Este Barça es una ruina
El Palau se subleva contra el equipo de Bartzokas, que evidencia su crisis total ante el Galatasaray, el colista del torneo
El Barcelona tenía que ganar sí o sí. Y perdió. Era una de sus últimas oportunidades de decir algo en la Euroliga y levantarse de la serie de tropezones que acumula esta temporada. Tenía enfrente el Galatasaray, un equipo que contaba por derrotas sus nueve desplazamientos en la Euroliga. Pero llegados a este punto, da igual la categoría del rival que se le ponga enfrente al Barcelona. Le puede ganar cualquiera. O más bien, esta mediocre escuadra de Bartzokas, pierde ante el rival más débil que se tercie.
Se suceden los partidos y en lugar de observar alguna mejora, el Barcelona sigue hundiéndose como si hubiera encallado en una cancha de tierras movedizas. Pierde en la Liga y en la Euroliga, en casa y fuera, en Kaunas y ante el Bilbao, ante los buenos y ante el colista. Y el Palau se harta, como se hartó tras el encuentro ante el equipo turco, y dirigió sus abucheos hacia los jugadores, hacia el banquillo y hacia el palco. Para recordar una crisis similar habría que remontarse 40 o 50 años atrás. No se adivina juego colectivo, no aparecen los pesos pesados, ni Navarro, ni Rice, a duras penas Tomic.
BARCELONA, 62; GALATASARAY, 69
Barcelona Lassa: Rice (8), Koponen (15), Perperoglou (3), Vezenkov (18), Tomic (6) -equipo inicial-; Munford (2), Claver (3), Navarro (5), Faverani (2) y Eriksson (0).
Galatasaray: Guler (2), Fitipaldo (4), Schlib (16), Micov (8), Pleiss (2) —equipo inicial—; Preldzic (0), Tyus (19), Daye (2), Diebler (14) y Koksal (2).
Parciales: 16-10, 12-16, 22-19 y 12-24.
Árbitros: Pukl (Eslovenia), Rocha (Portugal) y Koljensic (Montenegro).
Palau Blaugrana. 22ª jornada de la Euroliga.4.585 espectadores.
Entre lo mal que jugaron unos y lo mal que jugaron los otros, el partido se convirtió en una sucesión de errores y en un ejercicio competitivo sin chispa. Koponen y Vezenkov mantuvieron con vida al Barcelona, que en muy contadas ocasiones dio alguna sensación de un juego colectivo decente, a la altura de los mínimos que se demanda a una escuadra de su rango.
Los nervios afloraron en el Palau Blaugrana ya desde los primeros minutos. El entusiasmo y la fe de la afición azulgrana se diluyen sin remedio a medida que su equipo expone su galería de los horrores. Empezó fallando los 15 triples que lanzó en los 17 primeros minutos. Hubo quien se lo tomó a rechifla cuando también se sucedían los errores desde la línea de tiros libres. Un día antes se supo que el club había impuesto una multa a la plantilla por su bajo rendimiento, otra evidencia de la inexplicable sucesión de desmanes que le atormentan.
Hubo quien vio muy cerca el precipicio cuando el Galatasaray, con apenas algunas acciones vistosas del estadounidense Tyus y un buen trabajo de fondo de su compatriota Schilb, se puso por delante en el marcador (20-24). Llegaron los primeros triples de Koponen y, con un parcial de 8-0, el Barcelona tomó aire en el descanso y se animó en la reanudación (36-28). Debutó el base estadounidense Xavier Munford fuera de onda, algo que tiene su lógica. No es tan fácil de entender la desubicación de Faverani, también nuevo, pero ya con suficiente experiencia y partidos de azulgrana como para no sumar tal cantidad de errores como cometió.
El Galatasaray volvió a la carga en el último cuarto. Tyus desbordó a Faverani y adelantó de nuevo a su equipo (52-56). Quedaban ocho minutos y la zozobra azulgrana fluía desde la cancha a la grada. Pero los errores se sucedieron de nuevo y el Galatasaray, con muy poco, acabó apoderándose del juego y del marcador. Rice perdió uno de los balones definitivos y el Barcelona fue a remolque por completo en los tres últimos minutos. Su último cuarto, desastroso, evidenció su parálisis, su incapacidad para afrontar los momentos difíciles, momentos que se repiten semana tras semana para el peor Barcelona en muchísimos años.
Bartzokas: “No pienso abandonar”
La situación del Barcelona es crítica. Georgios Bartzokas, su entrenador, sigue convencido de que está capacitado para revertirla. “No he pensado en abandonar, soy un luchador. He pasado muchos momentos de dificultad en mi carrera. Realmente no recuerdo una situación tan extraña como esta. Pero no me rindo nunca”, afirmó. El entrenador griego no quiso comentar la multa de 5.000 euros con la que el club multó a la plantilla por su bajo rendimiento tras el partido ante el Bilbao. “Es una cuestión de orden interno”, dijo. El director deportivo, Rodrigo De la Fuente, fue tajante: “Bartzokas es el entrenador y no se cuestiona. Hablaremos con él y con los jugadores. Se trata de revertir entre todos la situación”
Los jugadores consideran que han quedado señalados al haberse conocido la multa que les impuso el club esta semana el club. Navarro explica: “Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Nosotros, al final, somos los que decidimos en la cancha. Pero este es un club en el que, cuando se gana, ganan todos; y cuando se pierde, pierden todos”.
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