e ilusión por volver”, dijo el técnico.
El plan para el galés incluye que dispute unos cuantos minutos en el encuentro frente al Espanyol, esta tarde en el Bernabéu (16:15 horas, BeIn La Liga). La idea es que vaya cogiendo ritmo y sensaciones y que, progresivamente, aumente su presencia ante Valencia (22 de febrero), Villarreal (26 de febrero), Las Palmas (1 de marzo) y Eibar (4 de marzo) con el objetivo de estar al 100% para la vuelta de Champions en Nápoles el 7 de marzo.
Zidane, feliz por la vuelta del último integrante de su tridente, estiró de más su sonrisa cuando habló de las virtudes de Bale. “Sabemos de su calidad, de su velocidad cuando juega en su posición. Puede hacerle mucho daño al rival. Es un jugador muy importante para el equipo”, le describió el técnico.
Bale permite al Madrid recuperar su ataque titular y el 4-3-3. “Son muy buenos. Ahora volveremos a hablar de ellos. Todos saben lo que pueden hacer”, dijo Zidane sobre su tridente. Con Cristiano, Benzema y el galés sobre el campo el Madrid volverá a su versión más contragolpeadora, a correr, a basar el estilo en la ida y vuelta, en la pegada. Hasta la lesión de Bale, el Madrid remataba más y marcaba más. De una media de 20 remates y 3,1 goles a favor por partido, el equipo pasó a 16,5 y 2,7 cuando perdió al galés.
Bale se vio frenado justo en el momento en el que empezaba a discutirle el rango de referente del equipo a Cristiano. El luso seguía acaparando la finalización, pero Bale era cada vez más determinante. El galés se creció en el momento más bajo de Cristiano, se mostró dispuesto a aceptar el rol de líder, sin dueño en el inicio de temporada. Con siete goles y tres asistencias, su producción y juego eran por fin regulares y decisivos para el equipo.
El más desequilibrante
Su potencia y velocidad le convirtieron en el jugador más desequilibrante en el once de Zidane, en el único jugador del tridente capaz de encarar y desbordar una y otra vez por los costados. Pleno de confianza, buscaba el regate más que nunca. Intentaba casi cuatro desbordes por encuentro y salía victorioso de casi la mitad de sus duelos. Pero su estado de forma no frenó el debate sobre lo que suponía para el Madrid jugar con el tridente. Los de Zidane seguían siendo vulnerables. Necesitaban de mayor trabajo, equilibrio y sacrificio para no sufrir casi ante cualquiera.
Un equilibrio que el juego que el Madrid alcanzó durante su ausencia. Zidane fue alternando en el once a volantes como Isco, James o Kovacic con atacantes sacrificados del corte de Morata y Lucas. El equipo perdió una pizca de colmillo, pero ganó consistencia. Hasta su lesión, el Madrid recibía 10,37 remates por partido; desde entonces, 8,97. Casi dos disparos menos en un equipo que ha controlado mejor los partidos a partir de sumar un hombre más en la elaboración y en el repliegue.
Aparentemente, su vuelta no supone dilemas para Zidane. Ningún entrenador, ni Ancelotti ni Benítez, ni el propio francés, se atrevieron nunca a deshacer el tridente. Mucho menos ahora, en días de ligera depresión para Cristiano y Benzema. Hoy la suma de Gareth Bale es más que bienvenida.
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